Increíblemente, en el kirchnerismo celebran a esta hora la posibilidad de que el jefe de la bancada de diputados nacionales del oficialismo, Agustín Rossi, sea una vez más candidato en la provincia de Santa Fe.
La defección cobarde de los ex gobernadores Jorge Obeid y Carlos Reutemann dio lugar a este flamante engendro.
El ex piloto de Fórmula Uno llegó al ridículo de haber prometido días antes de la elección del 2009 (donde logró retener su banca en la cámara alta) que “si gano la elección, voy a ser candidato a presidente de la Nación”.
La gente lo acompañó y el “Lole” incumplió su compromiso y se alejó no solo de la Rosada porteña, sino también de la Gris santafesina
Para quién no conozca el currículo/prontuario de Agustín Rossi, le damos un resumen de sus “andanzas” comiciales.
Llegó a Rosario procedente de Vera a fines de los años setenta para estudiar ingeniería, pero terminó dedicándose a la política, donde logró ser elegido concejal.
Intentó en innumerables ocasiones llegar al “Palacio de los Leones” de la Chicago argentina, pero todos sus intentos fueron infructuosos.
Es más, gracias a su patética labor el justicialismo local logró un récord insólito: perdió en Rosario las últimas ocho elecciones para la jefatura comunal (dos contra el radical Horacio Usandizaga, dos contra el por entonces socialista Héctor Cavallero, dos contra el actual gobernador Hermes Binner y dos contra el actual intendente local, Miguel Lifschitz.
Resumiendo, desde que Rossi milita y maneja los hilos de la departamental del PJ local jamás se obtuvo un triunfo en la ciudad alguna vez catalogada con orgullo como “la capital del peronismo”.
Pero allí no se termina su faena política (de la labor comercial no vamos a hablar, para no poner de mal humor a los innumerables crédulos rosarinos que aún guardan sus cheques impagos, fruto de algún que otro desliz económico financiero).
Lanzado al parlamento nacional, ante los magros resultados rosarigasinos ya descriptos, Agustín fue designado el lugarteniente de Néstor Kirchner en la cámara baja.
Desde allí logró gran notoriedad e intentó, varias veces más, ser triunfador en su terruño natal.
En el 2005 fue de bruces contra Hermes Binner en las legislativas que tuvieron al kirchnerismo ganador en todo el país.
Habría que corregir este dato. En “casi” todo el país, ya que Rossi fue vapuleado por el solitario socialismo que en aquella ocasión le sacó una diferencia de 150 mil votos.
Dos años más tarde, intentó ser candidato a la “Casa Gris” y perdió en la interna contra el ex canciller Rafael Bielsa, quién también caería derrotado pocos meses más tarde, en la única derrota que tuvo el peronismo en Santa Fe para la gobernación en toda su historia.
Finalmente, se convirtió en el hazmerreir vernáculo al ser vapuleado en el 2009 en las legislativas provinciales.
La Alianza del Socialismo, radicalismo, la democracia progresista y el Ari lograron el 40 por ciento de los votos.
Un porcentaje casi idéntico obtuvo Santa Fe Federal, con Carlos Reutemann encabezando aquella boleta sábana.
El ultra kirchnerista Rossi no llegó siquiera al diez por ciento de los sufragios emitidos, en una derrota que dejó a los K perdidosos a nivel nacional por culpa de semejante perfomance en un distrito tan clave.
De nada le sirvieron los apoyos de sellos de goma tales como el Partido Intransigente, el Humanista, el Frente Grande y el Partido para el Progreso Social.
A pocas semanas de un nuevo y previsible desenlace, el barbado gladiador K va con confianza rumbo al desastre, ya que enfrenta a un electorado que aprendió que el bienestar económico de la provincia estará siempre ligado a la suerte de los productores agropecuarios, esos tipos que odian a los hermanos Rossi con todas sus fuerzas.
Nunca vi en Palermo, San Isidro o La Plata un burrero que festeje con algarabía de antemano haber puesto todas sus fichas a un matungo perdedor que jamás cruzó el disco en primer lugar.
Esas cosas sólo pasan en el surrealista “6,7,8”, como ocurrió anoche en la pantalla oficial de la “televisión pública”.