En lo que va del año 2010 ya desfilaron por Buenos Aires funcionarios de Siria, Qatar y Vietnam, todos ellos recibidos con “honores” por el Gobierno nacional. Esto resulta extremadamente contradictorio con el declamado eje de la política exterior argentina, que supuestamente son los derechos humanos. Al respecto, la reciente visita de Bashar Al Assad, presidente de Siria, lo vuelve a demostrar. Como lo señaló un comunicado de
A principios de enero del 2010 ya había visitado Buenos Aires el ministro de Información de
El lunes 18 de enero de este año, otra vez se corrió el eje de la política exterior argentina, cuando
El canal de televisión más popular, incluso a nivel mundial, Al-Jazeera, si bien es privado, recibe ayuda económica del gobierno, por lo que no trata temas sensibles a la clase gobernante y, en general, muchos periodistas en Qatar practican la autocensura. En ese emirato las organizaciones no gubernamentales deben tener un permiso oficial para poder funcionar y el gobierno controla estrictamente sus actividades. El sistema judicial no es independiente, ya que la mayoría de los jueces son extranjeros y son nombrados y removidos por el emir. Y, en materia laboral, los trabajadores extranjeros sufren todo tipo de abusos, como por ejemplo, el no pago de sus salarios, largas jornadas laborales, castigo corporal e incluso abuso sexual en el caso de las trabajadoras domésticas.
Una tercera visita “ilustre” a Buenos Aires se produjo el 16 de abril, cuando la presidenta Cristina Fernández agasajó con un almuerzo, que se realizó en el Salón Libertador del Palacio San Martín al primer ministro de Vietnam, Nguyen Tan Dung.
En ese país gobierna un régimen de partido único y todos los demás partidos están proscriptos, se reprime severamente la libertad de expresión y el gobierno controla los medios de comunicación, en tanto, los profesores no pueden criticar las políticas gubernamentales y deben apoyar al partido en sus clases y trabajos académicos.
También en Vietnam se restringe la libertad de asociación y reunión, y se prohíbe el funcionamiento de las organizaciones de derechos humanos, mientras el Poder Judicial es controlado en todos sus niveles por el partido único. Si bien existe el derecho constitucional a la defensa, no hay suficientes abogados y muchos temen participar en temas de derechos humanos por miedo a la persecución de parte del gobierno.
Salvo durante la visita del dictador de Guinea Ecuatorial, apenas asumida
De esta manera, una vez más queda demostrada la inconsistencia y el uso demagógico que el matrimonio Kirchner hace de la defensa de los derechos humanos.
Gabriel Salvia
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