Los sucesos de los últimos días no hicieron más que ratificar lo que el mundo ya sabía. Y cuando me refiero al mundo, utilizo el término en su más amplia acepción, por cuanto nuestra fama, horrible por cierto, trasciende las fronteras.
La señora Miriam Quiroga admitió que “es vox populi que era la amante de Néstor Kirchner”, el desaparecido con presunción de fallecimiento, lo cual nadie ignoraba, máxime cuando tampoco se ignoraban otras amistades íntimas de la pareja presidencial. Vale recordar a la novia histórica de NK, la Sra. Angela Guatti, propietaria del inmueble donde está construida la casa de la familia Kirchner, “su lugar en el mundo” al decir de la presidente. Correlato de esa pareja abierta son varios amigos íntimos de la titular del ejecutivo nacional, todos del conocimiento del público.
Vox populi es la existencia de la hija extramatrimonial del Jefe de Gabinete de Ministros, llegando al extremo de festejar los 15 años de la joven y darlo al conocimiento del periodismo, ni siquiera sonrojándose por no reconocer su paternidad biológica, nada menos que en un gobierno que ha hecho su bandera en la defensa de los derechos humanos. Obviamente el funcionario sigue el ejemplo del desconocimiento filial de los jóvenes Mariano Perrone y Carolina Pulqui.
Vox populi es la vulnerabilidad de nuestras fronteras y el tráfico constante y descontrolado de contrabando. No sólo del narcotráfico sino también a nivel institucional, tal como los aportes de campaña y/o retornos de Venezuela como fuera el recordado affaire de Antonini Wilson, tal como ahora se “descubrió” la introducción de material “sensitivo” en un avión norteamericano, descubierto como represalia por la descortesía del presidente Barack Obama de no visitarnos.
Vox populi es también la necesidad de contar con el apoyo sindical para mantener a cualquier gobierno, pero cuando no se pueden pagar algunos compromisos con ese sector (2.000 millones de pesos que adeuda el gobierno a las obras sociales sindicales), la escasez de fondos líquidos hizo germinar la peregrina idea de —una vez más— utilizar a algún juez para hacer desaparecer el problema. La detención del Momo Venegas resultó una aventura cuyo costo mayor lo pagó el gobierno, pero a la vez destapó, con total desparpajo, otro hecho que resulta vox populi, como es la manipulación de la justicia por parte del ejecutivo nacional. Cuando el sector sindical oficialista le achacó al gobierno que no maneja la justicia, se está reconociendo una verdad insoslayable, aunque repugnantemente reñida con el principio de división de poderes que debiera imperar en un sistema democrático. Así se puso en evidencia la intervención del auditor Javier Fernández para operar ante el juez Oyarbide y lograr torcerle el brazo. Aunque ahora el juez, descolocado, está pergeñando su venganza: al resolver si dicta el sobreseimiento, la falta de méritos para procesar o el procesamiento liso y llano de Gerónimo VENEGAS, sólo existen dudas si se dicta con o sin prisión preventiva.
En el juzgado del Dr. Oyarbide ya está redactada la resolución del procesamiento del Momo Venegas y sólo falta saber si el magistrado la firma tal como está redactada, disponiendo un elevadísimo embargo preventivo, CON prisión preventiva, siendo febriles las tratativas por obtener un eventual pronunciamiento que mantenga en libertad al titular de UATRE y de las 62 Organizaciones. Es vox populi que el sindicalismo es la columna vertebral de cualquier gobierno y que se necesita mantenerlo satisfecho, pero también es fundamental mantener 2.000 millones para manipular en épocas electorales, por lo que la insatisfacción de este reclamo del sector obrero sólo puede pararse con una causa judicial que haga reflexionar y ponga coto a la ambición, mellando el poderío de esa legión potencialmente destructora.
Por tal razón, y por el desafortunado incendio ocurrido en las primeras horas de este lunes 14 en el ámbito del juzgado federal nº 7 secretaría nº 13, donde también señorea el juez Oyarbide cubriendo una eterna vacante intencionadamente no cubierta, fácil resulta colegir que el juez no trepidará en disponer el procesamiento con prisión preventiva de quien se ha convertido en el más famoso sindicalista perseguido judicialmente eclipsando con creces la figura de José Zanola que permanece como huésped oficial del estado alojado en una cárcel del Servicio Penitenciario Federal sin haber generado la más mínima protesta de la CGT.
La lucha parece darse entre fuerzas desproporcionadas, pero entre el andamiaje kirchnerista que junto a la CGT oficial embaten contra un humilde juez federal, está el orgullo de un magistrado que con una sola jugada podría desmoronar un poder omnímodo y recomponer la deslucida imagen de la Justicia frente a la sociedad. Sólo restan, procesalmente hablando, escasos 10 días para conocer la decisión, ya tomada, que seguramente saldrá publicada en todos los medios de comunicación.
Además, vale recordar que por mi parte había adelantado la “crónica de un sobreseimiento anunciado”, relativo al veloz sobreseimiento del matrimonio kleptómano que dispusiera el mismo juez Oyarbide en la causa que promoví por el descomunal enriquecimiento ilícito del matrimonio presidencial, y no estuve desacertado.
De todos modos, sea cual fuere la decisión que tome ahora el juez Oyarbide respecto a Venegas en la denominada causa “Mafia de los medicamentos”, provocará malestar en poderosos sectores de la sociedad generando una espiral de violencia y gravedad institucional.
Enrique Piragini