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Postales del sistema socioeconómico de nuestros días

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(Y LA SOCIEDAD QUE PERMITE)
(Y LA SOCIEDAD QUE PERMITE)

El capitalismo como régimen socio-económico sustentado en la intencionalidad de dominación que conocemos como “imperialismo”, el que en su nueva concepción de un Estado reducido a su máxima expresión denominamos “neoliberalismo”, determina un comportamiento de los mercados definido como “globalización”.

 

Este sistema, donde es fácil apreciar que aquellos conceptos a los que se suele tratar por separado, no son más que sus componentes esenciales, fundamenta muchas de sus conclusiones en métodos equivocados, o al menos no tan precisos como se pretende demostrar.

El instrumento con el que el capitalismo mide el crecimiento económico es el PBI, sin embargo, podríamos pensar en qué realidad objetiva podría reflejar un PBI en cuanto al bienestar de los habitantes de un país, su mejora en la calidad de vida, cuando en el preciso instante en que los indicadores nos cuentan que la economía está creciendo. Muchas veces incluyendo burdas manipulaciones en la esencia de sus cálculos, las personas se quejan de que sus ingresos no les alcanzan, la inseguridad es insostenible, el sistema de salud está agonizando o el problema habitacional sigue siendo un problema.

Asimismo, que un Estado incremente su gasto público no es garantía de nada, ya que si bien ese gasto implicaría incremento en la producción de bienes y servicios, lo que supondría una mejora económica, si lo hace de manera ineficiente, con mala calidad o de un modo arbitrario, esa mejora económica no sería tal.

Pero el quid de la cuestión no solamente está en lo falso de las teorías, los modelos y los instrumentos de medición, sino en la “complejización” innecesaria del proceso de racionalización, que lo único que hace es oscurecer en lugar de aclarar.

Hay demasiados teóricos “teorizando” sobre un mismo tema, muchos otros hartos de que los que se suponen expertos, teoricen, pero sin resolver nada por aplicación de políticas inadecuadas (los resultados saltan a la vista), de modo tal que siempre son las mismas clases sociales las que salen perjudicadas.

Asimismo, hay mucha gente clasificada en los rubros “demente”, “ignorante” o “idiota”, porque intentan expresar que mientras unos cuantos tecnócratas con excesos de bienes a su disposición divagan y discuten estérilmente sobre métodos o interpretan resultados, cientos de miles de otros seres humanos se están muriendo de hambre  por no poder acceder a una mínima y elemental atención médica.

Hoy ya no es posible aseverar si el emperador va o no desnudo, hay demasiadas teorías sobre el traje del emperador, otras tantas sobre su desnudez, y en medio del dilema los vendedores de humo lucrando con remeras cuya inscripción reza “yo vi el traje del emperador”, mientras otro competidor en la vereda de enfrente vende las mismas remeras pero con la leyenda “aguante el emperador”, en una clara intencionalidad por desviar el eje del problema cumpliendo órdenes estrictas de intereses espurios que son los que le otorgan las dádivas para que cumpla ese rol, “engañar y confundir a todos los que sea posible”.

Y esta es la postal del sistema socio-económico en el que transcurren nuestros días. Parecería que hubiéramos evolucionado a un estado de cosas en el que las únicas leyes comprobables son las de Murphy: “si algo puede tener una resolución factible, de seguro no será fácil resolverlo”; “si algo es de rápida comprensión, nadie lo entenderá”; “si en un problema sólo basta aplicar el sentido común, de seguro primará la idiotez colectiva generadora de interminables discusiones estériles que conducen a la nada”. Y así miles de reglas que quedan en evidencia toda vez que escuchamos a nuestros geniales representantes gubernamentales justificar las barbaridades que cometen.

Paralelamente  a esto, muy pocos son los que se toman el trabajo de contrastar la información que estos “eruditos” exponen, sea por desconocimiento de dónde y cómo buscar o por desidia y comodidad, con lo cual, cualquier gaznápiro que en nombre del  poder político de turno, ostentando un cargo público por acomodo y no por capacidad; salga a defender las estupideces que se cometen en nombre de la democracia o del “modelo”, ni siquiera registrará los papelones que protagoniza a diario frente a quienes verdaderamente entienden y otros que de todos modos intuyen.

Pero lo concreto es que en todo este dislate, siempre son los mismos los perjudicados. Los ricos se hacen más ricos y los pobres se hacen más pobres. Los ricos viven más y mejor y los pobres se mueren antes y lo poco que viven se desarrolla en torno a la miseria, privaciones y frustraciones de todo tipo.

Tan tergiversado está todo que mientras un pobre es sólo un número dentro de un monstruoso esquema estadístico, un rico, aunque sea un perfecto imbécil, es el Sr. Fulano de Tal, y son varios los que se hacen llamar “doctores” sin haberse graduado nunca de nada, o haber obtenido un título pagando por él, simplemente por tener oportunos contactos de idéntica naturaleza deshonesta que la suya.

El trabajo de quien trabaja, es esforzarse cada día más para poder sostener algo de lo poco que tiene, porque encima su sacrificio cotidiano es sobrecargado con impuestos y más impuestos que le devuelven a cambio servicios públicos cada vez mas inútiles o simplemente inexistentes, porque los ricos deben hacerse más ricos mediante la especulación y el engaño.

Cualquiera, cuya única habilidad sea la interpretación actoral, con un mínimo cursillo de oratoria y la memorización de un par de frasecitas estructuradas con palabras rimbombantes, juega a ser presidente de una nación y hace creer a miles que es una “mujer muy inteligente” a la vez que tiene cónyuges que se graduaron de abogados parecería que al sólo efecto de lucrar en el ejercicio de la política en su versión más sucia y dedicarse a los peores negociados en detrimento del resto de sus compatriotas. Y a esos se les ha dado la posibilidad de ostentar varios cargos públicos, hasta la Primera Magistratura de la Nación.

Lo más lamentable de todo es que no es el único caso, y tampoco somos el único país que cría estos engendros para luego convertirlos en presidentes.

Sin lugar a dudas el proceso de racionalización está demasiado enrarecido, aunque por lo pronto, los nuevos modelos de personalidad aspirantes a ocupar esos cargos no son mejores, lo cual indica claramente que en breve muchos volverán a lamentarse por los mismos flagelos.

¿No resulta oportuno replantearse que esa concepción de que el mundo está habitado por ignorantes retrasados incapaces de salvarse a sí mismos, por lo cual necesitan “salvadores”, es una (millones de veces validada), burda falacia?

Estos salvadores, que a lo largo de la historia han decidido que lo mejor para nosotros era condenarnos a más pobreza y marginación por una interminablemente ilegítima deuda externa. Que la presión tributaria que debíamos soportar debería crecer de manera exponencial para que cada día alcance menos para gastar en sus inescrupulosos caprichos personales, mientras se reducen nuestras posibilidades de salud, educación, seguridad, etc. a polvo. Que debíamos ser expoliados por las grandes corporaciones mientras ellos se llenan los bolsillos negociando en nuestro nombre, en detrimento de todo el ecosistema mientras se roban todos nuestros recursos naturales.

En fin, mientras nuestros políticos y todos aquellos que se benefician por su ambición desmedida o impericia dicen que estamos creciendo económicamente, que no tenemos inflación y hay más empleo que antes; nosotros, los paranoicos ignorantes alucinamos que los precios suben en las góndolas, que si tenemos un ataque exterior no contamos ni con un soldadito con gomera para hacerle frente, la desnutrición es alarmante, nos están saqueando nuestros recursos naturales, el Gobierno miente en todo, la declaración jurada de los K es una obra maestra de Dalí, la corrupción imperante es paroxística y estamos inmersos en un loquero donde la justicia es injusta, la educación embrutece, la salud es una utopía. Muchos hacen apología del delito, apología de la degeneración, apología del consumo indiscriminado, apología de la narcodependencia, apología de las perores miserias del género humano; mientras paralelamente, decenas de “especialistas” deambulan por cuanto medio que les dé la posibilidad de exhibirse llenándose la boca hablando de la situación de exposición en la que están las nuevas generaciones.

A veces pienso que la lógica de que todo el sistema disfuncione está precisamente en la cantidad de personas que viven de la parodia de estarlo permanentemente arreglando como ejercicio habitual de una “particular profesión”, y la culpa no es de ellos, sino de los que siguen delegando por comodidad y desidia en hipotéticos salvadores la solución a los verdaderos problemas. Acordemos en que no cualquiera tiene la aptitud de bregar por alcanzar el máximo poderío y destruir a quien se le ponga por delante en aras de seguir perdurando en él al sólo efecto de perjudicar a sus semejantes en el desarrollo de su psicopatología. Justamente por eso.

La pregunta entonces es: ¿Cuál es nuestra patología como sociedad, que siendo plenamente consientes de todo esto, lo seguimos permitiendo?

 

Nidia G. Osimani  

 
 

16 comentarios Dejá tu comentario

  1. JA!!!!!!!!!!! "I am so sorry" Que deliquete que sos Osvaldito. Ya estás como Ricky Martin, confesándote por Internet.

  2. Ignórelos Osvaldo, usted tiene la libertad de dar sus opiniones, en el momento que quiere y lo que quiere, ellos no, por tal razón jamás exponen una idea coherente y manifiestan en cada comentario sus propios conflictos , sus frustaciones, y su poca educación, Saludos

  3. Agustina: Agradezco muchísimo su reflexión. En dicho sentido optaré, en esta ocasión, por ignorar los comentarios descalificantes. Mi respeto hacia Ud. conlleva la razón de leer siempre sus intervenciones que son muy precisas y atinadas. Gracias nuevamente.

  4. JAJAJAJ QUE HABRA CREIDO ROMINA QUE SIGNIFICA I´M SORRY????? EL NIVEL DE IGNORANCIA EN ARGENTINA ESTA LLEGANDO A LIMITES INSOSPECHADOS CHICOS ES MUY BUENO DISCUTIR PERO PRIMERO VAYAN A LA ESCUELA QUE TODAVIA ES GRATIS

  5. Estoy totalmente de acuerdo, porque si así no sería los sectores marginales no existirían en gran cantidad como hoy en día. Es obvio que mucho no vamos a poder hacer.. Porque lamentablemente el gobierno hace lo que quiere, no nos da ni media razón de todo lo que hacen, mienten y engañan a personas que sinceramente ellos creen que al dedo se lo siguen chupando, pero no es así. Tanto la iglesia como todos los que se oponen a las pavadas que vemos que realizan día a día luchamos por la pobreza, la corrupcion, por una educacion para todos! No se dan cuenta que todos somos humanos, ellos no valen nada más ni nada menos que lo que valen las personas que hoy en día mueren por una miga de pan. Ojalá podamos llegar lejos Es un país al que lo gobiernan personas que no saben que pavada comenten, pero nosotros permitimos todo eso.

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