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Cristina deberá mirar a los ojos a Zapatero y a Lula

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(TRAS DAR CONSEJOS A EUROPA Y FRENAR IMPORTACIONES)
(TRAS DAR CONSEJOS A EUROPA Y FRENAR IMPORTACIONES)

El matrimonio Kirchner ha decidido convencer al mundo de que el plan que ellos llevan adelante en la Argentina es el más adecuado para cambiar la historia económica global y así lo han manifestado sus integrantes durante la semana, casi como si la verdad revelada estuviese escondida en los jardines de Olivos. Y lo hicieron por dos vías; de modo estentóreo, oponiéndose explícitamente a los ajustes ortodoxos que está implementando Europa, y también de una manera más larvada, a través del oscurantismo de Guillermo Moreno, propiciando el cierre de la economía.

 

Con ambas actitudes, salidas estrictamente de la cúpula del poder, pareció agrandarse durante la semana la censura que hoy separa a la Argentina del mundo, que no sólo espera que la trabajosa salida del default se haga con felicidad para llevarle cierto apunte en materia de financiamiento, sino que aguarda también una cuota de racionalidad de un país que tiene un asiento en la mesa del Grupo de los 20, pero además mayor previsibilidad en materia de acercamiento regional, sobre todo en lo comercial, nada menos que con Brasil.

Para explicar de un modo folclórico lo que ha ocurrido con esas palabras y acciones gubernamentales, algo que es imposible que el mundo logre racionalizar, hay que decir que a cada momento y en toda ocasión los Kirchner están en campaña para renovar su mandato para ellos mismos o para un tercero del mismo palo en 2011 y que, por ello, siempre actúan pensando en la coyuntura y mirando el mercado interno. La cuestión electoral la ha blanqueado el ex Presidente este último viernes en Santa Cruz y en esa línea debe leerse, por ejemplo, el proceso de seducción a los gobernadores, con la refinanciación de las deudas provinciales a tasa negativa y con un período de espera que casualmente coincide con la fecha de las elecciones y también la presión que se le hace a diario desde el atril a la Corte con respecto a la Ley de Medios, más allá de las recurrentes menciones discursivas a los monopolios mediáticos. Claro está también que estas cuestiones de los cucos que se agitan (FMI, Clarín, la Justicia, etcétera) y ahora los tropiezos judiciales e institucionales de principiante que se ha comprado Mauricio Macri, les sirven muy bien a los Kirchner para echarle un poco de sombra a los casos de Ricardo Jaime, las coimas venezolanas o la mafia de los medicamentos, situaciones donde el Gobierno ha quedado bastante acorralado en materia judicial.

En el plano fiscal, el matrimonio está persuadido de que poner dinero en el bolsillo de la gente a partir de la inyección estatal (subsidios, obras públicas, planes sociales, etcétera) no sólo puede hacer ganar elecciones, sino que es el remedio para que el consumo interno reemplace a la inversión productiva, hoy por hoy no muy abundante en la Argentina, como si gastar por encima de lo que se recauda fuese una buena práctica, concepto que avalan, como si fuese una misión indelegable del Estado, todavía muchos segmentos de la sociedad.

Esto ha sido justamente lo que los Kirchner le han aconsejado públicamente a países que, como los europeos en desgracia por haber propiciado esos desajustes en nombre del bienestar, han llegado a déficits fiscales del orden de los dos dígitos y que, como cualquier familia que se desbanda con los gastos y usa en demasía la tarjeta de crédito, necesitan apretarse el cinturón.

A partir de este concepto de celebración de los desvíos financieros y de críticas acerbas al concepto del ajuste, que juega con el mito bien arraigado en la opinión pública de que a la Argentina le sucedió lo que sucedió en el pasado por haber seguido las recetas del FMI y no por no haberlo hecho, el kirchnerismo en su más alto nivel ha utilizado micrófonos a destajo para sugerirle a los demás que se nieguen a seguir ese mismo camino que, según ellos, los van a sumir en más recesión y desempleo.    Pero bastó que Néstor primero y la Presidenta después dieran sus consejos al respecto, para que España, el Reino Unido y Portugal, tres gobiernos "de izquierdas", al igual que el de Grecia, hicieran exactamente lo contrario. En el caso de Inglaterra, la situación fue aún más concreta, ya que los votantes fueron los que desplazaron al laborismo del poder y le dieron la misión a los conservadores de arreglar, en alianza con los liberales, el desaguisado fiscal. Si hay algo que deploran los Kirchner es que desde afuera "nos vengan a imponer recetas", pero, por lo visto, no se privan de darlas, aún sin que nadie se las pida.

Fuera de las reglas

El otro desvío en relación al modo de encarar la relación comercial por fuera de las reglas más o menos aceptadas por el mundo en materia de apertura, lo acometió Moreno y se supone que a través de instrucciones muy precisas del matrimonio. Tal como es su táctica de meter siempre el elefante en el bazar, el secretario de Comercio pasó por encima de tres ministros (su jefe virtual, Amado Boudou, la de Industria, Débora Giorgi, y el canciller Jorge Taiana), se ocupó de avisarle verbalmente a los supermercados que desde el 10 de junio ya no podrán importar más alimentos que se produzcan en el país y armó un batifondo de órdago.

Sin que nadie haya salido oficialmente luego a decir nada o a dar los fundamentos de la medida, la acción de Moreno logró que se movilizaran de inmediato los embajadores de la Unión Europea, la diplomacia brasileña y hasta los productores de alimentos del Uruguay, quienes hicieron cola para abuchear la medida con declaraciones del mismo tenor, contra lo que denunciaron como "arbitrariedad argentina". Los 18 diplomáticos que se dieron cita en el Congreso el jueves estuvieron durísimos: "No lo entendemos", dijeron y agregaron que, en el contexto de los acercamientos entre Europa y el Mercosur, la actitud comercial de la Argentina la consideraban como un "elemento desestabilizador". No mucho mejor le fue al país con Brasil, ya que el ministro de Industria, Miguel Jorge anticipó que habrá "represalias".

Lo más insólito es que las importaciones de alimentos manufacturados suman un monto bien mínimo en relación a las compras totales que se hacen al exterior, esto es 1,6% del total, unos U$S 560 millones, de los cuales U$S 120 millones llegaron vendido por los países de la Unión Europea, según calculó la consultora abeceb.com.

Por otro lado, los mal pensados sugirieron que el "morenazo" tuvo que ver con la paritaria del gremio de la alimentación, ya que impedir el ingreso de importados le podría asegurar a las industrias locales mayor capacidad de ganancia y mejor disposición a atender los reclamos gremiales, que hoy están plantados en $ 3.100 de básico inicial y 31% de aumento en dos cuotas. Para no quedarse pegados a una actitud proteccionista, los fabricantes salieron a criticar de inmediato la medida. Es que el dato más significativo para la industria está dado porque, para los valores del año pasado, la Argentina exportó cuatro veces más de lo que importó en los rubros afectados y en el caso de Brasil, compró allí 45% de los alimentos importados (U$S 225 millones), mientras que le exportó 20% de todo lo que vende al exterior (U$S 450 millones). Si este año aumentan las importaciones debido a un cierto atraso del tipo de cambio, las diferencias serían mayores, por lo que las respuestas comerciales podrían ser mayúsculas.

Pero como le suele ocurrir al poder cuando verifica que las cosas no le salen como piensa, automáticamente los lenguaraces de turno trataron de enmarcar el conflicto en la pelea con los medios: qué mejor que decir que fue la prensa la que había sobredimensionado las cosas para atacar al Gobierno, a través de Moreno. Sin embargo, se olvidaron de avisarle al ministro Boudou, quien a mitad de la semana blanqueó la acción del secretario con un "esto de ser buenitos y abrirnos al mundo y después no poder exportar limones a los Estados Unidos, es una idea romántica, pero muy ingenua".

 

Aterrizaje y roces

Con toda esta carga de elementos tan críticos dentro de su mochila, todos salidos de la mente y de la decisión de su entorno más íntimo, la Presidenta aterrizará en Madrid en el domingo de la convulsionada Europa para entrevistarse con muchos líderes que fueron rozados o aludidos por los Kirchner, en el marco de la Cumbre entre la UE y los países de América latina. Por el lado europeo, Cristina deberá mirar a la cara de José Luis Rodríguez Zapatero, su otrora modelo socialista, quien presionado por el resto de Europa y hasta por Barack Obama, tuvo que jugar la carta del ajuste del sector público, que ella y su esposo tanto han criticado, como último remedio. Y deberá sentarse e interactuar también junto a los presidentes Lula y José Mujica, quien bien arrepentidos podrían estar a estas alturas del paso que dieron cuando encumbraron a Néstor Kirchner en la secretaría general de la Unasur. El brasileño pedirá por los cientos de latas de choclo que están sobre los camiones parados en la frontera y además por los pollos, los cerdos y los tomates, mientras que el presidente de Uruguay hará sentir el reclamo de unas 70 empresas de su país, de toda dimensión, que venden sus productos en la Argentina.

Es más que probable que finalmente todas estas restricciones al comercio queden en la nada, pero como bien ya se sabe que el matrimonio nunca retrocede ante los ojos de la opinión pública y suele doblar la apuesta, sobre todo cuando no logra desprenderse de algunos preconceptos ideológicos, no sería extraño que la Presidenta insista desde España, al menos para el público interno, con algunas de las ideas que le han bajado algo más de rating a la Argentina a nivel internacional, pero que todavía suenan como buena música para los oídos de muchos votantes.

 

Hugo Grimaldi
DyN

 
 

6 comentarios Dejá tu comentario

  1. Yo tampoco. Por eso debemos participar donde sea y que se enteren de los que pensamos de ellos, delincuentes sin moral y valores que llegan al poder para llenarse de plata y nada más, permitiendo que mafias de diferentes tipos se carguen un pais, dejando miles de pobres y anlfabetos después de cada gestión, con aduladores cómplices de turno y con llegada masiva a los medios de desinformación, de un lado y del otro todos mentirosos y denigrantes de nuestra cultura. Saludos.

  2. Comparto totalmente el comentario de Jorge Fernandez y Agustina, aunque muy dificil, de concretarse, con está raza de sanguijuelas y con los cambios que se avecinan. Saludos

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