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De Martínez de Hoz a los Kirchner

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REALIDADES, FANTASÍAS Y AJUSTES
REALIDADES, FANTASÍAS Y AJUSTES

    Cuando los cambios de gobierno traen consigo también modificaciones en la política económica, la historia argentina muestra una fórmula invariable. El nuevo elenco de funcionarios gobernantes se encarga de revelarle al pueblo de la Nación que todo lo que se había vivido hasta entonces era solamente una "fantasía" y que las medidas económicas que se decidieron aplicar en su reemplazo representan la "realidad".

 

    La devaluación y el ajuste tarifario de Celestino Rodrigo fueron la dosis de "realidad" para acabar con la "fantasía" de la "inflación cero". La combinación de precios libres y salarios congelados fue la "realidad" con la que Martínez de Hoz barrió la "fantasía" de la agonía de Isabel y Mondelli, así como posteriormente Sigaut se encargó de hacer lo propio y transformar al ministro fuerte de la dictadura de "realista" en "fantasioso" al sepultar las minidevaluaciones de la "tablita" con un aumento del 30 por ciento en la cotización del dólar. Lo mismo le cupo a la Convertibilidad de Cavallo, que de "realista" para terminar con la hiperinflación degradó en "fantasiosa" cuando Duhalde, Remes y Lavagna devaluaron y pesificaron.

    Del repaso precedente se desprende que el tránsito de la "fantasía" a la "realidad" viene de la mano de ajustes que se distinguen unos de otros por su nivel de brutalidad. Léase: hasta qué porcentaje se devalúa, o hasta dónde se aprieta el torniquete salarial a los trabajadores.
    De cara a un futuro que para muchos no parece demasiado lejano, cabe preguntarse cuándo será el momento y cómo será el ajuste que disponga la transformación de la presente "realidad" en una "fantasía"... tarea para la que los últimos aumentos tarifarios se presentan como un inquietante anticipo: las transferencias al sector privado aumentaron nominalmente en el primer bimestre un 12 por ciento, es decir cayeron en términos reales, contra el 76 por ciento de todo el año pasado. De todos modos, ese ajuste parece insuficiente si se tiene en cuenta que, despojado del sector previsional, el superávit primario del Tesoro Nacional prácticamente se esfumó.
    En las elecciones del 28 de junio no se elegirá un nuevo gobierno, pero los reacomodamientos hacen prever que las relaciones de fuerza en el Congreso sufrirán una modificación, a juzgar no solo por el quiebre de la hegemonía kirchnerista dentro del justicialismo, sino también por la aparición, en diferentes flancos del espectro político, de agrupaciones y personajes con muchas más posibilidades que en 2005, año en el que el oficialismo se alzó con la mitad de las bancas en disputa. Como en el mundo del espectáculo, en política tampoco lo importante es llegar sino mantenerse.
    Detrás de esos cambios en materia política, subyace una realidad económica que marca el progresivo deterioro de todos los fundamentos que dieron sustento al kirchnerismo. Por lo pronto, los datos de las aceiteras nucleadas en CIARA muestran que en el primer trimestre del año las liquidaciones por exportaciones del rubro cayeron 650 millones de dólares respecto del mismo período de 2008. El fenómeno de los últimos días, que permitió una baja en la cotización del dólar, no tiene el resto necesario para conformar un cambio de tendencia: las estimaciones dan cuenta de una cosecha de soja inferior a la campaña anterior en unas nueve millones de toneladas. O, si se prefiere, unos 1.100 millones de dólares menos en retenciones sólo en aceites. De esa forma, el Fondo Federal Solidario nacerá con 170 millones de dólares menos para las provincias y los municipios que lo previsto, si es que hubo previsiones, a lo que habrá que añadir lo perdido por la soja sin elaborar y pellets y otros derivados.
    Por otra parte, desde fines de 2008 que la evolución real de la recaudación tributaria muestra un crecimiento inferior al de la inflación, disimulado tras la estatización de las AFJP por la incorporación de fondos previsionales que antes no se computaban y, desde febrero, por la reducción a la nada de los reintegros por exportaciones. Las perspectivas para los próximos meses no dejan lugar al optimismo: la recesión afectará los ingresos por IVA DGI, que sólo crecerán por efecto de la inflación y la desocupación, la informalidad y eventuales aumentos "no remunerativos" hará algo similar con la recaudación previsional. Pero nada de eso será decisivo al lado del gran agujero negro que representará el comercio exterior, con caídas tanto por retenciones cuanto por IVA DGA, es decir importaciones.
    Para el mediano plazo, en el Gobierno lamentarán haber matado a la gallina de los huevos de oro. Una caída de la producción de granos del 25 por ciento en un año tendrá efectos múltiples, no sólo en la recaudación y no sólo en 2009. Por lo pronto, será difícil continuar con una lógica política basada, precisamente, en los ingresos del agro, más allá de las declamaciones. Treinta millones de toneladas menos se harán notar indefectiblemente en la liquidación de exportaciones y en los ingresos por retenciones.
    ¿Habrá que apelar, entonces, a un nuevo capítulo de "realismo"? Por lo pronto, INDEC mediante, no será muy difícil catalogar de "fantasiosas" algunas estadísticas oficiales. Pero un problema marca la diferencia respecto de los ejemplos anteriores. Faltan dos años y ocho meses para la finalización del actual mandato presidencial, demasiado tiempo para esperar que el ajuste lo haga otro.

Marcelo Bátiz

 

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