Se viene confirmando un fenómeno que pareció paradojal en 1983, el 30 de octubre para ser más preciso, y por el cual la sociedad argentina ha decidido continuar realizando un proceso de "recambio" político que se ejerce (la sociedad lo ejerce con el voto) desde una muy rara racionalidad.
El sistema determina que debe existir un esquema de partidos, los cuales deben reunir una serie de "requisitos" a cumplir, ello a través de un doble sistema de control (administrativo con revisión judicial eventual posterior) y por el cual se legitiman a los poderes del Estado. Léase: Para ser Legislador, Gobernador, Presidente, vice Presidente y otros cargos públicos que la Constitución Nacional establece, se debe (de manera directa a través del voto, y por intermedio de un partido, o en otros casos, por vía indirecta pero también desde un "Congreso Partidario" o “Legislatura Provincial”.
Por último, uno de los puntos fundamentales es el recambio periódico de las autoridades públicas: Presidente y vice, cada 4 años, Cámara de Representantes ídem (por mitades). Senadores cada 6 (por tercios).
Hasta acá, todo bien. Así debería funcionar un sistema de representación o "democracia indirecta" sistema consagrado, sacralizado, en el siglo XIX y en el XX bajo el mito de la "imposibilidad" de un sistema de autorepresentación, o de "democracia directa".
Desde tiempos bastante lejos se viene criticando este mito de la representación indirecta necesaria, y varios autores ya hablan de uno o varios esquemas de “democracia participativa": años luz, estamos, de la democracia participativa, en una Argentina en donde los procesos históricos, el sub-desarrollo, la falta de urbanidad y ciudadanía (sumado al peor siglo de autoritarismo y violencia que ha sido, a todas luces, el siglo XX) han consagrado un sistema de "democracia delegativa" ó sistema de elección refrendatario, y de ahí vía libre a distintas formas de autoritarismo.
El núcleo central de lo que estamos por observar es un fenómeno silencioso, una respuesta no racional pero de forzosa necesidad que terminará en la elección de un candidato, casi con seguridad, no peronista en 2011.
¿Por qué afirmo esto? Parto de 2 premisas:
a) La clase política argentina está empeñada en llegar al poder, pero, como diría Maquiavello, (1) el tema “es mantenerse”. Pretenden eternizarse: no asumen, los políticos argentinos, que la Ley es superior a su calidad de simples y ocasionales administradores, a su simple jurisdicción de administración. Todos pretender ser “pionners”, venir a “refundar el país, y por inducción, deber “perpetuar” su pretendido ideario y en consecuencia, su persona.
b) El pueblo-ciudadano votante ha decidido recurrir a mecanismos para que esto no ocurra, aún en contra de sus propias ideas/intereses. En consecuencia no se vota por ideología y aún tampoco por intereses o (menos aún) intereses de clase. Aquí don Marx tiene bastante que reflexionar, sus ideas capotan totalmente.
¿Qué se produce en consecuencia?
En 27 años de democracia, ha sucedido recurrentemente este “esquema no programado” esta tensión permanente entre el poder, y sus amanuenses, y el pueblo-ciudadanos, así:
Se produce el fenómeno del imposible Alfonsín, que fue más el resultado del buen marketing y el “voto contra”: los argentinos tenemos una pasión irrefrenable por “la contra” y que en realidad es una válvula de escape de las tensiones y presiones que la clase política y el poder generan desde su voluntad de perpetuación, como primer estandarte.
El fenómeno “contra” logró, en aquel 1983, lo imposible en cualquier otro lado del mundo: un candidato con el 41,60% de los votos perdía la elección (Luder) con todos los sindicatos a favor y movilizaciones masivas en todo el país. ¡Imaginémonos hoy a K con el 41,60% de los votos!, y encima no estaba la ley de los votos “positivos”, con el sistema actual, ¡votos efectivamente emitidos!
Alfonsín hubiera obtenido más de 54% y Luder casi el 43% Una polarización absoluta en donde el electorado quiso decir más de lo que quiso decir.
El fenómeno de Menem, de 1989, quizá sea el único en donde en estos 27 años, en donde la “torta” electoral repartió porcentajes reales: Los peronistas votaron peronistas, y los radicales votaron radicales. En consecuencia, gran macana, ganó un derechista liberal... bueno, así es la Argentina.
Llegado el año 1999, tras la formación de la ALIANZA (o sea todos los que estaban en contra de Duhalde y Menem, una mescolanza, un abanico insoportable desde el plano de las ideas, estaba desde de la Rúa hasta el PC, pasando por otros izquierdistas, peronistas “democráticos”, radicales de diferente pelaje, ladri-progres, etc. etc.) se benefició, de nuevo, del el fenómeno “contra”: los menemistas, imposibilitados de torcer la Constitución, dejan el poder y son espectadores activos de la elección: votan a De La Rúa (con alegría, ven perder a Duhalde a quien reconocen como adversario potencial, tras un eventual interregno radical)
Así, De La Rúa obtiene un 52,50% (el mayor porcentaje de la historia argentina, luego de las dos presidencias del Gral. Perón, de 1951 (66%) y 1973 (62%). (2)
Otra vez parte del pueblo/ciudadanía se transforma en decisorio, como “contra” esta vez el “ala” liberal (menemista) contra el resto.
Luego del desastre institucional, y gracias al desaguisado que provoca el presidente constitucional interino Duhalde, al autorizar (explosionando) las candidaturas de manera abierta (permite más de una candidatura por partido, y dentro del “PJ” en el famoso Congreso Nacional del PJ de Lanús -Pcia. de Buenos Aires-) y con lo cual, paradojalmente, se logra un voto más identitario: Menem logra imponerse con el 24%. Duhalde + Kirchner logran preservar el conurbano del GBA -y su pobreza, el gran actor político en adelante- relegando a las otra alternativa peronista, Rodriguez Saa y a las 2 alternativas radicales (López Murphy y Carrió, que quedan en 3er. y 5 lugar, sumado ambos desempeños un 35%, lo que, en principio, parece ser su “muestrario ideológico”).
Este fenómeno del peronismo con casi un 60%, y el radicalismo con un 35% parece ser el escenario más adecuado, más allá de los nombres, personajes y coyunturas.
Las últimas elecciones a legisladores, parecen un calco de lo expuesto más arriba.
Personajes y partidos
Así, reconocidas las “capas” identitarias” no resulta raro entender porqué los eventuales candidatos “juegan” a una elección de fraccionamiento del voto, y el nerviosismo del oficialismo por seducir a Das Neves, Solá y otros a “jugar” una interna: el fraccionamiento en más de 3 o 4 candidatos le juega en contra a los pingüinos por el famoso “voto contra” El pueblo/ciudadano Argentino se ha resignado a que la “alternancia” se construye destruyendo los partidos políticos, y no lo contrario, que es lo que quiere los pingüinos, “unificar todo en dos candidatos” para que el PJ siga reinando, como el gran PRI del “statu-quo” argentino.
El estudio estadístico encuestológico de Carlos Fara
Leemos (3) un interesante estudio del encuestador Carlos Fara a que conocimos en 1992 en ocasión del lanzamiento de la candidatura de José Octavio Bordón, Fara brindó algún servicio y/o colaboración al equipo de Bordón y Fundación Andina, lo sabemos de tendencia peronista o filo peronista, y serio, y lo decimos para que no parezca que lo citamos como un encuestador de “operación”, precisamente cuando tiene alguna afinidad con el sector peronista y quizá con el peronismo disidente. Y precisamente, pone en duda, Fara, las chances del “sector” disidente. al cual no ve “caracterizado” (4) y ello, si bien pude inducirse es muy bueno el análisis de como los votos de cada una de las “figuras” presidenciables peronistas “NO K” o sea, de Narváez, das Neves, Solá, Duhalde, Rodríguez Saá, Macri (mismo sin ser peronista) no suman a un conjunto, en ningún caso el 100% de los que votarían a uno nunca votarían al otro:
Así se detalla en el informe:
“Suponiendo que el candidato del sector fuese Duhalde, lo votarían el 33% de los que, en un escenario amplio, prefieren a Das Neves, el 17% de los que van con Reutemann, el 25% de Rodríguez Saá, el 8% de Macri, el 17% de De Narváez y el 33% de Solá. Es decir, pocos votantes de los socios se sumarían a Duhalde. Es por eso que el caudillo bonaerense sólo pasa del 8,3% en una pregunta donde su ofrece a todos los candidatos y al 11,7% cuando se lo ubica en una opción de sólo 5 aspirantes.
Si el candidato fuese Reutemann, la situación no varía demasiado. El Lole suma el 25% de Rodríguez Saá, el 7% de Macri, el 3% de De Narváez, el 33% de Solá y el 19% de Duhalde. Con todos estos aportes, el santafesino logra el 6,7% en un escenario de cinco candidatos (junto con Kirchner, Cobos, Carrió y Solanas).
En consecuencia, el fenómeno de fuga de votos parece más caracterizado en este sector (lo que es lógico) que en los otros, el sector K parece sólido y el sector UCR-Socialismo-Coalición Cívica también, y por lo menos, en una segunda vuelta.
Algunas conjeturas
1.- El sector “PJ disidente” no sólo se las vería en figurillas de entra a una segunda vuelta, sino que “dependería”, encima, de que los votantes de Carrió no transfieran directamente a los radicales sus apoyos.
2.- Cobos-Alfonsín saben que el problema es entrar a la segunda vuelta y si es posible contra los K, a la espera de la avalancha de votos “contra” o como lo queremos redefinir aquí, el “voto alternancia” en la segunda vuelta (recordemos que Galup en 2003 llegó a medir casi 50% de diferencia “en contra” de un Menem ganador en segunda vuelta, lo que provoca el abandono del Riojano de Anillaco).
3.- Por parte el gobierno, que maneja un “holding multimedia propio” y casi $3000.- millones de pesos en propaganda directa o indirectamente, aspira a obtener un triunfo en primera vuelta, cosa casi imposible hoy en día, o un porcentaje sobre el que se pueda hacer una campaña desesperada, por ejemplo, sacar el 35% de los votos contra el 18% ó 19% del radical o coalitivo, tratando de mostrar una debilidad de un “segundo ganador” en segunda vuelta.
Por otra parte, es muy difícil que el gobierno obtenga votos fugados de las otras fuerzas: desde la “UCR-Socialismo-Coalición” es casi nula la fuga (radical vota radical, siempre que radical no esté gobernando), y, volviendo al Estudio de Fara, la fuga de votos sería también mínima desde el polo “disidente”: “Das Neves, Solá y Reutemann no transfieren nada a Néstor Kirchner mientras que Rodríguez Saá vierte el 6%, Macri el 14%. De Narváez el 17% y Duhalde el 19%“.
4.- Sorprende la casi desaparición de la izquierda de Proyecto SUR, aunque el caudal de votantes en un sistema tan irracional por distrito único (para Presidente) es lógica esa merma.
5.- El resto: Por otra parte, por más que nos caiga muy bien “Pino”, no lo vemos gobernando, ni siquiera la capital, con dirigentes como Macaluse o Raimundi, sólo votantes muy “ideológicos” se inclinarían a esta poco “ejecutiva” variante. Menos aún sus aliados, Sabatella & otros elementos del espectro “ladri-progresista” como Ibarra, con perfil más “municipalista”. Estos sectores resultan ser pymes más orientadas hacia donde están los codiciados “cargos & contratos” (los que saben capturar rápidamente por intermedio de quienes resultan victoriosos, ya sea de uno u otra lado) y que sólo pueden obtener algún grado de inserción de voto en Capital Federal. Ciudad que sólo ostenta el 10% del padrón nacional, y uno de los índices más bajos de votantes (por gente apática, o que se ha radicado en el interior, countrys, etc.) y además con altos índices de voto blanco/nulo/impugnado/recurrido que a nadie suman.
Otras opciones de izquierda, realmente ni aparecen en las encuestas, con lo cual no transfieren prácticamente nada a una segunda vuelta
Corolario
En conclusión, al parecer se oirán los estertores de la marcha radical, aún cuando ésta fuerza política sea reconocida como débil, y menos fuera de alianzas.
En pocas palabras, si los Kirchner´s no siguieran creyendo que son Faraones Egipcios, o la Dinastía de los Luises, creemos, el pueblo-ciudadano Argentino, podría llegar a elegir libremente entre el resto de los candidatos, y no entre perpetuar una dinastía o, tener que votar forzosamente al “otro” que llegue alternativamente al Ballotage.
El trasfondo que se ve no es otro que el deseo de lograr como Nación una alternancia, y que, a través de la misma, se consiga la rendición de cuentas de los representantes públicos, tan declamada como debida por todos. Ya sea en el Parlamento, ya sea ante la Justicia, sobre los actos y delitos cometidos, siempre denunciados y nunca castigados, aún cuando son evidentes y/o probados. Lo contrario, logra seguir con un sistema de justificación de la impunidad, el “silencio”, la no investigación de los hechos y sus correspondientes juicios orales, siempre impedidos por el instituto de la prescripción, la complicidad judicial de funcionarios prostituidos, o por la “omertá”. formas todas que los “eternizados” como Menem y, hoy, Kirchner logran en su beneficio.
José Terenzio
(1) http://es.wikipedia.org/wiki/Nicol%C3%A1s_Maquiavelo
(2) http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Domingo_Per%C3%B3n
POR FAVOR!!!!!! de donde sacaron esa foto del pulpo paul pronosticando la victoria del innombrable! me quieren arruinar el año uds?