El 24 de febrero, Tribuna de Periodistas publicó un artículo sobre un acto de
Allí, se hacía referencia no al acto de inauguración en sí o lo destacable de la recuperación de una fábrica, sino a cómo el acto ocurrió en tierras gobernadas por un radical, donde hubieron piedrazos y botellazos, la cual decía lo siguiente:
“Según informa la agencia de noticias DyN, manifestantes del Frente para
Los grupos, concentrados desde el mediodía en la zona donde se realiza el acto central, comenzaron a enfrentarse por la ubicación de pancartas que promovían la reelección del gobernador Eduardo Brizuela del Moral, lo que generó una batahola.
Botellas y piedras fueron arrojadas desde el sector kirchnerista a los manifestantes del oficialismo catamarqueño que fueron contenidos por apenas diez gendarmes ubicados en un vallado entre los dos partes”.
Luego de ver esto, vienen a mi mente solo dos reflexiones.
La primera es que, en su discurso, lo único que se le notaba a Cristina era una gran angustia y bronca, palabras crispadas de una persona a la que no le va nada bien.
La segunda es un tanto ambigua, ya que no sé si reírme de los diez gendarmes, de la intolerancia kirchnerista, —que seguramente eran mayoría— o de una nueva “reinauguración”.
Esta, mi querido lector, es la “nueva política” que prometía Néstor, allá por 2003 cuando se esmeraba en convencer a los ciudadanos de que lo voten.
Sin embargo, el motivo de ésta nota, vas más allá de lo citado en la publicada el 24 de febrero, y es que después de haber pasado más de cinco meses de tal "inauguración" la planta sigue tan parada como siempre.
En esos días preelectorales en Catamarca, hubo, incluso, un acto organizado por el Movimiento de Fábricas Recuperadas cuyo presidente es Luis Caro (el mismo que promovió la reforma de la ley de quiebras) que tuvo gran trascendencia y gran cobertura por parte de los medios oficialistas nacionales.
Curiosamente, en dicho acto, Cristina dice en una parte de su encendido discurso: “en esta zona donde siempre vinieron a buscar votos y nunca les dieron nada…”.
Sin embargo hoy, los obreros están más frustrados y decepcionados que nunca. Abandonados por el presidente de su Movimiento. Olvidados por el oficialismo luego de su triunfo electoral en esa provincia (al que seguramente en algo contribuyo este acto farsante organizado una semana antes de las elecciones).
Para participar de esa farsa, los obreros recibieron cascos y uniformes nuevos (como se ve en el video). Los obreros han conseguido contactar potenciales clientes, como por ejemplo, cerraron un trato con la olivícola Nucete, a la cual proveerán de envases flexibles para aceitunas, pero es imposible atenderlos sin la ayuda económica eternamente prometida por el Sr. Moreno y nunca cumplida para empezar a producir.
Pero claro, si se escucha hablar a Cristina o a cualquiera de los obsecuentes lacayos que la secundan, no se va enterar de que las promesas K nunca se cumplen.
Pablo Dócimo