El resultado de las elecciones en Chubut no puede, o al menos no debiera, poner contento ni al dasnevismo, ni al kirchnerismo, porque si bien técnicamente uno de los dos se ha impuesto en los números, que por apretados márgenes aún siguen siendo discutidos en la Justicia Electoral por el FPV, está claro que cualquiera de ellos se encuentra solo en la preferencia de un 37% del padrón electoral de Chubut y que la lectura de una parte de la opinión pública es que en realidad el 63% del electorado, es decir la mayoría real en este caso, les dijo que no a ambos.
Es una enorme falacia que Das Neves incluya en el discurso, como hizo, el gastado latiguillo de “la mayoría de los chubutenses eligieron nuestro “modelo”. La pregunta sería ¿Dónde está la mayoría del pueblo de Chubut? Veamos los números y la teoría del vaso medio lleno o medio vacío.
En números redondos, Chubut, según el último censo 2010, tiene 506.000 habitantes. De esas personas se confeccionó un padrón electoral de 352 mil electores. De ellos el 75% fue a las urnas (aproximadamente 265 mil personas) y de ellas el 37% (+ -) constituyen un número estimado en 98 mil electores, favorecieron tanto al PJ como al FPV. Estos electores, que en términos parecidos (ambos entre los 98 y 100 mil sufragantes) eligieron simultáneamente a uno y otro partido con diferencias mínimas, representan menos del 20% de la población de Chubut.
Quiere decir que en términos reales el candidato de Das Neves resultó ganador con el 20% de la voluntad de los chubutenses y el candidato kirchnerista perdedor con el 19% o tal vez menos, de acuerdo como resulten los votos finales. En ningún caso son mayoría.
La lectura que realmente hacemos quienes analizamos este fenómeno político, es que en realidad, más allá del tecnicismo electoral que le confiera el triunfo a uno u otro, la gente hizo perder a ambos proyectos. Por un lado castigó la hegemonía dasnevista, quitándole primacía y atomizándole la provincia con Intendentes del Frente para la Victoria en las principales ciudades. Por otro lado, le restó poder político en la Legislatura donde 16 bancas quedaron en poder del Frente para la Victoria, 9 bancas para el dasnevismo y 2 para la UCR.
El Frente para la Victoria, en tanto, puede vitorear un avance del partido en Chubut, pero de ninguna manera configura un cambio de paradigma ni de política, ni se “ha impuesto el modelo nacional”, como algunos publicitan y tratan de capitalizar a favor de la presidenta, aún cuando en un nuevo recuento resulten ganadores por algunas décimas.
Lo que ha sucedido en Chubut es altamente positivo para la democracia. La gente ha optado por quitarle poder a los que estaban y no entregarle ese poder a los que lo pretendían; es decir, evitaron cambiar de nombre (y de mano) y seguir bajo una hegemonía absoluta, guardándose para sí la potestad de mezclarle los tantos a los gobernantes, para forzarlos a interactuar, a negociar y a estar más atentos de lo que pide la gente.
En Chubut no ha ganado ninguno de los dos modelos, en todo caso se han acercado a la preferencia del público. Esto debe constituir un llamado de atención para el gobierno nacional porque en la Argentina existe también un clima similar al de la provincia vecina, en términos de preferencias y no es “la mayoría del pueblo argentino” quién vota ni quien los elige, es una parte, pero luego, la obligación cívica es gobernar para todo el mundo y eso suelen olvidarlo muy fácilmente los que llegan al poder.
En tanto para Das Neves, no haberse impuesto claramente por mayoría absoluta en su provincia, no es una carta que pueda ser mostrada ante el electorado nacional como un ejemplo de preferencia pública a la gestión que vino desarrollando hasta ahora en su tierra; más bien, constituye una advertencia de que ya no puede convencer a los argentinos, si es que mantiene intactas sus aspiraciones a la presidencia, de que sus políticas públicas están reflejadas en el “Modelo Chubut”, porque allí ganó el hastío, las ganas del pueblo por sacarse de encima un poder asfixiante, omnipresente, que todo lo puede y pretende mostrar a todos los chubutenses como trofeo colgado en la pared, a la hora de enfrentar al otro poder hegemónico nacional del FPV, en las elecciones de octubre de este año.
Rubén Lasagno
OPI Santa Cruz