La actriz ultra K Florencia Peña acaba de añadir un nuevo eslabón a su cada vez más extensa lista de participaciones televisivas rotundamente fallidas.
"Sr y Sra Camas" promedia un punto de rating, a pesar que muchas veces recibe un jugoso rating proveniente del "fútbol para todos" que emite canal Siete.
Sin embargo, sus catástrofes en la pantalla chica coinciden —casualidad o no— con su defensa férrea del "modelo". Repasemos:
En el 2007, duró poco más de un mes al intentar una remake de la serie estadounidense "Hechizada" (Bewitched). Nunca pudo repetir los éxitos de otras sit coms yanquees adaptadas como "Casado con hijos" y "La Niñera".
En el 2008, volvió a morder el polvo al encabezar "Una de dos" por el oficialista Telefé. En compañía de Luis Luque y Fabián Vena se estrelló a las pocas semanas de su estreno,
Un año más tarde, sus decepciones en el canal de las pelotas fueron dos:
-"Botineras", donde debieron "asesinarla" en la ficción a poco de empezar la novela, porque Florencia resultaba un "ancla" irrecuperable.
-"Flor de Palabra", un programa de entretenimiento olvidable que cesó a las pocas semanas de su debut
Luego, la probaron en algún capítulo de "Los exitosos Pells" y prefirieron no volver a convocarla otra vez y, por último, la descartaron de varios proyectos para la caja boba luego que la ex "pechocha" se despachara con la desubicada frase "yo hubiese sido montonera".
Hasta se llegó al delirio de medirla para jefa de gobierno porteña. Un despropósito propio de un personaje que había perdido toda brújula y ubicuidad en sus últimos meses de vida.
Disputó el trono de aduladora de la fauna pingüina y llorona en el sepelio a cajón cerrado de Néstor con otra actriz acostumbrada a los sonoros fracasos, últimamente: Andrea del Boca.
Florencia Peña utiliza para este nuevo fracaso dineros de todos los argentinos ya que cuenta con su productora propia sin haber puesto capital alguno de riesgo. "Sr y Sra Camas" nos cuesta a todos US$ 20.000 por capítulo.
Parece poco comparado con los otros grandes fracasos K en materia de medios de comunicación, ya que casi nadie lee-mira-escucha los engendros de Sergio Szpolski (El Argentino, Tiempo Argentino, Diagonales, BAE, Gazeta del cielo, Radio América, CN23, Miradas al Sur, Veintitrés, Newsweek, Siete Días, Contra editorial o Lonely Planet).
Tampoco muchos compatriotas se interesan por los asquerosos panfletos de Página/12, las AM ultra k o el patetismo periodístico de Diego Gvirtz en Duro de domar, TVR o 6,7,8.
En el caso del emporio Hadad, C5N sigue naufragando con mediciones que están muy por debajo de TN y Radio 10 alcanza los picos de rating con programas fuertemente anti K, como el de Marcelo Longobardi, de seis a nueve horas.
Hablar del despropósito de la TV digital y los millones de codificadores que nunca se entregaron o nadie utiliza ameritaría un texto complementario.
¿Por qué no puede haber un solo medio que defienda este "modelo" y sea aceptado por el lector-oyente-televidente argentino?
¿Por qué si la enorme mayoría de nuestro pueblo prefiere otras campanas a la hora de informarse y entretenerse en octubre va a votar al Frente para la Victoria?
El nuevo choque contra la realidad de Florencia Peña es sólo la punta del iceberg de un hartazgo que perciben minuto a minuto los “people-meters” pero no registran aún los traficantes de encuestas.
Marcelo López Masia