El “narcovelero” que fue sospechosamente “detectado” esta semana, muestra cómo se profundiza el modelo de la narcodemocracia. A esta altura, sería pertinente saber cuál fue el primer puerto de arribo a la argentina de dicha embarcación, qué revisión efectuó “nuestra Aduana”, qué inspección hizo SENASA y a qué laboratorio llevó las muestras de agua del velero procedente del extranjero.
En la misma inteligencia ¿cómo pudieron los tripulantes ingresar 400 kilos de droga al puerto si hay control “aduanero” portuario a naves extranjeras y tripulantes?
¿De qué puerto provenía el velero para saber así su rumbo y derrota, y su ingreso a aguas argentinas? Fecha de ingreso que debió radiar al entrar al Sistema de Control Nacional.
Demostración simple que Argentina ya está aplicando las técnicas de embarque de los “narcopaíses”, donde se fondean bultos con radio baliza y luego veleros u otras embarcaciones los levantan.
El “packaging” da la pauta de que los carteles colombianos que se radicaron en el país operan con total impunidad y conocimiento de que en las marinas no hay controles, como tampoco los hay en el puerto de Tigre, salida de escape simple a Uruguay. Lo dicho históricamente en este periódico se confirma.
Más interrogantes surgen: ¿Cómo los tripulantes abandonaron el velero si las autoridades sospechaban de ellos?
Y más aún: ¿Por qué no se publicó el nombre y apellido de los detenidos y se envió a todas las “aduanas” las fotos emanadas de Interpol/DEA? Es clave conocer las caras públicamente para evitar salgan del país a no ser que se quiera ello.
Hoy, con las huellas que había en el velero se conocen todos sus datos, pero de esto no se habló aún con claridad.
Seguimos con puertos nacionales sin control alguno y altísimo nivel de operaciones de tráfico ilegal. Ni siquiera se evalúa qué sale desde el pescado “congelado argentino” y fresco en avión (entrega más rápida).
Quienes tienen montada redes de contrabando de esta magnitud no pueden parar, pero como está visto en la Argentina las autoridades sí. Aníbal Fernández muy suelto de cuerpo reconoció semanas atrás “perdí la batalla contra la droga”, batalla que a decir verdad nunca dio.
Estas operaciones de cara a las elecciones hacen ver un país con controles fronterizos que no existen tal como tampoco existe el control de radares. El gobierno tiene tan poca credibilidad que se duda si esta operación fue cierta, o solo unos kilos de merca y resto harina triple cero.
La droga avanza pues no se combate y con ello la violencia seguirá in crescendo.
Roberto Maturana