¿Hasta cuándo vamos a seguir repitiendo los comunicadores que tenemos en la Argentina una Corte Suprema de Justicia de lujo?
El máximo tribunal, antes del escándalo de Eugenio Zaffaroni, ya había dado muestras sobradas de que dista mucho de ser un conjunto de profesionales inobjetables.
Detallamos sólo seis de las tantas máculas que acumula este conjunto de ministros.
1) En primer lugar, por supuesto, el impresentable dueño de propiedades utilizadas para la trata de personas en los barrios más exclusivos de Capital Federal.
Como reconoce el propio Gustavo Vera, responsable del grupo La Alameda, "ninguna fuerza del orden se atrevía a efectuar procedimientos en la propiedad de un integrante de la Corte Suprema".
Ergo, Zaffaroni no sólo alquilaba sus departamentos.
Los altísimos precios que pagaban algunas porno stars, como Ana Touché (200 pesos por día), obedecían a que Eugenio les daba verdaderas "zonas liberadas" a los cafishos para que le abonaban sumas elevadísimas.
Es tan inconcebible que la inmobiliaria fuera “trucha” como que el domicilio legal del intermediario fuera la propia casa de Zaffaroni.
Todo es tan objetable que este tipo ni siquiera se anima de enfrentar notas con periodistas que no sean alcahuetes K como Víctor Hugo Morales o algún otro miembro de la comparsa comunicional oficialista.
2) En la causa Mendoza, conocida como la del Riachuelo, donde se debía lograr el saneamiento de la cuenca hídrica, los resultados son devastadores.
Luego de varios años de conocido el fallo del máximo tribunal, la cuenca del Matanza sigue siendo una cloaca a cielo abierto a la que apenas le han colocado árboles en ambas márgenes para tapar infructuosamente un caudal hediondo indisimulable.
Se le rien en la cara a los ministros de la Corte los empresarios y políticos que, al día de hoy, ni siquiera han completado el censo para saber cuántas son las firmas que contaminan un curso de agua que afecta a más de tres millones de bonaerenses y capitalinos.
3) Los funcionarios kirchneristas han acumulado ya más de 250 causas de corrupción (las hemos detallado con puntillosidad en un artículo de Tribuna de Periodistas hace algunos meses) y jamás fueron citados a juicio oral.
-Pepe Albistur y su ex Nara Ferragut, por la pauta publicitaria
-Julio de Vido y su esposa Alesandra Minicelli, múltiples acusados
-Daniel Cameron, Fulvio Madaro y Néstor Ulloa, por Skanska
-HéctorCapaccioli, Ginés González García y Dratman, vinculados a medicamentos
-Jorge Coscia, ex titular del INCAA
-Néstor Kirchner y CFK, por casi todo el código penal argentino.
-Cristóbal López, empresario del juego
-Juan Pablo Schiavi, secretario de Transportes
-Julio Daniel Álvarez, ex secretario privado de los K.
-Amado Boudou y Aníbal Fernández.
-Fabián Gutiérrez, otro secretario K
-Ricardo Jaime, una suerte de Al Capone local.
-Guillermo Moreno por casi todo lo que tocó.
-Felisa Miceli, bolsa con 60 mil dólares en el baño de su despacho.
-Claudio Uberti, Rudy Ulloa y Lázaro Báez,
-Romina Picolotti, por beneficiar a parientes y gastos groseros en su gestión al frente de Medio Ambiente.
-Alberto Fernández, reasignación de partidas que perjudicó el gasto social
-Ricardo Etchegaray, subsidios truchos de la ex ONCAA.
-José López, segundo de De Vido, por enriquecimiento ilícito.
No estamos hablando solamente de que no hay nadie preso. Ni siquiera estamos diciendo que no existe una sola condena contra elllos.
Estamos denunciando que jamás un juez argentino se animó a llevar a juicio oral a algún funcionario K.
¿No se enteran de nada de esto en el último piso del palacio de Lavalle yTalcahuano?
4) La situación se repite en los casos de las jubilaciones y de los jueces subrogantes respecto de los cuales la Corte Suprema ha exhortado a que el Congreso dicte leyes en esas materias que se ajusten a lo que contemplan la Constitución y los tratados internacionales.
Nada de esto ha ocurrido y los mayores siguen esperando en vano que se cumplan para todos los fallos de este tribunal.
5) El caso más grave, que ya roza el ridículo, es el del ex procurador santacruceño Eduardo Emilio Sosa.
Se trata de un funcionario probo destituido en forma ilegal por Néstor Kirchner cuando gobernaba aquel estado austral hace ya más de quince años.
La Corte Suprema se manifestó en un total de siete ocasiones, exigiendo el cumplimiento de su manda para reponer al abogado, pero el gobernador Daniel Peralta se burla descaradamente de estos "prestigiosos" minsitros.
Incurre en el delito de desobediencia sin importale nada, ya que sabe que el máximo tribunal argentino ni siquiera lo va a reprender.
El ex presidente Néstor Kirchner llamó el año pasado junto a todos los gobernadores K a un abierto incumplimiento del mencionado fallo, con el pretexto de ser una decisión contraria a derecho y constituir una suerte de golpe de Estado de la Corte Suprema contra el gobierno de una provincia.
¿Qué hizo la Corte ante semejante acusación? Lo de siempre, absolutamente nada.
6) Otra desobediencia flagrante se produjo cuando el jefe de Gabinete de Ministros se negó a ejecutar una orden proveniente de la justicia laboral, a través de la cual se dirimía un conflicto existente en el gremio de los aeronavegantes que exigía el desalojo de la sede de esa entidad para que pudieran asumir las nuevas autoridades.
Aníbal Fernández, arrogándose el ejercicio de una facultad reservada a los magistrados y en desafío al principio de separación de poderes, invocó la supuesta inconstitucionalidad de la sentencia para justificar la no intervención de las fuerzas policiales.
Resumiendo: estamos frente a una corte tipicamente kirchnerista.
Por un lado, Carmen Argibay reclama soluciones inmediatas para los casos de trata de personas, ya que se llegó a un límite nunca conocido en la Argentina, con cientos y cientos de departamentos de explotación sexual donde se enriquecen políticos, policías y magistrados ausentes.
Por otro lado, Zaffaroni se esconde como un delincuente de los flashes y las cámaras de tv porque no puede explicar cómo se ha enriquecido gracias a la trata de extranjeras que muchas veces ejercen el oficio más antiguo del mundo por amenazas o desesperación económica.
La pregunta del inicio: ¿Hasta cuándo vamos a seguir diciendo que estos siete peleles son un tribunal de lujo?
Marcelo López Masía