Hace aproximadamente un año y medio, Tribuna de Periodistas publicó un listado de periodistas que reciben "sobres" por parte de diversos servicios de Inteligencia. El dinero recibido por esos hombres de prensa no es gratuito, a cambio deben hacer oportunas operaciones de prensa e instalar determinados temas a pedido y piacere de las fuerzas políticas de turno.
La investigación —que provocó un tembladeral en el pequeño mundillo periodístico— se basó en dos años de indagación por parte de cuatro periodistas de este medio y un oportuno cuestionario secreto enviado a los colegas más conocidos del ambiente.
De allí surgieron interesantes sorpresas, ya que se pudo comprobar que eran muy pocos los periodistas que no cobraban dinero sucio. Por otro lado, se descubrió un tópico desconocido para los que hicieron —hicimos— la indagación: muchos de esos periodistas cobraban también para ensuciar a colegas independientes.
De esa manera, pudo saberse, por caso, que los ataques hechos al presidente del grupo editorial Perfil, Jorge Fontevecchia, se habían financiado con dineros públicos. De la misma manera se descubrieron una veintena de ataques rentados contra periodistas independientes de la talla de Nelson Castro.
En el mismo sentido, aunque con menor pretensión, se atacó al director de este periódico, Christian Sanz, a pedido del kirchnerismo. Por caso, revista Veintitres lo acusó en su momento de "golpista", un calificativo imposible de sostener en boca de cualquiera que conozca a Sanz.
En el mismo sentido, Página/12 bajo la pluma de una periodista que anteriormente había sido denunciada por este medio de cobrar de la SIDE, acusó a Sanz de "antisemita", también de manera infundamentada. Basta ver, por caso, los artículos que ha escrito el director de Tribuna sobre el interminable conflicto árabe-israelí y sobre el atentado a la AMIA.
En realidad, los ataques son de esa magnitud porque no hay nada de lo que se lo pueda acusar seriamente. Sanz no cobra dinero bajo mesa por parte de nadie, cumple todas sus obligaciones —fiscales y de las otras— y jamás se aparta de la ética en su trabajo.
El kirchnerismo lo ha perseguido —lo han hecho con varios de nosotros— de toda manera posible: lo han investigado, han hablado con antiguas parejas de él y hasta con familiares con los que no tiene diálogo, pero nada han encontrado para ensuciarlo. Ahí es cuando aparece la difamación sin sustento.
Y si hablamos de acusaciones insustentables, uno de los personajes históricos que suele atacar al director de Tribuna se llama Alejandro Agostinelli (1), un oscuro personaje que se autotitula periodista —sin serlo— y que cobra mensualmente su pertinente y jugoso "sobre" de dinero por parte de la Inteligencia local. Eyectado de Editorial Perfil el 31 de mayo de 2007 —probablemente a causa de esos "sobres"—, Agostinelli camina infructuosamente por los pasillos de los medios sin que nadie se apiade de sus ruegos por conseguir trabajo, lo cual lo ha llevado a escribir en un paupérrimo blog de Internet, perteneciente a un diario que hace operaciones sucias para un sector del kirchnerismo.
Lo interesante es que Sanz recibe desde hace años las injurias —poco serias— de este personaje, al que envió varias cartas documento sin que este se dignara siquiera a responderlas. De la misma manera, este cronista —yo— invitó a Agostinelli a debatir con el director de este medio de manera abierta y respetuosa. Tampoco lo aceptó.
Posiblemente, Agostinelli supiera con lo que se iba a encontrar en el marco de ese debate y por eso no accedió. Sabía que allí se agotaría la mentira y tendría que dar explicaciones por el dinero sucio percibido a lo largo de los años, ¿cómo enfrentarlo?
Pocos saben que Agostinelli factura como autónomo —en la categoría "Servicios de Agencias de Noticias y Servicios de Información"— para encubrir esos pagos serviciales que recibe desde hace años a cambio de sus operaciones. Años antes se hizo célebre también por cobrar dinero, pero esa vez por parte de un conocido grupo sectario, en el marco de su participación en el Centro Argentino para la Investigación y Refutación de las Pseudociencias (CAIRP).
Es interesante mencionar que el CAIRP era una organización que trabajaba de manera destacada en el esclarecimiento y combate de doctrinas irracionales y pseudocientíficas, incluso enfrentando a los peligrosos grupos sectarios. Pero un día Agostinelli cambió su postura y pasó, de atacar a las sectas, a defenderlas. ¿Qué había sucedido? un oportuno "sobre" había llegado a sus manos. A partir de ese momento, su combate ya no fue contra las sectas, sino contra... ¡el propio CAIRP!
No cesó Agostinelli en su trabajo hasta que logró sepultar a tan prestigiosa organización, no vacilando en falsificar un documento público para hacerlo, lo cual configuró un grave delito penal. Los antiguos —y destacados— miembros del CAIRP jamás se lo han perdonado.
Actualmente, para poder seguir cobrando sus "sobrecillos", Agostinelli abrió el mencionado blog.
El que lo dice lo es
Agostinelli intenta golpear a Christian Sanz con tan poco tino que le endilga sus propias conductas y lo acusa de cosas imposibles. Por ejemplo, lo señala de cobrar de la ex SIDE, siendo Sanz uno de los pocos —sino el único— periodistas argentinos que se animó a denunciar a sus propios colegas por semejante conducta (2). Es obvio que Agostinelli intenta reflejar en el director de este medio su propia conducta antiética, lo cual no logra ni remotamente, ya que Sanz es un viejo enemigo de los servicios de Inteligencia argentinos, al igual que todos los que trabajamos en este periódico.
Ese mismo "espejo" aparece en la acusación que Agostinelli hace al director de Tribuna al acusarlo de "plagiario", calificación insólita si tenemos en cuenta que se trata de un respetado profesional que escribió seis libros de investigación y cientos de artículos de denuncia, muchos de ellos reproducidos por prestigiosos medios de todo el mundo. En ese sentido, es dable mencionar que el propio Agostinelli es un voraz plagiador de notas de terceros, las cuales retoca levemente para disfrazar su delito. Su suerte radica en que escribe siempre sobre temas intrascendentes, lo cual hace que pocos presten atención a sus artículos.
De esa manera flotan y naufragan las acusaciones de este personaje en el mar de la inmundicia. No casualmente fue abandonado por su propia esposa por algunas de sus cuestionables conductas privadas, las cuales no merecen ser reproducidas aquí.
Hay un dato final que no debe ser obviado como corolario de este artículo: Christian Sanz ha elegido enfrentarse al poder desde siempre, cueste lo que cueste y siempre desde la más estricta ética. Ha enfrentado al menemismo, al delarruismo, al duhaldismo y al kirchnerismo.
Por el contrario, Alejandro Agostinelli ha elegido ponerse en la vereda de enfrente, aliándose con los mismos delincuentes que atacan a Sanz. En este caso, los Kirchner.
Esa mera elección habla a las claras de quién es uno y quién es el otro. No hay más que decir.
Carlos Forte
(1) Alejandro César Agostinelli, CUIT 20-16639423-7, nacido el 29/04/1963 y domiciliado en San Mateo 3758 PB B. Posee en el BBVA Banco Francés una caja de ahorro en pesos y otra en moneda extranjera. También posee una cuenta corriente en pesos. Es asimismo deudor incobrable del Instituto Mandatario de Recaudaciones S.A.
(2) La cadena de la felicidad, periodistas que cobran de la SIDE
me llama la atención la infinidad de calificativos que abundan en esta nota. no me importan ni el tal agostinelli ni el tal sanz, pero me parece de dudosa calidad la nota en si....sin ánimo de ofender, aunque se que así será. tendenciosa... por otra parte, para ser considerado periodista no hace falta tener tal título, sino ejercer la profesión por un lapso de tiempo determinado. aunque les duela a los que han gastado tiempo y dinero en conseguir un título...