"La principal preocupación de la administración Obama es el desempleo, y mientras exista una tasa de desocupación del 10 por ciento en los Estados Unidos, que es muy elevada para nuestra economía, no habrá posibilidades de un aumento en la tasa de referencia. La FED y el gobierno de los Estados Unidos tienen claro que el desempleo es la cuestión más importante a resolver. La inflación es controlable pero con un elevado desempleo no va a ser posible una recuperación económica".
Así se expresaba un importante ejecutivo de una compañía norteamericana luego del encuentro que mantuvieron casi un centenar de hombres de negocios con el enviado de la Casa Blanca, Arturo Valenzuela.
La decisión de la FED de mantener las tasas, junto con la aprobación de Ben Bernanke para otros cuatro años al frente del organismo, trazaron un horizonte de tranquilidad y previsibilidad para la comunidad financiera.
Ambas resoluciones constituyen un trampolín para una recuperación paulatina del dólar y mientras suba el dólar frente a otras monedas, comenzará también un lento proceso de baja, para desinflar la burbuja especulativa que se montó sobre los commodities.
Con los commodities en baja, suben los problemas financieros y fiscales para la Argentina, de allí la urgencia del ministro Boudou por cerrar un acuerdo con los holdout y acelerar el pago de vencimientos, aunque para ello debió utilizar las reservas del Banco Central, aumentando la vulnerabilidad de la nación.
Lejos de demostrar fortaleza y más allá de la dudosa legalidad de la medida ?hay límites a la asistencia del Tesoro por parte del BCRA?, la administración Kirchner coloca en una posición muy débil al país. Esta es la segunda vez, en menos de tres meses, que el gobierno echa mano a las reservas del BCRA. A fines de septiembre se apropió de los recursos extraordinarios girados por el Fondo Monetario Internacional, para fortalecer el sistema de reservas. Unos 2.850 millones de dólares que se esfumaron en gasto público improductivo.
Los problemas financieros del país están siendo retroalimentados por el desborde del gasto público que crece muy por encima del PBI nominal, una situación insostenible en el tiempo.
No se trata de una emergencia y mucho menos un episodio aislado. La rigidez que presenta el gasto público debido al destino de los fondos, hace difícil cualquier intento de recorte de las erogaciones y se convierte en la puerta de entrada al déficit fiscal.
En la actualidad, la base monetaria representa unos 31.000 millones de dólares, mientras que las LEBAC ascienden al equivalente de unos 12.000 millones de dólares. A esto hay que restarle unos 5.000 millones de dólares provenientes de operaciones financieras con el Banco Internacional de Ajustes de Basilea, lo que arrojaría un total de casi 48.000 millones de dólares, equivalentes al total de reservas brutas con que cuenta el país.
Nobleza obliga: ¿de dónde salen los 6.569 millones de dólares que según el gobierno son de libre disponibilidad, para constituir el Fondo Bicentenario? Otra vez el marketing para justificar una decisión cuanto menos cuestionable.
Pero el desempleo no es sólo un dolor de cabeza para Washington sino que a nivel local se está convirtiendo en un problema que escapa a su manejo. Las perspectivas de baja en el desempleo son nulas y a pesar de las proyecciones de crecimiento para 2010, la recuperación de los puestos de trabajo perdidos durante 2009 será muy tenue.
Casi dos millones de personas se encuentran sin empleo mientras que casi 7 millones de personas está trabajando en el sector informal, lo cual implica que alrededor de la mitad de la población no encuentra salida laboral.
A esta situación se le suma una legislación laboral muy rígida y un régimen sindical que disuade la toma de personal.
Este problema dejó de ser coyuntural y se transformó en estructural. Esto revela otro de los aspectos para los cuales el modelo no tiene solución.
Paralelamente, en las últimas semanas ha recrudecido de manera muy acentuada la suba de precios en productos de primera necesidad, pero también en servicios.
Los alimentos verifican subas importantes que superan el 10 por ciento. De la misma manera, los servicios y algunas tarifas han mostrado subas que no responden sino al retraso acumulado como consecuencia de los operativos de control policíacos oficiales y a los congelamientos dispuestos desde 2002.
En otras palabras, el gobierno ha liberado presión del sistema de precios relativos para evitar un estallido de proporciones incalculables.
De esta manera, la inflación va camino a encontrar una meseta en torno del 20 por ciento anual, una cifra muy delicada para cualquier economía, deja de ser un episodio coyuntural y se transforma en un problema estructural.
Déficit fiscal, desempleo e inflación vinieron para quedarse y vuelven a azuzar al país, ahora, de la mano de la administración Kirchner, levantando la bandera de los '70...
Miguel Ángel Rouco
DyN