Ayer, en Catamarca, quedó demostrado que en la Argentina se ha consolidado el modelo de "dos países distintos" conviviendo en un mismo territorio.
A la hora de votar, por lo menos, existen por un lado los que pueden sufragar con libertad de conciencia y, por el otro, los que están coaccionados a manifestar su voluntad con algún temor a perder la asistencia del Estado.
Los resultados conocidos anoche, prácticamente fueron adelantados por la presidenta de la Nación en un viaje que realizó hace algunos meses a esa provincia cuando aseguró que "más de la mitad de los menores de 18 años catamarqueños reciben la asignación universal por hijo".
Luego de la provincia gobernada hoy por Brizuela del Moral se ubican Chaco, Santiago del Estero y Formosa, todas con porcentajes de cobertura cercanos al 50% de la población.
En la provincia de Buenos Aires este número llega al 27%, en Santa Fe a un 33%, mientras que Córdoba alcanza un 31%. En la Ciudad de Buenos Aires, por su parte, los niños cubiertos llegan al 18,5%.
La AUH es un beneficio que se brinda a aquellos trabajadores que se desempeñan en el sector informal de la economía, así como a los desempleados.
Consiste en el pago de una suma mensual —$220 por hijo y $880 por hijo discapacitado— destinado a aquellos niños, niñas y adolescentes menores de 18 años residentes en el país, que sean argentinos nativos o naturalizados o con residencia legal en el país mínima de tres años.
El clientelismo típico preelectoral fue feroz tanto desde el FPV kirchnerista como desde el FCyS que encabeza el radicalismo que gobierna en la provincia desde hace 20 años.
La gran diferencia entre la anterior elección, donde Néstor Kirchner apostó a fondo y perdió, y la actual con un resultado muy distinto, fue la creación de esta asignación, que data de noviembre del 2009.
Este nuevo "jugador" establece un vínculo casi indestructible entre los beneficiarios y la Casa Rosada.
Ahora bien, si tenemos en cuenta que con la extensión de este beneficio a las embarazadas de más de tres meses que anunció Cristina estamos llegando a los cuatro millones de beneficiarios es muy fácil saber cuál es el piso que ya cuenta la presidente de cara a octubre. Estamos frente a una realidad política diferente.
Basta recordar lo que decía Eva Perón al referirse al movimiento creado por su marido. "¿Hasta cuándo debe durar el peronismo?" se preguntaba.
"Hasta que haya un pobre, un niño desamparado, una familia sin atención médica".
Seguramente, Evita lo decía con la esperanza de revertir definitivamente esos flagelos. Sin embargo, algunos de sus seguidores pingüinos de hoy le están dando otra lectura.
"¿Hasta cuándo podremos seguir enquistados en el gobierno?", se preguntarán.
"No tendremos ningún problema mientras los pobres sigan siendo tantos que nos tengan que votar por pavor a que les quitemos la asistencia oficial", se responderán.
Los radicales aprobaron en la víspera un nuevo examen de estupidez (y con gran nota). Parecen seguir ignorando que el fenómeno político-sindical-periodístico-empresarial-mafioso al que se enfrentan no es más de lo mismo.
Si no se unen socialistas, radicales, Coalición Cívica, Gen, partidarios de Pino y peronistas de buena leche el país va rumbo a la temida "cuarta oligarquía", ese modelo sanguinario manejado por los narcotraficantes que hará ver a las otras tres oligarquías —la de los latifundistas, la de los empresarios "vámpiros" del estado y la de los políticos corruptos— como meras carmelitas descalzas.
Marcelo López Masia