¿Quién dijo que, tras la derrota argentina en el mundial de Sudáfrica, el fútbol ahora estará ausente en la campaña pre electoral que desembocará en los comicios presidenciales del año próximo?
La Copa América 2011, que organizará nuestro país, terminará apenas unas pocas semanas antes de las cruciales internas abiertas que definirán quienes serán los candidatos que podrán aspirar a suceder a Cristina Fernández en la Casa Rosada.
En dicho torneo, participarán doce selecciones nacionales, de las cuales, diez serán países sudamericanos, más dos selecciones en calidad de invitadas: Japón y México.
Las sedes estarán distribuidas en La Plata, Córdoba, Santa Fe, Jujuy y Salta, mientras que la final se jugará en el Monumental de Nuñez.
Luego de ver por televisión cómo un gobierno moribundo como el de José Luis Zapatero en España recobraba mágicamente bríos luego de que millones de peninsulares salieran a calles y plazas a vitorear a sus héroes, Néstor y Cristina creen que la posible buena suerte de la celeste y blanca el año próximo puede sumar alguna ayuda interesante a sus alicaídas chances.
Ya es vox populi que los K tuvieron que incinerar unos cincuenta mil afiches con el título “Kampeones”, donde aparecián el famoso DT junto al ex presidente y la actual presidenta.
A esta hora, al delinear las movidas inmediatas, comenzaron a vislumbrarse los problemas.
Los cuestionamientos técnicos a Maradona son terribles, luego de ver cómo se desempeñaron los tres seleccionados que se subieron al podio en el reciente certamen mundial.
La AFA habla de poner como director de selecciones a un dirigente que haya sido jugador de fútbol (¿Daniel Pasarella, presidente de River? ¿Carlos Babington, presidente de Huracán?).
Es que alguien tiene que colocarle el cascabel al gato y ni los Kirchner, ni Don Julio, ni mucho menos Carlos Bilardo han sido capaces de poner en caja a Diego.
El ex astro se recluyó en su casa de Ezeiza y no quiso ir a la Casa Rosada, como le había sugerido Cristina, ni volvió a hablar en público luego de la debacle frente a Alemania.
El más duro de todos es el Kaiser de la banda roja, un técnico que vivía obsesionado con que diez (y también once) de sus jugadores estuvieran siempre detrás de la línea de la pelota.
En otras palabras, que los delanteros bajaran a defender para achicarle los espacios al rival cuando se perdía el balón.
Con ese planteo, que hoy usan sin tapujos España, Holanda y Alemania, ganó fácil las eliminatorias para Francia 98 y, de no haber mediado la inconciencia de Orteguita y su ridículo cabezazo, tal vez otra hubiera sido la suerte de una selección que en octavos había limpiado a Inglaterra.
El dibujo táctico de Maradona rozó, para los analistas, la total ridiculez.
Mientras los tres mejores equipos de Sudáfrica jugaban un claro 4-2-3-1, nuestro entrenador dejó tres delanteros en cada uno de los cinco partidos que disputó.
Alemania sólo ponía de punta a Klose, a quién rodeaba de volantes rápidos y con llegada como Muller,Podolski y Swasteinger. Cabe destacar que precisamente Muller fue el goleador del mundial.
Lo mismo pasaba con Holanda, que dejaba como pivote a Van Persie, pero asistía al goleador con tres volantes todo terreno y excelente manejo como Robben, Schneider y Kuyt.
Finalmente, lo propio hizo España, que terminó jugando el match decisivo con Villa como nueve y tres laderos de lujo, magos del tiki tiki, como Xavi, Iniesta y Pedro.
En definitiva, la supuesta táctica revolucionaria de Maradona fue, en realidad, una suma de insensatez e improvisación acordes con lo que es Diego como persona: un tipo caprichoso y soberbio, un mero intuitivo incapaz de realizar un estudio previo pormenorizado.
El técnico alemán, Joachim Löw, llegó a burlarse despectivamente de nuestro ídolo al señalar que “vimos que Argentina no defendía con sus delanteros y, en consecuencia, dejaba muchos espacios en el medio y en defensa”.
Para colmo de males, la “furia” se consagró campeón con un clara base de jugadores del Barcelona en su plantilla de titulares: Piqué y Puyol en la zaga, Gasquet como volante de contención y el tridente antes apuntado: Xavi, Iniesta y Pedro.
Sin embargo, nuestro seleccionador tuvo la posibilidad de reunir en su equipo a la columna vertebral del equipo que destronó a este Barca que parecía invencible.
El inter de Milán le ganó a los de Messi en semifinales de la Champeon League y luego hizo lo propio con el Bayern Munich
El equipo de José Mourinho, hoy en el Real Madrid, alistaba aSamuel, Zanetti,Cambiaso y Diego Milito entre sus titulares.
Todos ellos estuvieron ausentes en el partido clave contra Alemania (dos en sus casas y dos en el banco de suplentes).
Si le sumamos a este poker un jugador como Burdisso, que hasta hace poco también jugaba con ellos en el pentacampeón italiano, la situación ya roza el ridículo.
Nadie se dio el lujo de dejar afuera a los maravillosos jugadores del Inter (sólo Maradona)
Brasil puso de titulares a Julio César, Lucio y Maicom (no agregó a Tiago Mota porque se trata del único futbolista que no quiere ponerse la verde amarella).
Holanda le dio la batuta de su equipo a Snejder.
Lo propio hizo Serbia con Stankovic y, de esta forma, logró vencer en la primera rueda nada menos que a nuestro verdugo, Alemania,
Lo mismo hicieron los cameruneses con Etoo, que marcó dos goles en la Copa mundial.
Resumiendo, los únicos estrategas de elite que no vieron la nueva tendencia del fútbol que hoy se juega fueron Maradona, Mancuso y Enrique.
Las futuras e hipotéticas derrotas de la albiceleste ya son cuestión de estado.
Lamentablemente, no pudo haber nunca un “peronismo sin Perón”, como soñó el malogrado Augusto Vandor y no puede existir un “maradonismo sin Maradona”.
¿Habrá un "término medio"?
Parece una expresión desconocida tanto para la visión maniquea que tienen tanto los K como el propio Diegote.
Marcelo López Masia