Estimados amigos, aunque quedé mudo de todo lo asombrosamente negativo que observé, haré un esfuerzo en narrar la visita que hice el domingo 9 de enero de 2011 a la feria "La Salada" en Lomas de Zamora, con la intención de hacer una observación ocular de la misma, y encontrar todo mejor luego de las promesas judiciales que ordenaban liberar el camino de sirga, "paseo" al que invité a mi señora, pero encontré todo exponencialmente mucho peor. Fui queriendo ver el tema mejorado, acotado, y lo encontré expandido, consolidándose mal, fui testigo de una sucesión de hechos que superaron mi capacidad de asombro.
La feria tiene dos accesos: desde el margen izquierdo del Riachuelo se ingresa haciendo un peligrosísimo equilibrio caminando sobre las vías del ferrocarril, no hay otra alternativa. Desde el margen derecho, cuadras antes de la feria, el visitante es recibido por una multitud nunca vista de “trapitos" quienes se ofrecen para cuidar el auto en espacio público bordeando el Riachuelo, que luego me sorprendería también por lo mal que funciona.
Entrando y caminando por la feria, la que ocupa unas 10 cuadras bordeando el río, nos encontramos con una secuencia de kioscos en un muy interminable y estrecho laberinto en zig zag, montados ya no rellenando el Riachuelo, sino sobre una estructura aérea de caños u hormigón, excediendo el terraplén hacia el lecho, con piso de madera y techo de chapas plásticas o toldo según los sectores. La estructura ocupa no solo la sirga, sino que avanza techando parte del cauce. Nada es ignífugo, ante tanta y apretada concurrencia.
Así mismo, impresiona la basura que produce esta feria, recepcionada por los terraplenes del río, que el propio Juez de la causa ordenó limpiar.
Tampoco falta gente que manifiesta la existencia de pungas o arrebatadores, y sin existir policía en toda la extensión de la feria.
Asustan los enormes micros truchos y de los buenos, doble piso, coche cama, clase ejecutiva, de las mejores empresas, trasladando clientes, queriendo circular por los estrechísimos pasillos que quedan entre tantos kioscos bordeando la costa y dentro del barrio, todo tomado con infinidad de puestos en plena calzada, todos de estructura metálica similar, produciendo un gran atascamiento vehicular y de gente. Las últimas dos cuadras de todas las calles que perpendicularmente terminan en la feria de la costa, son también ocupadas por los feriantes tornando muy difícil y peligrosa la circulación. No quiero pensar en urgencias de ambulancias, bomberos, policía, etc.
Es súper abundante la venta ambulante de comida caliente, tibia, y/o fría, sin ningún tipo de control sanitario ni responsabilidad alguna sobre lo que se ofrece, igualmente con los comedores del lugar.
Persisten las marcas caras que se ofrecen baratas, mercadería barata que se ofrece a muy buen precio, y baños públicos que no cumplen ordenanzas municipales.
Por no resistir más tanto asombro incontable, tanto descontrol inimaginable, tanta ausencia del Estado, por tampoco torturar más a mi señora —pues tuvimos una hora de muy difícil caminata— emprendimos el regreso hacia nuestro vehículo.
Retirando el auto de sobre el césped, a la vera del río, ofrezco $5 de propina a los cuida coches, pero me exigen $20, (ahí me expliqué lo de la multitud de “trapitos", aclaro que nada hay a la vista que hable de tarifas.) El diálogo se pone denso por lo que me bajo del auto, entonces vienen 5 muchachos más, la situación se pone más tensa, entonces ofrezco pagar los $20 pero que me hagan el correspondiente ticket o factura, y fue cuando creí que la “boleta” era yo, a lo que mi señora se baja del auto y les ofrece $ 10 sin condicionamientos, entonces un “kapanga” dijo: dejen ir a este... ”bobo”. Cerca ni lejos, tampoco había policías, recién cuatro cuadras fuera de esta ilegal y extraña área encuentro los primeros uniformados, les comento lo ocurrido, me miran, se miran entre ellos con una sonrisa, sintiéndome yo un real... "bobo", entonces como tal y por no complicar más la mañana del domingo me retiré del lugar sin hacer ningún tipo de exposición formal y escrita en ninguna dependencia, pues todo fue y es muy loco, público y notorio.
Todavía dura la “calentura”, pero de qué hubiera servido mi denuncia por algo que viene siendo denunciado en todos los medios, esta el fallo de
Únicamente en un "ispa al vesre" lo informal puede dominar a lo formal.
Me gustaría que todas esas pulcras, dignas, sabias e inteligentes voces que montan campañas criticando con esmero, y a veces también con verdades, a algunas figuras del espectro político porteño, u otras jurisdicciones, actúen en concordancia con las figuras políticas de
Estimados, me sentí basureado, sin derechos e indefenso, como también impotente desde nuestro querido Cuerpo Colegiado instituido por
Los abrazo, los quiero, y espero que entre todos podamos brindarnos la ansiada paz, el respeto que necesitamos, en un marco donde se cumplan las leyes,
Alfredo Alberti
Presidente Asociación de Vecinos
asociacionvecinosla boca@speedy.com.ar