Hace pocas horas, un ex policía bonaerense —de los viejos, aquellos para quienes descubrir un delito era cuestión de honor, aunque nunca desdeñaba llevarse una pizza gratis para el comisario—, le preguntó al autor de este escrito: “¿Qué vinculación hay entre la desaparición del helicóptero Robinson 44 y el asalto a las cajas de seguridad del Banco Provincia en el barrio de Belgrano?”.
A una pregunta abrupta le corresponde un silencio de sorpresa.
Y una reacción posterior: “Muy novelesca la conspiración, pero ¿es probable?”
El bonaerense continuó: “Algunos polis lo tienen como hipótesis. El helicóptero piloteado por un hombre experimentado puede posarse en el agua o en el helipad de un barquito, recoger el botín y por las características de la nave llegar a Uruguay. No es una locura, es una hipótesis de trabajo que se tiene en cuenta”.
Más allá de la sorpresa de la revelación, es claro que el gobierno de la provincia de Buenos Aires guarda información reservada y, la que brinda públicamente, no alcanza a satisfacer el sentido común. Sin señales ni hoja de ruta de los celulares, con la dificultad de creer que una tormenta sorpresiva convirtió a la Bahía de Samborombón en un triángulo de las Bermudas, la hipótesis de esa perversa combinación entre la nave desaparecida y el asalto al Banco Provincia que supuestamente se alejó de las coordenadas de búsqueda con el botín a cuestas, deja de ser tan cinematográfica como para ingresar a la geografía de las posibilidades. El slogan ya popular y adaptable a las circunstancias diría: “Es la Argentina, estúpido”.
Siguiendo con el asunto de los botines
¿Aníbal Fernández guardó algún “secreto” ($$$) a la Presidente y esta circunstancia fue motivo de su caída en desgracia? Allegados a la Casa Rosada dicen que hay varios motivos para creer que en marzo —y no ahora para evitar más crisis de credibilidad—, el jefe de Gabinete se irá del gobierno y hasta suponen con un reflejo futurológico que volverá a caer en manos del duhaldismo.
En verdad, parece que los espías leales a Cristina K —no todos los jefes de la SIDE lo son— han descubierto que las trifulcas y agravios proferidos por el Jefe de Gabinete contra Eduardo Duhalde habrían sido hechas para consumo “de los giles” (textual).
O sea, Aníbal F. y el candidato del Peronismo Federal habrían seguido teniendo diálogo por lo bajo y a espaldas de los K. Hasta el Jefe de Gabinete intentó ser parte de la fórmula junto a Daniel Scioli en las próximas elecciones. Cuando en Presidencia se corroboraron algunas de estas circunstancia, le comenzaron a serruchar el piso (quitarle poder y dinero) para humillarlo públicamente antes de que se produzca la “defenestración” final. “Ya ni el mozo le lleva café”, dicen metafóricamente anunciando su inminente eyección del kirchnerismo.
“Todo España, todas las agencias antidroga del mundo comenzando por la DEA y y hasta los boys scouts de Mallorca sabían que el avioncito de los hermanitos Juliá y Cía. llegaba a Madrid cargado con una tonelada de cocaína”. Así lo relató un conocedor del caso a este periodista.
Insertos en una soberbia e impunidad difícil de creer para el caso de narcotráfico, los chicos preguntaron precios de cocaína al por mayor a varios cárteles, antes de hacer la compra definitiva. “No pusieron un anuncio en Mercado Libre porque no lo pensaron, pero el movimiento absurdo qué hicieron encendió el alerta roja a los servicios antidroga del mundo”.
Y lo que terminó ocurriendo es lo obvio en estos casos de negocios sucios. Uno de los cárteles desechados en la compra terminó denunciándolos “anónimamente”, como parte del juego del gato y el ratón tan propio entre los narcos y sus perseguidores. El dislate final de estos narcos de medio pelo —parafraseando al film de Woody Allen “Ladrones de medio pelo”— fue declarar ante la justicia española que desconocían la carga del avión.
Hubieran dicho que los 944 kilos era para consumo personal y al menos hubieran mostrado una hilacha de humor ácido antes que revelar la cara estúpida del fallido intento. Si ya estaban condenados cuando decolaron de Ezeiza con total impunidad, ahora solo queda esperar ver a quién del gobierno van a involucrar para zafar a una larga condena.
Jorge D. Boimvaser