En 1993, un grupo de farmacéuticos creó la firma DROFASA para poder tener más injerencia en venta de fármacos e insumos a través de convenios con PAMI y IOMA, dos de las principales obras sociales del país.
Tras algunos años —aún nadie sabe bien por qué—, la empresa terminó arrasada y quebrada con cientos de cheques rechazados y una deuda millonaria.
Imposible de creer, ya que siempre estos convenios son rentables. Desde
Así, comenzó un insólito tironeo entre algunos sectores para ver quién se quedaba con semejante negocio. La industria farmacéutica por un lado, operando desde el estudio Bunge; y, por el otro, el infaltable Néstor Lorenzo, quien se pudo hacerse de un 35% del total de la deuda que esta tenía. Gran parte se la cedió Microsules Argentina S.A., empresa asesorada por el “experto” oficial Andrés Vázquez, ex “intocable” de
Microsules también proveía sus medicamentos a Biodrugs S.A. de Fernando Loiacono —procesado en el marco del expediente de los remedios “truchos”— y a Droguería San Javier S.A., e integraba el “club del Tamiflú”, por intermedio de su representante Norma Sina. Un dato: hay varias escuchas donde puede apreciarse el trato familiar de esta con Néstor Lorenzo.
“Lorenzo no daba puntada sin hilo, y los muchachos de
Así y, pese a las presiones de Lorenzo, decidieron llevar una administración conjunta: DROFASA se trasladó a Munro, a Av. Mitre 3690, al lado de la sospechada droguería Meta S.A.. Los negocios estaban controlados por el Dr. Claudio Coronel, del Colegio de Farmacéuticos de Buenos Aires; y el Ing. Alfredo Girelli, Gerente de Meta y hombre del mencionado Cereijo.
“Hoy todos lo niegan, pero todo funcionó de esa forma. Es por ello que habría que investigar cómo llegó DROFASA a manos de (Alfredo) Abraham (1)”, agregó la fuente antes mencionada.
En fin, ¿por qué no se habla del gerenciamiento en conjunto? Si bien los directivos de COFA han hecho descargos sobre el funcionamiento, nadie dice nada acerca de que se utilizó a la empresa como la mayor importadora de efedrina. Es más, hay un cargamento en la Aduana de Ezeiza que no tiene dueño; pero estaba a nombre de DROFASA.
Ahora, ¿tanto poder tenía Abraham, para quedarse con esta sociedad? ¿Pudo este próspero farmacéutico “convencer” a
Una historia increíble, que no solo deja mal parados a los farmacéuticos colegiados, sino también a uno de los operadores de la industria preferido por el kichnerismo, Ramón Cereijo, ya que su padre fue Ministro de Economía de Juan Domingo Perón.
Los datos aportados, deberían ser suficientes para avanzar en las zonas grises de varios expedientes: narcotráfico, triple crimen y mafia de los medicamentos.
Son los “eslabones perdidos”. Hasta hoy.
Carlos Forte
(1) Abraham fue detenido oportunamente por la importación desde la India de casi diez toneladas de efedrina, dos de las cuales estaban depositadas en Ezeiza sin que nadie las retirara.