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Nuestro raciocinio basado en la ciencia experimental

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(Y LA IDEA DE PERFECCIÓN DIVINA, FUNDADA EN LA SUPUESTA CIENCIA TEOLÓGICA)
(Y LA IDEA DE PERFECCIÓN DIVINA, FUNDADA EN LA SUPUESTA CIENCIA TEOLÓGICA)

 “Todo lo racional es real, todo lo real es racional”. Esta es la raíz de la filosofía de Hegel. El lo manifestó así.

 

 Esto da cabida a suponer que cuanto concibe la razón debe ser una realidad, como los atributos de perfección aplicados a un idealizado “Ser Supremo”, según la idea cartesiana.

 También Ángel González Álvarez, en su Tratado de metafísica— Teología natural, (Madrid, Gredos, 1968), dice en la página 365: “…la realidad universal tiene una contextura racional y no una estructura antinómica y contradictoria”.

 Sin embargo, las últimas penetraciones de la Ciencia Empírica en la naturaleza universal, nos obligan a arribar rápidamente a la conclusión contraria: ¡existen realidades irracionales!

 La física cuántica –en el terreno de la microfísica— realmente nos sume en un extraño mundo de locura, lleno de sorpresas y plagado de vericuetos, elementos y eventos desconcertantes que hasta hace muy poco no se sospechaban siquiera.

 Partículas que surgen cual fantasmas para esfumarse luego en la “nada”, de la misma manera como advinieron en las cámaras de niebla de los grandes aceleradores de partículas, como por ejemplo el ciclotrón, el bevatrón, el sincrotón y el cosmotrón. Familias enteras de subpartículas atómicas que se multiplican. Muones, leptones, quarks, gluones, antimateria… “charm” y otros entes con sus “motes” por el estilo que hoy obtiene la microfísica, mantienen desconcertados a los estudiosos.

 La maravillosa figura atómica, esa representación de Bohr; esa estructura comparable a un sistema solar en miniatura con sus esferas orbitantes, se ha esfumado de pronto. Hoy ya no es posible representar gráfica ni mentalmente un átomo, y menos definirlo.

 El principio de incertidumbre de Heisenberg citado en los libros de física cuántica, es otra pauta de que nuestra razón flaquea ante la naturaleza esencial del universo, es cierto, pero de aquí a derivar todo a la noción de un demiurgo creador, ¡hay mucho, muchísimo trecho!

 ¿Puede nuestra mente imaginar a la antimateria chocando con la materia para aniquilarse ambas?

 La microfísica no anda menos desconcertada cuando se las tiene que ver, por ejemplo, con las “ventanas negras”, también denominadas “agujeros negros del espacio exterior”, que comprimen la materia a volumen nulo.

 Se habla de una cuarta dimensión y aun de otras posibles dimensiones.

 ¿Puede la razón representar una masa reducida a volumen nulo, y la cuarta dimensión?

 El mismo universo curvo y finito de Einstein y la relatividad general y especial, son un desafío a la razón.

 ¿Cómo podemos concebir la realidad demostrada de que una masa aumenta 22 veces a un 99,9 % de la velocidad de la luz con respecto a la misma masa en reposo, y que según una ecuación relativista si la masa se moviera a la misma velocidad de la luz, se volvería infinita?

 ¿Cómo puede concebir la razón que una varilla que se mueve a la velocidad de la luz se contraiga a longitud cero? Esto significa, por extensión, que cualquier objeto como la Tierra, el Sol, etc., que se mueva a la velocidad de la luz será comprimido a longitud nula. (Según Harvey E. White, Física moderna universitaria, México, UTEHA, páginas 410,413 y 4l4). (Si bien estos conceptos son ya algo anticuados, hay mucho de rescatable en ellos).

 ¿Cómo puede concebir la razón el hecho de retrasarse los relojes a una velocidad próxima a la de la luz? ¿Cómo se explica que mientras un astronauta emplea (según su tiempo) unos pocos años para realizar un viaje espacial de ida y vuelta a una velocidad próxima a la de la luz, para los habitantes de la Tierra habrán transcurrido varios siglos o milenios?

 Todo esto lo podemos apreciar en la física cuántica y en la teoría de la relatividad.

 ¿Es racional la realidad? Yo más bien creo en la relatividad cerebral. Pienso que nuestro cerebro es una hechura limitada, acomodada a un entorno particular, al que interpreta también de un modo particular entre múltiples otras maneras posibles.

 Esto último significa que otras formas de vida inteligente consciente podrían extraer de ésta, que nosotros los humanos tomamos por única realidad, otras realidades muy distintas y extrañas para nuestra razón.

 Bastaría para ello trastrocar nuestros sentidos de percepción. Por ejemplo, ver con las ondas acústicas, oír la luz, “oler” el calor o detectarlo en distinto grado como lo hacen los reptiles crotálidos, percibir de alguna manera la luz ultravioleta o infrarroja, detectar las ondas hertzianas sin aparatos artificiales, etc.

 Pero no solo los sentidos son responsables de la elaboración de una “realidad”sui generis. También lo es la estructura cerebral particular.

 Otros seres con distinto cerebro y capacidad de interpretar lo exterior podrían concebir un mundo diametralmente opuesto al nuestro, aun en contacto con nuestro propio ambiente e incluso provistos de los mismos sentidos que nosotros. Con más razón, por supuesto, si poseyeran otros sentidos distintos, jamás los entenderíamos, así como ellos tampoco entenderían nunca nuestra forma de pensar. (Véase del autor de este artículo: El universo y sus manifestaciones, Buenos Aires, Sapiencia, págs. 13—15—24—59 y Tercera Parte, capítulo III).

 Nuestro cerebro no tiene por qué dar con precisión en la tecla de la realidad, ya que es relativo y se trata de una adaptación a un entorno particular como un proceso que se formó a la deriva de un modo no único posible para concebir ese entorno tan complejo y entenderse a sí mismo (más complejo aún). De ahí entonces las infinitas versiones filosóficas acerca de la realidad según el pensamiento relativo de cada autor, ninguno de los cuales coincide plenamente con los demás.

 A la luz de la realidad de nuestra relatividad cerebral, mal podemos entonces tener confianza solo en nuestro raciocinio cuando concebimos las ideas de perfección.

 Descartes estaba equivocado cuando, fundado en las ideas innatas de perfección, concebía en su mente a un dios absolutamente perfecto. (Discurso del Método, 4ª parte).

 Cuando pensamos en lo perfecto, ello tan sólo puede tratarse de un mecanismo de supervivencia, una manera de tener una guía en la vida que atañe a nuestra especie viviente toda.

 Con la idea de perfección como meta, podemos proyectar, realizar, aumentar nuestras satisfacciones. Sin ella seriamos apáticos, dejados, desordenados, y el caos haría presa de nuestra sociedad.

 ¿Cómo arribó a nuestra condición humana, esta tendencia hacia la perfección? Por mutación genética aleatoria pero salvadora, tal como lo hicieron el instinto sexual, el de conservación, la idea de un “más allá de la muerte” de un alma inmortal, y la idea de algún dios protector.

 Fuimos posibles entre trillones de estrellas y planetas, precisamente por todas estas cosas que se dieron aleatoriamente entre trillones de fracasos.

 Quedamos como depurados entre trillones de intentos fallidos, que no condicen con ninguna clase de dios eficiente. Y estamos aquí. Por eso estamos aquí, porque entre trillones de vanos intentos biológicos en otros puntos del universo de galaxias y entre trillones de intentos psicógenos fracasados en otros mundos (planetas de miríadas de sistemas solares como nuestro) ¡hoy existimos! Porque en este punto que estamos se dio el crisol de hechos que nos hizo posibles así como somos.

 Pero esto no quiere decir que ente alguno suprainteligente haya intervenido para “juntar azar” favorable en este punto, la Tierra, para hacernos posibles, sino que somos la hechura genuina de un Todo sordo y ciego e inconsciente que forjó por un instante de su existencia a esta Humanidad, como proceso biológico al que pertenecemos.

 Somos un proceso más del Macrouniverso (como yo denomino al Todo), un proceso sin dios creador y gobernador del mundo alguno; un proceso recortado del entorno aunque íntimamente dependiente de él, que obtuvo momentáneamente éxito entre infinidad de procesos que se instalan continuamente en el universo con destino de fracción de fracción de instante. Nosotros al menos como Humanidad, como proceso histórico, duramos una fracción de instante en la eternidad, mientras que los demás procesos truncos, la mayoría, no alcanzan a esa parte de instante. Duran poco porque adolecen de alguna falla, o duran muchos evos, pero carecen de trascendencia y significado.

 Luego, si somos fruto de lo aleatorio, circunstancial, mal podemos arrogarnos la capacidad mental de entenderlo todo, de deificar nuestra razón o asemejarla a algún presunto “Espíritu Absoluto” desperdigado por un supuesto cosmos—orden.

 Aquí es donde fracasa la prueba ontológica de la demostración de la existencia de un dios perfecto y de cualquier otro.

 Los argumentos aquí vertidos, creo que son suficientemente elocuentes como para rebatir a la teología, supuesta “ciencia de las ciencias” y la idealización de un ser perfecto por excelencia. No obstante, este ateísmo no debe dar cabida al pensamiento de que, si somos poseedores de una mente relativa, debemos aceptar a un dios (con mayúscula), porque este supuesto ente, es precisamente una creación de nuestra ingenua razón basada en la nesciencia, por no haber entendido el mundo y lo hemos hecho sólo precientíficamente, y así es como la teología tenida por una santa ciencia, es tan sólo una mera pseudociencia nutrida de puros mitos.

 

Ladislao Vadas

 
 

140 comentarios Dejá tu comentario

  1. Puedo opinar sobre lo que observo de manera objetiva porque veo todo el debate desde un escalón superior, pues no estoy contaminado por los dichos de unos y otros.Lo que he podido ver claramente es lo que he comentado. Hay maneras de interrogar, como existen modos de solicitar pruebas. Por ello digo que no hay ninguna diferencia entre requerir explicaciones o decirle a un posteador "si podés,ofrecelas..". En esencia es lo mismo. Fui claro cuando dije Osvaldo debe probar si afirma la existencia.Y lo mismo para quien asevera la inexistencia.Es mantener el equilibrio entre las partes en un debate de este tipo. Y por último diré que "un botón basta de muestra". Faltó Aldo Giuliani, pero los soldados del autor de la nota (Salvador Armando y Alejandro) salieron a cruzar espadas contra quien solamente les señaló algo que es obvio para cualquier forista que entre al sitio. Ya les he dicho que en otras notas de otros autores se reitera el mismo esquema, con actores que tienen otros nombres,por supuesto.

  2. Mauro, Lamento que hayas sentido que Salvador Armando y yo salimos a "cruzar espadas" con vos. Casualmente, fuimos los dos que respondimos a tu comentario, pero podrían haberlo hecho otras personas también (que seguramente en este momento no están disponibles). Me sumo al pedido de Salvador Armando y espero que admitas lo que él te señala. A continuación va una lista de algunos comentarios hechos por personas que están del otro "lado de la vereda" (para usar palabras tuyas), en esta nota de Ladislao Vadas: - "Realmente ridículo. Indignante, cuando el que lo postula además, pretende hacernos creer que es 'biólogo'". - "terminan como Vadas, creyendo sus postulados (falaces) y todos en la Secta secular de Vadas". - "Te lavó el cerebro del todo Ladislao?" - "el séquito 'Vadas' [...] argumentan cualquier cosa para defender al dueño de la secta (Vadas). El lavado de cerebro es un arma muy poderosos y se ve que el autor de la nota utiliza muy bien la técnica." - "Los otros acólitos de Vadas se tiran loas sin sentido". - "El virus Vadas te contaminó ya?" - "No se obstinan en probar con falsedades sus ideas afiebradas, como Vadas". - "[...] la fiebre sectaria falaz de Vadas". Decime, ¿acaso esas son frases de alguien que busca debatir seriamente? ¿Seguís pensando que nosotros somos los que buscamos "interrumpir el debate y mantener la razón de un solo lado de la vereda"? Saludos, Alejandro.

  3. Mauro: Si no estás contaminado por los dichos de unos y otros, podrías ver las cosas desde otro lugar, pero no necesariamente un escalón superior! Si lo que comentás es lo que viste, sencillamente no sabés mirar. Ni tampoco lo que el equilibrio. No es lo mismo probar un hecho positivo que uno negativo, por favor... Tampoco Alejandro y yo somo soldados de Vadas, como lo verás si te tomás el trabajo de leer bien nuestros comentarios. Calor, si nos comparás con sus enemigos declarados, podemos parecerlo, pero solo en ese tipo de comparación... Y cruzamos espadas con vos únicamente por lo erróneo de tus afirmaciones y suposiciones. Si hubieras atacado a Osvaldo, Tucson, Testa, Andrea, sugiriendo cualquier tipo de componenda indebida, te hubieran saltado a la yugular...

  4. Mauro, No podía faltar, aquí estoy. Los supuestos vínculos que yo pueda tener con Alejandro y Soalvador A., y las supuetas estrategias para "mantener la razón de un solo lado de la vereda", son producto de tu imaginación. Y si te ajustás a la lógica, lo que le señalé a Osvaldo no implica que le haya EXIGIDO pruebas. Finalmente. en vez de imaginar complots o prácticas desleales, sería mas interesante que justifiques por qué opinás que a alguien le asiste la razón (en esta caso Osvaldo, pero podría ser cualquiera). Sería mas constructivo.

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