Reflexionando acerca de lo que nos pasa, rememoraba ese latiguillo “No te quejes de lo que pasa si lo dejas pasar”, con el que finalizaba mis programa de radio Soluciones, hoy ya no emitido debido a las dificultades que implicaba tener ese medio de comunicación.
Me pregunto, ¿qué opciones tenemos para el 2011, año que, en otro orden de cosas, está demasiado cercano? ¿Cómo no pensar en esa elección con el nivel de candidatos que ostenta nuestra realidad política contemporánea si, gane quien gane, siempre perderemos nosotros? Por atomización de los partidos, sus luchas internas o desinteligencia en sus estrategias, siempre perdemos nosotros, los ciudadanos.
En todas las reuniones donde participo, de tipo laboral, político, reuniones familiares o de amigos, etc., no he escuchado a nadie con una firme convicción ante las preguntas “¿a quién votarías?” o “¿quién te parece el mejor?”
En realidad a esta altura de las cosas, todos me manifiestan que no saben a quién votar, que hay demasiada incertidumbre.
Considero que el mito de izquierda y derecha está fundamentado desde siempre en motivos divisorios, cuando la única división admisible parecería ser la de honestos y deshonestos, patriotas o traidores, nacionalistas o entregadores del territorio y sus riquezas, preocupados por la pobreza o usando a los pobres, mintiendo permanentemente o aceptando los reclamos. En fin, todo lo que ya sabemos.
Sin embargo, toda vez que alguien expresa lo que nos está pasando, el poder político de turno responde instalando la idea de que uno intenta “desestabilizar”, cuando en realidad lo único que uno hace es exponer la realidad.
Hoy nuestro país se encuentra sin defensa militar, económicamente dominado por la deuda externa, industrialmente dependiente de empresas extranjeras. La comercialización de materias primas está mayoritariamente en manos de monopolios que no dejan en el país los réditos resultantes de la explotación de nuestros suelos, agravados por el caso del saqueo minero a cielo abierto, por el envenenamiento del bien más preciado de la humanidad que es “el agua.”
¿Y los planes sociales? ¿de qué planes sociales hablamos? ¿de los que hacen a la gente parasitaria, dependiente, esclava, sin autoestima, sumisos ante la inequidad? Un verdadero “Plan Social”, es un plan de trabajo, de inclusión social, de proporcionar a la población igualdad de posibilidades, de verdadera educación, de efectiva seguridad.
Ahora bien, ¿es que acaso yo estoy descubriendo la verdad revelada? Obviamente que no, solamente estoy repitiendo las palabras y el pensamiento de la mayoría de la población, no olvidemos que más del 70 % de los ciudadanos votó en contra de este tipo de “modelo”.
Otra perlita, “el modelo”, ¿cuál modelo? Resulta absurda la arenga desde el poder respecto a que hay que defender “este modelo” o viene “el caos de la derecha” ¿De que derecha me hablan, si tanto la izquierda como la derecha forman parte un todo? ¿O podríamos funcionar con un solo lado, es decir una pierna y brazo izquierdo o en su defecto derecho? si cuando cambiamos de posición o giramos 180 º todo lo que estaba a la derecha queda donde estaba la izquierda y lo que aparecía a la izquierda queda a la derecha.
Para ilustrar esto veamos que basta con preguntar por una calle; aquél que está enfrente nuestro, para que nos señale a su derecha o su izquierda, lo que no son precisamente las nuestras.
Tenemos que analizar qué queremos los de la “izquierda” o los de la “derecha” y veremos que nuestras coincidencias son múltiples, pero no obstante eso seguimos divididos. Me interrogo, si la mayoría queremos lo mismo, ¿qué nos pasa que no lo logramos?, ¿cuáles son la razones concretas de nuestra frustración?, ¿la falta de unidad, la falta de comunicación, los medios, los gobiernos de otros países, el poder económico, los narcotraficantes, la globalización? ¿o tal vez nosotros mismos?
En lugar de decir como NK “¿qué te pasa Clarín?” yo digo “¿qué nos pasa argentinos?” ¿qué pasa que seguimos de fracaso en fracaso, que pasamos de estar entre los primeros lugares del mundo, a comienzos de 1900, en la posición económica y educacional, en el nivel de vida, con una gran clase media, a ser uno de los que mas corrupción mantienen, con el puesto 106 sobre 180 países encuestados, con un gran porcentaje de pobreza y desocupación, con problemas de vivienda, con proliferación de villas, con personas que revuelven la basura para subsistir y ni hablar del aumento de la inseguridad demostrada a diario?
Me pregunto y lo pregunto, ¿qué debemos hacer con un país rico lleno de pobres, para cambiar la educación?,….. tal vez expresarnos a través de la participación en un Proyecto Nacional.
Quien encare, difunda y lleve a cabo este Proyecto Nacional, tendrá un enorme apoyo, será como el resurgir de la confianza, del optimismo, de la vida o el “para qué” vivir.
Sin ir más lejos en casi todos los reportajes a jóvenes delincuentes, estos afirman que la vida no les importa, que están jugados, etc. Claro, ¿qué otra cosa se puede recoger, cuando se siembra la desesperanza?, la misma desesperanza que se enuncia en la falta de participación y compromiso con el “total qué podemos hacer”. o “esto no tiene solución”, o “Ya no se puede hacer nada”.
Lo mismo que cuando se dice “de la droga no se sale”, no es para que no se “entre”, sino para que no se intente salir, que efectivamente es una lucha interna muy costosa, no me quedan dudas, pero que si se intenta se logra.
A quienes lean este artículo, les pido que usemos esta vía de comunicación que nos está disponible ”todavía y por ahora”, para formar una red nacional e intentar salir de este estado de marginación intelectual, desmotivación, indiferencia, que nos paraliza y nos hunde cada día más.
Estemos en contacto y veamos cómo podemos elegir a aquellas personas honestas, bien intencionadas, capaces, que nos representen verdaderamente.
Todavía estamos a tiempo.
Walter A. Gazza