Ayer por la tarde, luego de terminado mi programa de radio, recibí entre los muchos mensajes, uno en particular que llamó mi atención, decía: “Nidia, yo te conozco porque hay mucha gente que me ha hablado de vos, aunque no sé cómo manejar una computadora ni sé qué es Tribuna de Periodistas, pero hoy pude oírte en la radio. Yo te pido disculpes mi atrevimiento pero necesitaría contarte algo que me pasó para que no le pase a nadie más y esto se conozca. Mi teléfono es…”
Este mensaje me llegó en un papel manuscrito, con errores de ortografía que le entregaron a alguien de mi entorno.
De inmediato me contacté con esta persona y concertamos una reunión, la que se concretó esta mañana. Entonces, conocí a Mabel Rodríguez —DNI 92.738.565—, una ancianita al borde de sus 80 años, portadora de una humildad y una sencillez que asombrarían a la mismísima Madre Teresa.
Mabel es uruguaya y vive en Argentina hace menos de 10 años hacia donde tuvo que llegar en el paroxismo de su desesperación por sobrevivir y ante una oferta laboral que le duró poco, a partir de la cual, se dedica a limpiar casas de familia y cuidar enfermos. No tiene jubilación ni pensión ni subsidios de ninguna especie, sólo la magra ayuda mensual de su hermana gemela enferma de cáncer que vive en el exterior y le remite lo indispensable para que pague su cuarto en la pensión, por lo que el 90 % del mes pasa literalmente, hambre.
Es una mujer muy simple, sin estudio y con una historia de vida de mucho sacrificio tanto para sobrevivir como para superar sus tragedias personales que no han sido pocas, sin embargo eso no le ha quitado su honestidad, enorme generosidad y buena predisposición para con el prójimo, confiando demasiado, y las más de las veces exponiéndose a situaciones como la que me relató.
Hace bastante tiempo Mabel viene padeciendo problemas con su dentadura por cuestiones obvias de la edad y la falta regular de atención en virtud de su precaria situación económica.
Como es una mujer muy tímida e insegura como producto de su historia de vida, no sabe desenvolverse en cuestiones administrativas ni trámites en general, por lo que ignoraba por ejemplo, que aquí podía tramitar una jubilación y la asistencia social del PAMI.
Hace unos meses alguien le informó al respecto y Mabel se dirigió a la mencionada Institución donde le indicaron que podía hacerse atender de manera gratuita, por lo que le facilitaron los datos de la Odontóloga Delia L. Sangiovanni, Matrícula Nº 17.481, cuyo consultorio que aparentemente comparte con otros colegas mas, se encuentra en Sarmiento 930, Piso 6º Dpto. “B” de la Ciudad de Buenos Aires (Teléfono 4326-6208) e-mail: info@ccsconsultorios.com.ar – webpage: www.ccsconsultorios.com.ar, donde la primera frase que aparece al abrirse el sitio es “un lugar distinto, para verse mejor”
Según me relata Mabel, en esa primera consulta el día 22 de octubre de 2009, la Profesional mencionada le dice que tiene que extraerle todas las piezas dentarias superiores y colocarle en su lugar una prótesis, por supuesto de manera gratuita por tratarse de una atención “PAMI mediante”.
La Odontóloga procede entonces a tomar la impresión sobre los dientes de Mabel, es decir, sin extraérselos, y la hace regresar al cabo de unos días.
En la nueva consulta entonces, procede a extraerle todas las piezas dentarias de la parte superior y sobre eso, en el mismo momento, le coloca la nueva prótesis.
Como Mabel se quejaba mucho del dolor, la Profesional le dice que la prótesis hecha por medio del PAMI (gratuita), estaba rota por lo que la solución era hacerle hacer una nueva, en un lugar que ella conocía y se la harían correctamente.
El PAMI prevé hasta 3 prótesis por año gratuitas y si la primera viene mal hecha se debe devolver para su reparación o para hacer una nueva hasta tanto la hagan como corresponde, siempre de manera gratuita.
Como la Profesional insistía tanto y Mabel estaba enloquecida de dolor, sola, con sus casi 80 años a cuestas y sin sus dientes, le preguntó entonces cuál era la solución, a lo que la Profesional respondió: “mandar a hacer una nueva prótesis donde yo le digo. Pero esta se la tengo que cobrar”, cuenta a esta cronista la Sra. Rodríguez.
Mabel entonces le explicó acerca de su situación económica, aunque preguntó cuánto costaría lo que la Odontóloga proponía.
La misma hizo unos números y respondió que serían $ 2.000.- pagaderos en dos cuotas, a lo que la paciente refutó “imposible para mí”.
La Odontóloga le dijo que otra solución no podía darle y Mabel desesperada salió del consultorio llorando, dolorida, sin sus dientes, sin la prótesis y sin la posibilidad de comprar ninguna medicación en caso de tener que enfrentar los efectos normales de este tipo de cirugías: inflamación, dolor o hasta una potencial infección.
Al día siguiente por la tarde recibió el llamado sorpresivo de su hermana a la que le narró lo sucedido. Ésta trató de tranquilizarla y le dijo que no se preocupara, que ella tenía unos pesitos ahorrados y le remitiría el importe correspondiente ya que no podía permitir que su hermana quedara en tales condiciones.
A los pocos días Mabel recibe el dinero y se comunica con la Odontóloga Sangiovanni quien la cita oportunamente.
En esa consulta, le coloca la nueva prótesis y mientras le estaba confeccionando la constancia de pago que no era un recibo, sino un papel con membrete extraído de los recetarios comunes y silvestres conforme la documentación probatoria que obra en poder de Mabel, la Profesional le dice
“Señora, le cobré muy barato, yo me equivoqué, en realidad son $ 2.700.“
Resumiendo el resto de la historia para no extenderme demasiado, la prótesis en cuestión le molesta y le duele, la odontóloga le extrajo además implantes del maxilar inferior que tenía hacía años y le colocó otras muelas sujetadas con ganchos que le rompieron otras piezas y Mabel no ha resuelto realmente su problema, aunque haya pagado el importe mencionado gracias a la ayuda de su hermana que tampoco nada en dinero, sino que está un poco mejor económicamente pero que tuviera que deshacerse de sus ahorros para ayudarla.
Mabel por su parte, ya está siendo asesorada como corresponde, por profesionales idóneos que en virtud de su situación no le cobran un centavo, y estará presentando en breve su reclamo ante el PAMI al que adjuntará la oportuna documentación probatoria.
Nidia G. Osimani