Al cierre de esta columna, a minutos del vencimiento del plazo para la presentación de las listas de candidatos, en la mayoría de las fuerzas políticas bonaerenses todavía se anotaban y se borraban nombres y la dirigencia seguía sumergida en una enorme incertidumbre: el problema es físico, si se quiere, en la medida que en todos los sectores hay muchos más aspirantes que lugares.
Pero las decisiones troncales, tomadas en las últimas semanas algunas, en las últimas horas otras, ya definieron el panorama electoral; un paisaje que muestra que, en materia de sociedades y armados políticos, ya nada será igual.
Sin interlocutores
En el oficialismo, el peronismo era ayer un universo sumido en incertidumbre, preocupación y bronca. La confirmación de que el ultra K Gabriel Mariotto será el candidato a vicegobernador —y por lo tanto presidirá el Senado provincial— funcionó, un día antes, como disparador de la puesta en marcha de la estrategia que la Casa Rosada había resuelto aplicar hace meses.
El sector nunca soñó con sugerir siquiera un lugar en las listas de senadores y diputados nacionales por la Provincia.
Pero en la medianoche del viernes, después de una agria discusión entre el armador electoral de la Presidenta, Carlos Zannini, y el jefe de Gabinete del Gobernador, Alberto Pérez, la definición de las ocho listas de candidatos a la Legislatura —allí, donde el que tiene que "pelear" la sanción de leyes es Daniel Scioli—, y de buena parte de las postulaciones a intendente con el añadido de si tendrán o no competencia del propio palo —pero no en las internas sino vía colectoras—, había quedado exclusivamente en manos de Zannini.
De ese modo, decenas de intendentes, legisladores y dirigentes territoriales del PJ, que gobiernan casi 100 de las 134 comunas de la Provincia y obviamente juegan buena parte de su destino político en esas definiciones electorales, se habían quedado ayer sin interlocutor ante el dueño de la lapicera.
Mientras trascendía que La Cámpora tendrá 15 candidatos "a salir" en las ocho listas para la Legislatura y que en la Rosada introducían cambios en las nóminas que los referentes peronistas habían acordado en los últimos días, éstos no tenían con quién hablar.
Mariotto y lo que viene
Por lo pronto, la dirigencia peronista ya evalúa que con Mariotto en la Presidencia del Senado —siempre que el oficialismo gane la elección, claro— ya nada será igual.
Para Scioli y sus ministros, el hombre que debería tener una aceitada relación con ellos, con la tropa legislativa propia y con la oposición para que el Ejecutivo obtenga la sanción de las leyes que considere necesarias (y que no salgan las que no quiera) es un absoluto desconocido para estos tres sectores; un desconocimiento que implica confianza cero y 100 por ciento de sospechas.
Pero no sólo todo será distinto en el plano legislativo. Scioli sabía desde hacía diez días que Cristina había resuelto que fuera Mariotto el candidato a vice. Se lo dijo Zannini, pero el gobernador apostó a cambiar esa decisión en una conversación con la Presidenta. Apuesta perdida.
En su segundo mandato, el hombre de "la ley de medios", el que discutió con Beatriz Sarlo en el templo del ultrakirchnerismo más desbocado (6,7,8 por la TV Pública) buscará, desde la estratégica presidencia del Senado, cambiar el perfil y modificar la estructura de poder del oficialismo bonaerense.
Lo hará con un trasvasamiento del peronismo histórico y orgánico (ortodoxo, si se prefiere) al supuesto "kirchnerismo puro" donde se nuclean organizaciones ex piqueteras, individualidades que cultivan el "anti-pejotismo", la juventud que milita en La Cámpora y grupos transversales (no peronistas), entre otros.
La evolución del complejo proceso que, de esa manera, se abre en el oficialismo bonaerense pasará a ser, así, una de las incógnitas más fuertes de la política provincial y aún nacional.
Todo "nuevo"
En la oposición, las formalidades electorales de estas horas plasmarán la pulverización de los dos nucleamientos que se consolidaron en las elecciones del 2009 y los nuevos y llamativos armados. De la sociedad que mantuvieron los peronistas anti K Francisco De Narváez y Felipe Solá con Mauricio Macri no queda nada; y de la alianza del radicalismo, el socialismo, el GEN de Margarita Stolbizer y la CC de Elisa Carrió, menos.
La presentación de los candidatos terminará de cristalizar la comentada sociedad del radicalismo de Alfonsín con De Narváez y las nuevas imágenes.
En ese sentido, Solá fuera de carrera con su tropa repartida entre el duhaldismo y el denarvaísmo-UCR; el armado del socialismo con el GEN; la Coalición de Carrió jugando sola; la gente de Pino Solanas que se presenta por las suyas; el macrismo sumergido en una indefinición casi existencial de la que no salía ni cuando faltaban minutos para el cierre de la oficialización de listas; y el regreso de Eduardo Duhalde que, como candidato presidencial, intenta rearmar un esquema en la Provincia.