El mapa electoral que dibujaron las elecciones primarias contiene un notorio respaldo a Cristina Kirchner, pero también interpela a los principales referentes de la oposición, que fueron emplazados a replantear sus estrategias en poco más de dos meses, de cara a los comicios generales de octubre.
Los números fueron inapelables: la Presidenta sacó más votos que la suma de los cuatro principales candidatos de la oposición, Eduardo Duhalde, Ricardo Alfonsín, Hermes Binner y Alberto Rodríguez Saá, quienes perdieron en su momento la posibilidad de sinterizar sus aspiraciones en sólo dos fórmulas nacionales.
Es que Alfonsín y Binner estuvieron a un paso de integrarse en un binomio, en lo que hubiera sido una más que razonable sociedad entre radicales y socialistas; mientras que Duhalde y Rodríguez Saá compartieron la frustrada interna del Peronismo Federal, que terminó suspendida y con la relación minada al extremo.
La primera reacción que tuvieron los candidatos opositores tras la victoria oficialista no alienta, sin embargo, la apertura de alguna negociación para recuperar el terreno perdido.
Pero deberían recapacitar: Duhalde y Alfonsín fueron ampliamente derrotados en sus distritos de origen, la provincia de Buenos Aires; mientras que Binner cayó en Santa Fe, donde hace muy poco el socialismo retuvo la Gobernación; y sólo Rodríguez Saá logró doblegar a Cristina en su San Luis natal.
Sólo el socialista Binner, en el lote de los opositores, pudo exhibir una dosis de alegría, puesto que sacó más del diez por ciento de los votos con una fuerza en construcción, como el Frente Amplio Progresista, que se presentó por primera vez a una elección en el orden nacional.
Los vapuleados opositores cuentan, de todos modos, con un elemento que podrían utilizar en su favor: es posible que una parte de la sociedad se sienta tocada por el aluvión de votos que este domingo cosechó el kirchnerismo y que comience a generar anticuerpos para ponerle equilibrio a la política.
Pero el escenario que armaron las elecciones primarias dejó prácticamente en shock a la oposición, mientras que permitirá a Cristina disciplinar las disputas internas que se plantearon en el seno del peronismo y que le valieron tres cachetazos electorales previos en Santa Fe, Córdoba y la Capital.
Para eso cuenta, en la primera línea de sus filas, con el gobernador Daniel Scioli, quien también fue ampliamente respaldado en las urnas en la provincia de Buenos Aires, el distrito que sigue explicando la vigencia política del oficialismo.
Del otro lado de la avenida General Paz, Mauricio Macri parece haber quedado consolidado, aún sin participar de las elecciones primarias, como el principal referente de la oposición, lo cual demuestra lo acertada que fue la estrategia de postergar su proyecto presidencial para 2015.
Mariano Spezzapria
NA