"There is something rotten in Denmark” —en la obra de William Shakespeare— dijo Hamlet cuando le dieron la noticia sobre la muerte de su padre.
Algunos tradujeron la frase “Algo huele mal en Dinamarca” cuando lo correcto es “Hay algo podrido en Dinamarca” y por extensión esta frase es utilizada en cuanta ocasión surgieren dudas sobre alguna cuestión o asunto.
Hete aquí que el robo de 97 cajas de seguridad en el Banco Provincia, nada menos que en el Barrio de Belgrano, resulta sumamente llamativo.
En primer término, cabe destacar que en ese Barrio funciona
Ambos Fiscales, que sólo pidieron licencia para desempeñarse en esa dependencia del Poder Ejecutivo, eyectados de sus cargos volvieron a refugiarse en sus cómodos, y jugosos, sillones del Ministerio Público Fiscal, cuyo Procurador General es el Dr. Righi, Jefe de todos los fiscales y obviamente funcional a la gestión KK.
Ambos, Quantin y Campagnoli, interfirieron la orden de la juez de Instrucción Dra. Crotto que mandó desalojar
Es por ello que surge como muy sugestivo que otro Fiscal haya denunciado que en Saavedra y Nuñez existe zona liberada para el delito, y eso se está investigando en una causa judicial aletargada, lo cual da suficiente pábulo como para sospechar de la incuria del personal de
Ahora bien, como por deformación profesional no me conformo con las apariencias superficiales (aclaro que soy buzo táctico, lo cual se ve agravado por mi condición de abogado), conjeturo que no es obra de la casualidad este singular “robo”. En primer término por el lugar donde ocurriera, luego por la pasividad del personal policial y por último, y no menos importante, por la calidad de la clientela afectada en esa zona privilegiada de
Como en el pintoresco robo a
En el affaire del Banco Río, se supo que un Ministro de
En breve conoceremos quiénes son los titulares de las cajas de seguridad violentadas en
Ante la carencia de dinero “contante y sonante” se instaló la práctica de “facilitar y tolerar” asaltos, con la conditio sine qua non de entregar el contenido de algunas cajas de seguridad como contrapartida de la más absoluta libertad de disposición del resto, sumándose a ello la garantía de impunidad con una muy laxa investigación judicial.
Lo que se llama un verdadero negocio redondo. Los cacos se quedan con dinero, joyas y valores, y sus comitentes con los elementos necesarios para condicionar voluntades de díscolos funcionarios y/o empresarios no alineados con el proyecto KK.
La conciencia de los mandantes está muy tranquila, pues no podrían acusarlos de haber dilapidado dineros públicos!
Si a todo ello le sumamos la imposibilidad de reclamar dinero y valores ocultos en las cajas de seguridad, muy probablemente olvidados por sus dueños de ser declarados ante organismos fiscales e impositivos, el círculo cierra perfectamente, y como todos sabemos: aún no se logró la cuadratura del círculo.
Enrique Piragini