Es sabido que todo gobernante debe
dedicarse, básicamente, a tres aspectos fundamentales, el social, el político y
el económico.
También es sabido que se deben “atacar” estos tres frentes de
forma equitativa, como si se tratase de un triángulo aquilátelo, ya que
si se desarrolla uno más que otro seguramente se producirá un defasaje que a
medio o largo plazo producirá algún desequilibrio puesto que, directa o
indirectamente, están relacionados entre sí.
Tampoco es ninguna novedad que el gobierno kirchnerista,
tanto en su primer período como en el actual, ha fracasado rotundamente, por lo
menos hasta ahora, en los tres frentes.
Muestra de ello serían, sólo por citar algunos casos, el
manipuleo del índice inflacionario y la sensible baja del crecimiento económico
—aunque el gobierno se empeñe en decir otra cosa—, la infinidad de conflictos
laborales, estudiantiles, etc. y, por último, el autoritarismo, hipocresía y
soberbia con que estos se dirigen hacia la oposición y especialmente al
periodismo generador —según Néstor, Cristina, y los obsecuentes que los
secundan— de todos los males que nos aquejan.
Aunque bien podríamos sintetizar esta suerte de desgobierno
con dos ejemplos claros y contundentes: El crecimiento geométrico de la
inseguridad y la incapacidad o negligencia para resolverlo y, por supuesto, el
conflicto con el campo, donde quedó plasmado de forma indiscutible el accionar
de los K tanto en lo político como en lo económico y lo social.
Pero si todavía le queda alguna duda, no hace falta más
que recurrir a cualquier encuesta —por más que esta sea oficialista— para
corroborar el fracaso obtenido hasta estos días.
Realmente, remontar esta situación para Cristina, que es
Kirchner, no es o será una tarea fácil, ¿qué debería hacer entonces? Comencemos
por lo social:
En primer lugar, tanto el sistema tributario, como el
jubilatorio, son totalmente regresivos, deficientes y corruptos, lo que a su vez
genera una sociedad cada vez más violenta e intolerante, un escepticismo
político galopante y un sistema de seguridad deficiente por donde se lo mire,
tanto en las fuerzas de seguridad como en la Justicia. Cada uno de estos puntos
debería ser el “enemigo” del gobierno, no el agricultor, el ganadero, el
comerciante, el estudiante, etc.
De paso, no nos olvidemos cuál es la razón de ser del Estado:
Seguridad, Justicia, Salud y Educación. Esto es por lo que el Estado se
justifica. Sin estas cuatro cosas, el Estado pierde razón de ser. Para eso
son los impuestos, para nada más.
Por lo tanto, algo saludable sería reestructurar todo el
sistema burocrático-administrativo y realizar una profunda reforma tributaria,
especialmente en el perverso sistema de coparticipación, para cobrar los
impuestos que corresponde, de la manera que corresponde y destinarlos donde
corresponde.
Sigamos con el aspecto económico:
Aquí, la situación, aunque no lo parezca, es mucho más
sencilla. Por lo pronto, si se comienza con una reforma tributaria, esto no sólo
repercutirá en lo social, también en lo económico, generando así un circulo
virtuoso que en determinado momento desembocará en la generación de una
industria nacional próspera y moderna.
Lógicamente, esto deberá ir acompañado de obras de
infraestructura, y es aquí donde comienza a funcionar el “círculo virtuoso”, sin
dejar de lado, especialmente, los mercados externos, como el MERCOSUR y tratados
con la Unión Europea para esos productos.
Finalmente, llegamos al campo político:
Este es, sin dudas, el punto más fácil de superar, pero como
estamos hablando de los Kirchner parecería el más difícil, casi imposible.
Una mejora en lo político se lograría, sencillamente,
manteniendo buenas relaciones internacionales con potencias, pero sobre todo,
con países vecinos, tan importantes para el mercado interno y para la “paz
regional”, como Uruguay, Brasil o Chile, y no realizar negocios de dudosa
credibilidad con personajes como Hugo Chávez, como por ejemplo, la venta de
bonos a intereses usurarios del 15%.
Otro punto fundamental sería mantener un dialogo normal,
razonable y fluido, tanto con la oposición como con la prensa, y no tratar de
invertir, permanentemente, “la carga de la prueba” y culpar a los demás de los
errores propios.
Como se podrá apreciar, no es muy difícil revertir la
actual situación el gobierno kirchnerista, que en definitiva sería revertir la
situación de los argentinos, y no ocuparse de viajes inútiles, proyectos
faraónicos y ridículos, o una supuesta “política de derechos humanos”, que
solamente sirve para desviar la atención de la gilada y que en realidad
no existe, y día a día crecen la mortalidad infantil, la inseguridad y la brecha
entre ricos y pobres se hace cada vez más grande.
Pero como ya dijimos, estamos hablando de los Kirchner, y
como decía mi abuela, no hay peor sordo que el que no quiere escuchar, aunque
pensándolo bien, y tratándose Néstor y Cristina, sí lo hay, y es aquel sordo que
además de no querer escuchar, tampoco quiere ver.
Pablo Dócimo