El alto grado de degradación al que llegó nuestro país se ha gestado y logrado en estos últimos 8 años de kirchnerismo puro.
Como el 23 de octubre ganará el Frente para la Victoria, profundizando el modelo, será mayor la destrucción de Argentina.
Tanto es el relajo instaurado por el kirchnerato, que no nos sorprende que decenas de empleados del Inadi que responden a la futura diputada María Rachid ya se encuentren reciclados en el ámbito del Ministerio de Acción Social comandado por Alicia Kirchner.
Así como nadie parece sorprenderse por el incendio acontecido en La Plata que destruyó las urnas y los votos del pasado 14 de agosto anulando toda posibilidad de probar el descomunal fraude electoral, también pasó desapercibido que otro incendio destruyera las torres de 2 radioemisoras de Daniel Hadad.
Tragicómico el caso del vecino rosarino que ingresó desnudo al departamento de su vecina, se masturbó y le robó.
Llamativo el aumento del 1.600% del ABL en los barrios de Recoleta y Palermo dispuesto por el reelecto Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Elemental que el padre de Candela admitiera conocer al Héctor “El Topo” Moreira, ya que la familia de la niña sabe muchísimo más de lo que dijo hasta ahora.
Insólito que un candidato a diputado de la UKR denunciara al candidato presidencial Alberto Rodríguez Saá por extorsión a Francisco De Narváez.
Y entre tanto absurdaje, una dramática nota de color (negro) la constituye la noticia del fallecimiento de un hombre atragantado con una mandarina en nuestra mediterránea Córdoba.
Pero no tenemos el privilegio de ser los únicos coleccionistas de inmundicias: una pareja de lesbianas está chocha porque su hijo de 11 años asumiera su condición y se muestre como niña.
Entonces, ¿por qué no habríamos de tomar con naturalidad que siga el reinado KK aunque sepamos que existirá un fraude descomunal el próximo 23 de octubre?
Enrique Piragini