Todos sabemos que la Argentina es muy particular. Casi podemos afirmar que realmente es insólita por muchas de sus particularidades, únicas en el mundo.
Sabemos que a diferencia del resto de los países tenemos dos fiestas patrias: el 25 de Mayo, aniversario del primer gobierno patrio y el 9 de Julio, fecha de nuestra independencia del poder colonial.
Ambas fechas fueron el producto de desvelos, sacrificios de nuestros prohombres, muchos de ellos que entregaron sus vidas en el cometido, pero que lograron cimentar y consolidar definitivamente nuestra gloriosa Nación.
Desde siempre, desde los primeros años de la escuela, nos fue inculcado la importancia y la trascendencia de esas fechas, por el ejemplo de los valores evidenciados por los patriotas de esos primeros tiempos, en nuestro nacimiento como país.
Por años fuimos formados bajo el lema del amor y la devoción hacia la patria.
Ambas fechas despiertan un sentimiento casi reverencial en todos los argentinos, desarrollan un sentimiento de pertenencia e identificación con la tierra que nos vio nacer y el orgullo de ser argentinos, con todos nuestros numerosos defectos, pero también nuestras innegables virtudes.
Constituyen nuestras máximas fechas patrias.
Las milicias de aquel entonces fueron el instrumento militar, que conjuntamente con los preclaros patriotas civiles, constituyeron los artífices de la construcción social de la argentinidad y de los hechos y sentimientos que tenemos en común con quienes compartimos nuestro territorio,
Las FF.AA. de la Nación, continuadores de la gloria de esos hombres fueron, son y serán, la columna vertebral de la argentinidad y custodia de sus más puras tradiciones y valores.
Es una obligación del gobierno no solo mantener, sino fomentar e incentivar el espíritu patriótico. Juega un rol fundamental el respeto a nuestra tradición, a los símbolos patrios, el recuerdo de las principales efemérides y obviamente a nuestra fechas patrias de mayor significación.
Es absolutamente imprescindible para la consolidación del sentimiento de arraigo a un suelo, a una cultura, a una comunidad, que esta sea propiciada y facilitada por el gobierno.
Pero esta importante tarea estuvo relegada a un segundo plano en casi todos los gobiernos de esta etapa democrática, para desaparecer casi completamente en el gobierno que tomó el poder en el año 2003.
En esas fechas, cada vez, hay menos banderas que engalanan nuestros edificios. También rara vez se ven los colores azul y blanco ondeando en clubes, locales partidarios, sociedades de fomento y fachadas de casas y otros edificios.
En los edificios públicos, tal vez con un poco de suerte, encontremos una bandera sucia, descolorida y deshilachada
Muy pocos argentinos lucen con orgullo sobre sus pechos las tradicionales escarapelas. El “Ser Nacional”, el “Ser Argentino” que no hace muchos años extasiará las almas de nuestro pueblo, pareciera que ha desaparecido.
Esta fecha ya no es un verdadero día festivo en donde se respiraba el “Ser argentino”, cuando los padres llevaban a sus hijos a presenciar las paradas y desfiles militares que se realizaban en todas las ciudades importantes del país. Orgullosos de ver en esos desfiles, la materialización de parte del potencial del país.
Pareciera que ahora el “Ser nacional” solamente aparece en ocasión de algún campeonato de futbol u otra competencia internacional.
Este perverso y corrupto régimen encabezado por el matrimonio Kirchner, tal vez por su esquizofrenia o su distorsionada ideología fue apartando de su camino todo lo que no fuera útil a sus oscuros e inconfesables designios. Lo único que los guiaba era aferrarse al poder a toda costa. Es así que nuestro país, fue testigo de trampas y artimañas de lo más insólitas, para el logro de sus fines.
Pero verdaderamente el colmo de los colmos es la reciente conmemoración oficial de este 25 de Mayo.
Como ya es usual en este gobierno, de hacer lo que le plazca y romper centenarias tradiciones, la presidente decidió celebrar el acto central en Resistencia, capital del Chaco. Una de sus razones, fue seguramente, escapar de la Capital Federal, para no tener que enfrentar la siempre justa, atinada y crítica homilía de Monseñor Bergoglio en el Tedeum oficial y también evitar un público que no es precisamente partidario de su gobierno.
Pero lo que esta nota quiere destacar es el insólito discurso de la presidente. Consistió en casi su totalidad, como también es su costumbre, en exaltar su gestión y la de su marido, y los muchos logros alcanzados, sin hacer una sola referencia al día patrio que supuestamente se conmemoraba. Podemos definirlo como, un discurso partidario con fuerte acento electoral.
Un prestigioso columnista de un matutino de la Capital (ref.1) en su columna expresó claramente: “…el 25 de Mayo los argentinos conmemoran la llegada de Néstor Kirchner al poder y el venturoso proceso de transformaciones que se inició en ese momento. ¿1810? Ni una sola referencia. Borrado de la historia.
El 25 de Mayo quedó reducido ayer, en el Chaco, a ser una efeméride de facción. El cumpleaños de la patria pasó a ser el cumpleaños del kirchnerismo en el poder. Cristina Kirchner aprovechó el calendario oficial para rendir un homenaje emocionado a su esposo muerto. Esa apropiación supone que la memoria de Néstor Kirchner está rodeada de un consenso unánime.”
Como también ya es una costumbre en la presidente, utilizó una retórica engañosa y falsa describiendo una realidad imaginaria, adoptando la actuación teatral de doliente viuda vestida de riguroso color negro, llorosa y angustiada, y utilizando la imagen de su esposo muerto, como argumento para conmover y obtener apoyo, en especial en el electorado de menor nivel.
La utilización especulativa de su fallecido marido, ensalzándolo en forma grosera y casi obscena y utilizándolo como eje del discurso proselitista, resulta irritativa y chocante para los millones de argentinos, la mayoría del país, que no comulgan con este régimen autoritario.
Recordemos que Néstor Kirchner murió víctima de su propio veneno después de discutir telefónicamente con un monstruo político que el mismo construyó.
Si en algo se caracteriza este gobierno es en el altísimo grado de corrupción e impunidad. Ahora nos robaron también una fiesta patria.
Lo que llama la atención es la poca y escasa información de este hecho sin precedentes. Solo he leído seis o siete artículos referidos a este tema en los medios. ¿Somos indiferentes los argentinos a este robo? ¿Nos da lo mismo que la presidente haga y deshaga sin importar de qué se trata?
Personalmente estoy indignado. ¿No tendríamos todos los argentinos que estar indignados por este agravio?
Alfredo Raúl Weinstabl
(1) Diario La Nación 26-05-11 La efeméride de una facción por Carlos Pagni