Aníbal, me parece que otra vez te confundiste. ¿No te diste cuenta que no me asustan las amenazas ni me caben las ofertas por comprarme? ¿No podés entender que no todos se venden? ¿Tan raro te resulta que alguien tenga ética y principios? ¿Tan encerrado estás en el fango de tu ignominia?
Como buzo he aprendido a sobrevivir con un mínimo de aire y he superado situaciones extremas, pero también aprendí a mirar bajo la superficie.
¿Tan desesperado estás como para mandar a tus mensajeros a amedrentarme? ¿Quién es el “gil”, como diría tu titiritera?
Veo que comprendiste la gravedad de lo que se cocinaba en el Banco Nacional de Datos Genéticos. Ya te diste cuenta que si sale a luz el fraude para cobrar suculentas indemnizaciones a través de farsantes que se prestaron a hacerse pasar por nietos recuperados, los arrastrará al abismo.
Sos inteligente, lo cual califica aún más tu maldad y hace imperdonable tu proceder.
Aunque pretendas instalarte como senador provincial para tener fueros parlamentarios no olvides que existen mecanismos para hacer cumplir condenas penales, aunque seas un abogado trucho —como tu jefa— algo tuviste que aprender de esto, vos que te la sabés lunga y encima te las das de escriba. Un común amigo me ilustró sobre tu picardía al jugar al truco, pero eso no va a alcanzar para engañar a los jueces que te procesarán oportunamente. Mirá que Carlos estuvo una década sin pisar los tribunales y hoy está sentado en el banquillo de los acusados, inclinando la cerviz para no terminar sus días con arresto domiciliario negociando el último resto de dignidad.
¿Creíste que por burlar al juez al escaparte en el baúl de tu auto, desobedecer resoluciones judiciales hasta de la propia Corte Suprema, tenías todo manejado?
Aunque tus espías lo saben, te aclaro que tengo protegidas las pruebas sobre el arrepentido que aceptó hacerse pasar por nieto recuperado, aunque sus padres siguen viviendo en el conurbano, y que está dispuesto a declarar que únicamente le dieron el diez por ciento de lo que cobraron por su indemnización, armando el expediente sobre su supuesta pertenencia a una hipotética madre desaparecida, con ADN trucho incluido.
¿Ahora te das cuenta por qué en los últimos días de su mandato Néstor firmó un decreto liquidando el Banco Nacional de Datos Genéticos para hacer desaparecer las pruebas de la infamia? ¿Comprendés qué grave error cometió cuando sucumbió a la presión de Madres y Abuelas manteniendo el BNDG para permitirles seguir con el negocito y dejó sin efecto ese decreto limitándose a crear un nuevo BNDG cambiando su órbita?
Como en un tablero de ajedrez, cualquier movida por insignificante que parezca determina el final de la partida. Te creíste un alfil y sos un peón.
Ah, y si el truchito tuviese algún traspié, o cualquier familiar, amigo, conocido o allegado mío tuviesen un mínimo accidente, hay dos escribanos y varios funcionarios consulares que disponen de todo el material que está buscando tu gente y cumplirán las pertinentes instrucciones para hacerlo público.
Desde que mandaste intervenir mis teléfonos, pediste mi prontuario, indagaste sobre mi situación fiscal y gastaste tiempo y dinero del Estado para investigarme, infamarme e intentar desprestigiarme a través de tus lacayos que navegan en Internet y manejan el amarillismo periodístico, hay una causa judicial en la cual se detectó el origen de esas maniobras y pinchaduras clandestinas en el ámbito de tus Ministerios, por lo que te sugiero no pierdas más tu tiempo y te dediques a tu función, aunque te queden pocos meses para dejar el cargo que no honraste.
Enrique Piragini