Conozco a Christian Sanz desde hace al menos cinco años, cuando me convocó para ser Editor Ejecutivo del prestigioso periódico digital que dirige, Tribuna de Periodistas. A partir del primer día, me ofreció desinteresadamente sus conocimientos sobre investigación y me regaló —al igual que a todos los que escriben en Tribuna— el respectivo manual de Estilo del medio —el boceto de lo que era, ya que luego lo mejoramos—, donde no sólo se encuentran las reglas ortográficas y de construcción para escribir, sino también las normas éticas y morales de todos los que escriben allí.

Las obligaciones de los que trabajamos en Tribuna son de una gran exigencia. No sólo no se permite hacer "publicidad engañosa" sobre ningún tema que no sea de interés general, sino que tenemos vedado recibir dinero o donaciones de terceros.

A lo largo de estos años de arduo trabajo, hemos sufrido todo tipo de presiones y hemos superado las embestidas más fuertes: la unión y coherencia entre aquellos que trabajamos en Tribuna fueron más poderosos que el intento de callarnos una y otra vez.

En este contexto, debo admitir que Christian Sanz es una persona muy valiente y vehemente en sus convicciones personales. Suelo echarle en cara lo complicado que es trabajar con él —siempre prefiere hacerlo solo— y su escepticismo extremo, que lo lleva a la desconfianza más increíble.

Sin embargo, es alguien muy democrático, con quien puede discutirse cualquier cosa y que pone a votación todo tipo de decisión, resignando muchas veces sus propias preferencias en pos de la convivencia general.

Es uno de los pocos periodistas que he conocido que suele admitir que desconoce algún tema cuando debe hacerlo, lo cual habla de su gran humildad (la cual hace gran contraste con su fuerte mal humor).

Hace tiempo, se generó un interesante debate —a causa del intento de "infiltración" de una supuesta periodista que terminó siendo funcionaria K— sobre la idoneidad de Christian, en relación a un artículo que lo acusa de "plagio" y falta de ética en Internet, firmado por un tal Alejandro Agostinelli.

En la referida nota, se dice que Christian es un personaje mediático, que está vinculado a una página de los servicios de Inteligencia vernáculos (Seprin) y que ha plagiado un artículo sobre OVNIs.

Conociendo la manera de trabajar de Christian, especialmente su impresionante conocimiento en investigación, junto a otra colega empezamos a investigar las acusaciones de Agostinelli, punto por punto.

En ese marco, se consultó a dos abogados especializados en propiedad intelectual, Marcelo Suarez y Gastón Navarro (N. de la R: uno de ellos, Suárez, terminó siendo "Defensor del Lector" de TDP), se le pidieron explicaciones a Christian y se habló con personas que trabajaron con él en momentos en que se lo denunció por "plagiario".

Asimismo, se propuso a Agostinelli que mostrara su evidencia contra Christian y, de ser posible, que aceptara el debate que este le venía proponiendo desde hace años.

El resultado de todo esto no nos sorprendió para nada.


Sin lugar a dudas

La indagación duró casi dos meses y fue muy interesante, ya que descubrimos algunas vetas que desconocíamos sobre Christian y pudimos derribar ciertos mitos incoherentes. En fin, pudimos comprobar que la acusación contra él era totalmente falsa, no sólo por la falta de evidencia por parte de Agostinelli (hay media docena de e-mails que he intercambiado con él que lo prueban), sino también por la consulta a colegas que trabajaron con Christian (algunos incluso que no simpatizan con él) y a los dos especialistas en tema de "plagios" mencionados (ambos dijeron tajantemente que no existió "plagio" alguno de los textos analizados).

La conclusión es que la acusación contra Christian es falsa, de completa falsedad. El mero hecho de vincularlo con los servicios de Inteligencia es de una imbecilidad enorme, ya que Christian no sólo es continuo denunciador de los ineficaces espías argentinos, sino que ha señalado con nombre y apellido a aquellos periodistas que cobran de la SIDE. Respecto a Seprin, ha sido el mismo colega quien dio a conocer el lado oscuro de esa página de Internet.

Cuando se le pidió explicaciones a Christian sobre las acusaciones de Agostinelli, este organizó una reunión con casi todos los periodistas de Tribuna de periodistas —Alexis Montefiore, Diego Goldberg, Mónica Filippi y María Luisa Torres, entre otros— y pidió que le fuera preguntado todo lo que fuera necesario sobre su conducta. "No voy a responder con palabras, sino con evidencia", aseguró entonces.

Entre la gran cantidad de abrumadora evidencia, Christian esgrimió una de sus mejores vetas: varias cartas documento enviadas a Agostinelli a efectos de que "ratificara" o "rectificara" sus fuertes acusaciones. Agostinelli no sólo nunca respondió, sino que no aceptó jamás recibir ni una de las cartas enviadas (Ver CD al pie del artículo).

A esto se sumó el pedido de debate público hecho por Christian en el año 2004 y al que Agostinelli siempre se negó. En ese pedido —que fue enviado con copia a varios colegas de grandes medios—, el director de Tribuna propuso discutir las acusaciones "con evidencias en mano" y ofreció a Agostinelli que fuera acompañado por quien este quisiera para asesorarlo. Tampoco aceptó.

El pedido de debate se reiteró hace pocas semanas, a pesar del consejo de algunos colegas que pensamos que no sería productivo. "Como algunos de Uds saben, desde hace años sufro el embate calumnioso de un personaje llamado Alejandro Agostinelli (...) Durante años lo he invitado a debatir (muchos de Uds. son testigos de ello) y jamás ha aceptado. Le he enviado enviado varias cartas documento y estas nunca han sido recibidas, por lo cual le he solicitado su domicilio legal a Agostinelli, pero se ha negado una y otra vez a facilitármelo", advirtió Christian al comienzo del mail enviado a varios colegas, donde puso lugar y fecha para el mismo sin éxito, ya que nuevamente este fue rechazado por Agostinelli.

La pueril negativa de Agostinelli restó toda credibilidad posible a su denuncia. Por otro lado, como se comentara más arriba, se consultó a una decena de personas que trabajaron con Christian cuando sucedió la embestida contra él y todos han restado importancia a esta, confirmando la ética del director de Tribuna. Un mail de muestra es el de Rodrigo Ventura, quien trabajó con Christian en temas de refutación de las pseudociencias durante años y fue testigo de la pelea entre este y Agostinelli. "Con respecto a Christian, te puedo decir que siempre me demostró ser una persona íntegra, honesta, de bien (...) Con respecto a Alejandro Agostinelli, Christian siempre lo invitó a debatir cara a cara", aseguró Ventura.

Finalmente, se habló con otros periodistas de investigación. Algunos desconocían el trabajo de Christian, pero la mayoría reivindicó su valentía y honestidad para llevar a cabo sus investigaciones.


Epílogo

Luego de una profunda indagación que duró varias semanas, podemos asegurar que toda acusación proferida por Alejandro Agostinelli contra Christian Sanz es falsa, seguramente producto de su enojo por haber descubierto el director de Tribuna de periodistas que este era un "doble agente", disfrazado de escéptico pero promotor de doctrinas de dudosa ética.

A fuerza de ser sincero, debo admitir que he sido testigo personal de la calidad ética de Christian, ya que —al igual que otros colegas de Tribuna— he estado a su lado en momentos de aprietes a su persona e intentos de compra de su silencio. Una de esas veces fue en el marco de la causa por la desaparición de Jorge Julio López, donde nos ofrecieron "poner el número" que quisiéramos de dinero a cambio de dejar de investigar. Obviamente, nunca aceptamos.

Jamás Christian ha aceptado hacer algo que estuviera alejado de la ética profesional. Recuerdo sus primeras palabras cuando me pidió incorporarme al staff del periódico: "tenemos que hacer un manual de ética, urge a Tribuna, pero más urge al periodismo". Durante meses debatimos, propusimos y modificamos, hasta que lo logramos. Y fuimos el primer medio digital en tener un "manual de estilo y ética".

Si tuviera que criticar algo a Christian es su testarudez y malhumor, pero debo admitir que es un enamorado del periodismo como nunca antes había visto. Su noción de lo que es el periodismo —particularmente el de investigación— es descomunal. Más allá de su impresionante conocimiento teórico, Christian siempre logra esclarecer lo que se propone. Me consta.

No por casualidad es uno de los perseguidos por el gobierno kirchnerista —ha llegado a ser querellado— e integra la lista de los "conspiradores" contra el gobierno. Si realmente fuera un "trucho", esto jamás sería así.

Por eso, luego de analizar toda la evidencia, debo decir que mi veredicto es: inocente.

Carlos Forte