La salida de Felipe Solá de la oposición y su virtual pase al oficialismo no tomó por sorpresa a "la política", que desde hace meses sabía de sus reuniones con Daniel Scioli y de sus confesiones a amigos y conocidos.
Pero sí impactó, a partir de las derivaciones que su decisión podría tener en algunos ámbitos. Un hombre de fuerte relación con Boudou, Juan de Jesús, podría llegar a la presidencia de Diputados.
Uno de esos ámbitos es la Legislatura. Con cuatro representantes, el felipismo integra con macristas y duhaldistas un bloque de 12 miembros en la Cámara de Diputados bonaerense que viene atado con alambres desde hace tiempo.
En realidad, no se entiende, por ejemplo, qué hace todavía sentado en esa bancada Ismael Passaglia, que —como una suerte de adelantado de su jefe, Solá— hace ya dos meses se anotó como candidato a intendente de San Nicolás por una de las listas kirchneristas, superó las primarias y el 23 de octubre competirá por ese cargo con esa "bandera" (con su lista enganchada a la de Cristina, claro).
Con todo, aún con adelantados en sus filas, a los diputados felipistas les molestó enterarse por la radio de que Solá dejaba la oposición y se acercaba al calor del fuego oficialista lo suficiente como para cosechar bienvenidas, desde Scioli a Carlos Kunkel, el ultra K que alguna vez lo tildó de traidor y algo más.
Pero, broncas por la falta de "aviso" del líder al margen, ¿los legisladores del felipismo se quedarán donde están, formarán bloque propio o se incorporarán al oficialismo? Algunas fuentes afirman que permanecerán en la bancada que nació hace apenas seis meses y que, anunciada pomposamente como la unidad de las representaciones peronistas no K y macristas —aunque dejaron afuera al denarvaísmo—, se convirtió en la segunda fuerza de la Cámara, numéricamente hablando.
Pero la primera duda es si tomarán una decisión como grupo o adoptarán, como su jefe, resoluciones individuales; y la segunda pasa por la viabilidad de mantenerse en un armado opositor si se cristalizaran las versiones que dicen que Scioli sellaría un acuerdo con Solá incorporando a un felipista a sus equipos de gobierno.
Tiempo de sumar
En el oficialismo, con todo, recibirían a los felipistas con los brazos abiertos. Ahora con 37 integrantes, el bloque PJ—FpV de diputados espera recuperar la mayoría (47 miembros) a partir de diciembre.
Aunque nunca le faltó apoyo "externo" para todos los asuntos que se propuso sancionar en estos dos años en que la mayoría ha estado conformada por la suma de los opositores, el oficialismo se entusiasma con la posibilidad de volver a tener mayoría propia.
Cree que un buen repunte lo conseguirá en las elecciones de octubre. Y hasta se imagina que algunos peronistas que ingresen por las listas de la alianza entre la UCR y Francisco De Narváez podrían sumarse al PJ—FpV a poco de andar.
No por esto sobrevendrán, sin embargo, tiempos de distensión para la representación legislativa del oficialismo. Por el contrario, cuando todavía falta un mes para las elecciones, todo indica que la Legislatura será el escenario de las primeras batallas entre los sectores internos que buscarán ostentar y ejercer el poder en el seno del oficialismo bonaerense en los tiempos por venir, y ya de cara —aunque pueda sonar apurado— al 2015.
Una interna compleja
Es que para el 2015 varios referentes del oficialismo con base de operaciones en la Provincia ya tienen objetivos bien definidos. Scioli, todo el mundo lo sabe, quiere ser candidato presidencial.
Y el cristinismo ya diseña, para el caso de que no se diera una reforma que permitiese otra reelección de su líder, un esquema que haría eje en el tandem Amado Boudou—Gabriel Mariotto: el primero para la Presidencia de la Nación, el segundo para la Gobernación.
Si se diese la opción re—reeleccionista para Cristina, Boudou sería el candidato a gobernador.
Y esos primeros trazos del futuro ya comienzan a incidir en la Legislatura. Con Mariotto en la Vicegobernación y en la conducción del Senado a partir del 10 de diciembre, el acceso a los principales cargos de poder de la Cámara de Diputados –la Presidencia, la vice "con firma", la jefatura del bloque— ya genera tensiones y las primeras escaramuzas entre los grupos que se van perfilando: el sector que representa a los intendentes y al peronismo tradicional de la Provincia, cercano al Gobernador, aunque no sciolista; el sciolismo propiamente dicho; y el "bloque de la Casa Rosada" que nucleará a La Cámpora, los K puros, el Movimiento Evita y los diputados alineados con el ministro Florencio Randazzo.
En ese marco, el sciolismo apunta a la vice "con firma". La Cámpora pujaría por quedarse con la jefatura de la bancada. Y el actual titular de la Cámara, Horacio González, un peronista del Conurbano que tiene el apoyo de la Gobernación y los intendentes y diálogo con la Rosada, ya no tendría tan asegurada la reelección como parecía hace unas semanas. Juan de Jesús, dirigente de la Costa, bien podría ser clasificado como un sciolista y un peronista tradicional que representa con fidelidad a los intendentes. Pero su nombre comienza a sonar para la Presidencia de Diputados por otra razón, menos conocida: su amistad y su profunda relación política con Boudou.
Marisa Álvarez
NA