Como lo hemos citado en varias oportunidades, a esta
altura de los acontecimientos no es ningún secreto —incluso podríamos decir que
se ha convertido en un clásico—, el gobierno de los Kirchner sigue adelante con
su derrotero de anuncios, en su inmensa mayoría ficticios y en algunos casos
inútiles, como la creación de la canasta navideña a nueve pesos o, el más ambicioso, el
plan para la compra del primer auto a precios populares, pasando por los
créditos para vacaciones.
Ahora llegó el turno de las amas de casa, y como regalo de
navidad se anunció el “plan canje de heladeras”.
De más está decir que todavía nadie sabe cómo se
implementará este nuevo plan anunciado, una vez más con bombos y platillos.
Todas estas supuestas medidas, no hacen más que demostrar
el desconcierto en el que está inmerso el gobierno nacional que, para decirlo
más gráficamente, se parece más a un gato entre la leña, como dice el dicho
popular, que un gobierno que debe tomar decisiones serias y reales para guiar
los destinos de una Nación. Dicho sea de paso que, si analizamos las últimas
decisiones oficiales, estas son realmente preocupantes, como por ejemplo el veto a la ley de
protección de glaciares —algo realmente inentendible, máxime, teniendo en
cuenta el “compromiso” de los K con las cuestiones patagónicas—, la apropiación
de los fondos de las AFJP, la estatización de Aerolíneas Argentinas, o la
vergonzosa Ley de blanqueo de capitales.
En todos los casos, llaman la atención dos puntos: en
primer lugar, algunos meses atrás, a ningún miembro del Frente Para la Victoria
se le hubiese siquiera pasado por la mente alguna de estas medidas, salvo la
estatización de Aerolíneas.
El segundo es que, todas, absolutamente todas, son medidas
orientadas a un solo fin, recaudar más sin importar cómo.
Un caso contundente es haber vetado la ley de protección de
los glaciares permitiendo la explotación de minerales sin tener en cuenta lo
perjuicios ambientales que esto genera, y ni hablar del blanqueo de capitales,
el manotazo a las AFJP e, incluso, la expropiación de Aerolíneas Argentinas.
Hace pocas horas, el ex fiscal Julio César Strassera, en
declaraciones a Radio Brisas de Mar del Plata, aseguró que "El Parlamento es lo
peor de la Argentina", y definió a los ediles como "los escribanos de la Casa de
Gobierno", en referencia a los legisladores por no reformar leyes penales para
que la Justicia pueda emitir determinadas sentencias. Y en cierta medida tiene
razón, aunque se le pasó por alto profundizar la crítica, ya que el Congreso de
la Nación no es sólo responsable de esos errores, sino de casi todos,
especialmente, los representantes del kirchnerismo, que votan obsecuentemente
todo lo que Néstor Kirchner les ordena.
Pero en definitiva, debe ser que NK debe tener algo
especial, sino ¿cómo se explica que hace apenas cinco meses, quien le había
sugerido a Cristina que renuncie tras la derrota por el “voto no positivo” de
Julio Cobos, y estaba prácticamente al borde del precipicio político, hoy —además de haber logrado sancionar leyes totalmente delirantes como las
expropiaciones de los fondos de las AFJP y Aerolíneas, el blanqueo de capitales
y el veto a la ley de protección de glaciares— esté en el centro del ring político nuevamente haciendo alarde de sus logros, además de permitirse anunciar
planes que nunca se cumplirán? y, como si todo esto no fuera suficiente, generar
un conflicto permanente con el vicepresidente.
Evidentemente, y siguiendo con los dichos populares, la
culpa no es del chancho, —o pingüino, si usted prefiere— es del que le da de
comer.
La única duda, en este caso, es quién le está dando de
comer al pingüino ¿el Congreso o el pueblo?
Pablo Dócimo