Todos sabemos que un país sin congreso ni periodismo sería el paraíso para el matrimonio Kirchner, al que se le han sumado en los últimos años bastantes adeptos a la causa. Cada vez que la presidenta Cristina Fernández tiene oportunidad de emitir opinión aprovecha para disparar contra el periodismo y alguna otra molestia que le pueda estar causando resquemor.
No suele ser en ámbito de conferencia de prensa, las que podemos contar con los dedos de una mano y donde tiene las de perder ante la oleada de preguntas atragantadas que sumadas con el correr de los años y los hechos de corrupción, los periodistas han de tener. Sino que Cristina sabe elegir bien sus campos de batalla. Inauguraciones de poca monta y actos partidarios suelen ser el terreno propicio para denostar al periodismo, donde tiene bien asegurados un sequito de obsecuentes aplaudidores de las frases más desafortunadas que cualquier mandatario haya tenido jamás.
A comienzos de este año, Cristina no sólo comenzó a dar respuestas cortantes, algo que ya venía haciendo hace tiempo, sino que emprendió con frases que dejaban hasta al más rendido público, atónito. El 21 de enero y en marco de un acto en la Biblioteca Nacional, uno de sus seguidores le gritó “¡genia!”, desde la platea del edificio, a lo que Cristina sin mucha meditación soltó una comparación brutal: “si fuera genia, haría desaparecer a algunos como hacen los genios. Pero soy mortal y estoy orgullosa de eso”, contestó. Por un momento notó el desacierto de utilizar la palabra “desaparición” vinculada a los secuestros y muertes durante la última dictadura militar, y repasó su discurso, aunque sin admitir el desliz.
El 27 de abril arremetió nuevamente durante las obras en el Instituto Biológico Tomás A. Perón, en donde se desarrollan las vacunas antirrábicas y antiofídicas. Esta vez quiso disfrazarlo con un toque de humor al afirmar que "algunos" periodistas deberían "inocularse la (vacuna) antirrábica", por sus supuestos ataques contra el Gobierno.
El 8 de junio y durante la presentación de un plan para el desarrollo de parques industriales, Cristina decidió ir por lo seguro y utilizar nuevamente su mal chiste sobre inoculaciones. Fue cuando el titular de una compañía que tiene la licencia de la vacuna "Biojaja", aplicación para combatir la "tristeza bovina" derivada de la picadura de las garrapatas.8 6, Cristina aprovechó para sugerir aplicar una vacuna contra la "mala onda" a presentadores de noticieros que, cuando dan a conocer informaciones sobre el país, "cuentan las cosas como si la Argentina estuviera a punto de estallar o de desaparecer".
Pero no pasaría mucho tiempo para que volvamos a agarrarnos la cabeza, ya que en el día de ayer la Presidenta visitó un laboratorio de fertilización de ovejas y porcinos en la localidad bonaerense de Marcos Paz y en un nuevo ataque infantiloide disfrazado de broma, Cristina manifestó su deseo de que astros de fútbol como Diego Maradona y Lionel Messi se pudieran "clonar" y, en una suerte de proceso inverso, "desclonar a otros”, quienes no nombró. "Podemos clonar a unos cuantos y desclonar a otros", expresó, frase que sorprendió fuertemente a los periodistas. "A Messi, a Higuaín, a Tevez, a Maradona, a Verón, a todos. Podemos clonar a unos cuantos y desclonar a otros", expresó nuestra cómica mandataria a la que suele traicionarle el inconsciente.
Yuyos, chanchos eróticos y desclones, mitología K de un país… ¿en serio?
Alexis Montefiore