El protagonismo que ha tenido el Senado desde la controvertida ley 125, ha sido pocas veces visto en otros ejercicios. Lejos quedaron los días de posibles fórmulas políticas y disputas presidenciables por TV. Ahora el poderío se mide en el Congreso.
Oportunamente, se dijo que el Senado de la Nación era una simple “escribanía” al no contar con una mayoría razonable. El poder con el que cuenta ahora para moverle el piso al Ejecutivo, lo hizo adjudicatario del mote de “casino” por parte de la Presidenta, con respecto a sus últimos dichos que tildan de “croupier” al vicepresidente Julio Cobos. Una andanada de apodos dignos de bozales legales. Es que, en lo más alto del oficialismo, no cayeron nada bien las nuevas muestras de independencia ideológica del vice, que al mismo tiempo lleva la bandera del arco opositor en general.
Luego de una discutida mayoría por conseguir la coparticipación del impuesto al cheque, ley que fue aprobada con 35 votos; un desfile de oficialistas que iban desde Florencio Randazzo hasta Aníbal Fernández salieron con los tapones de punta a refutar de cualquier manera posible lo que en esa madrugada se había conseguido: el arrebatamiento del último bastión de las políticas extorsivas que suele emplear la Primer mandataria con los gobernadores ya que el Tesoro nacional dejaría de apreciar 10.000 millones de pesos, que serían girados a las provincias automáticamente dejando al Gobierno nacional sin el manejo libre de los recursos.
"La Constitución es clara: para lograr dicha modificación, la ley requiere mayoría absoluta", es decir, de 37 miembros de la cámara alta. Quien no conoce la Constitución, no puede presidir un cuerpo tan importante para la vida democrática de un país, como lo es la Cámara de Senadores de la Nación”. Afirmaba el legislador del Frente para la Victoria, Ariel Pasini. Y que (Cobos) “es pasible de juicio político", agregaba, dejando en evidencia clara las intenciones de declarar la nulidad en sede judicial dicha votación, si bien el oficialismo fue siempre ajeno a “judicializar la política”.
La coparticipación del impuesto al cheque fue aprobada con 35 votos tras a una modificación añadida en el proyecto que, al parecer, le permitía aprobarla con esa mayoría simple.
Tampoco tardaron en llegar la opinión de letrados constitucionalistas exponiendo que si bien el artículo 75 en sus incisos 2 y 3, establece que "la ley convenio tendrá como Cámara de origen el Senado y deberá ser sancionada con la mayoría absoluta de la totalidad de los miembros de cada Cámara, no podrá ser modificada unilateralmente ni reglamentada y será aprobada por las provincias", justamente el inciso 3 (inciso irónicamente impulsado por Cristina Kirchner) aclara el argumento especificando que en este caso, no se necesita la mayoría absoluta, ya que se trataba la "derogación" de uno de los artículos de la ley del impuesto al cheque, el que coparticipaba sólo un porcentaje del tributo a las provincias, por lo que basta con la mayoría simple.
A su vez Ernesto Sanz, sostenía que "Hoy, lo que estamos haciendo no es modificar nada que no se haya modificado. Esto se modificó sustancialmente en noviembre de 2006, se le quitó la asignación específica y, desde ese momento, al pasar a Rentas Generales, al sustentar el programa económico, dejó de tener asignación específica. Por lo tanto, hoy, con una simple derogación del artículo 3° de la ley actual, no estamos haciendo otra cosa que, con la herramienta de una ley común, no con una ley especial que requiera mayoría especial, devolverle la constitucionalidad perdida a una ley que tiene que respetar"
Como toda disputa entre este divorcio de Congreso y Ejecutivo, la última palabra, la tendrá la Justicia.
Equipo de Política
Tribuna de Periodistas