La noticia, aunque intuida, partió en dos la tarde del martes 5: “La Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA) expresa su más enérgico repudio a raíz de la grave decisión adoptada por la patronal de Radio Concepto AM 1150, que de manera imprevista levantó del aire el programa “La Nave”, que conduce la periodista Liliana López Foresi, concretando un claro acto de censura. Las explicaciones “formales” que puedan brindar las autoridades de la radio están lejos de aclarar la situación real que llevó a que el programa, que diariamente conducía la compañera López Foresi, dejara de emitirse, ya que la empresa incursionó en el terreno de la censura al impedir la continuidad de una periodista de reconocida trayectoria en el medio, que es víctima, una vez más, de la persecución laboral y profesional de una empresa del sector.

La UTPBA ya había advertido, días atrás, sobre las irregularidades que se venían registrando en esa emisora, donde parte de su personal tenía atrasos superiores a los tres meses en el pago de los salarios. La incertidumbre que supone esa situación se agregaba a la falta de pagos de los teléfonos, del cánon para las transmisiones deportivas, todo a partir de la actitud de una empresa que deja planteado serios interrogantes acerca de la solvencia de quienes dicen ser sus propietarios. Mantenida una reunión con la patronal –que llevaron adelante el personal junto con la UTPBA- para efectuar los reclamos correspondientes, la respuesta empresaria fue inmediata: 24 horas después despidió al periodista y relator Walter Saavedra, uno de los participantes de ese encuentro. Cuando dirigentes de la UTPBA se hicieron presentes en la radio para exigir la reincorporación de Saavedra se encontraron que personal de seguridad les impidió el ingreso a la emisora, cuestión que aún perdura. A la persecución, la violación de las leyes vigentes y la más descarada impunidad empresaria se suma ahora este aberrante acto de censura que afecta a la periodista López Foresi y al derecho a la información de toda la sociedad, ante lo cual la UTPBA reclama la inmediata reposición del programa y de todos los integrantes del equipo de producción periodística del mismo. La UTPBA denunciará este acto de censura ante organismos nacionales, regionales e internacionales de prensa, entre ellos, la Federación Latinoamericana de Periodistas (FELAP), principal organización de trabajadores de la comunicación de la región, y entidad asociada a la UNESCO”.

Otra periodista independiente muerde el polvo de la censura, por negarse a vestir de forma imaginaria al rey desnudo. Como hace veinte años, cuando el binomio dantesco Isabel Perón-Brujo López Rega pontificaban acerca de las bondades del silencio sepulcral, el kirchnerismo se saca la careta afable y se muestra tal cual es. Bajado de la tapa de los matutinos, bien lejos de las cámaras; de entrecasa no es otra cosa que un apéndice más del infame superpoder que a lo largo de estos 30 años pretendió imponer una sola verdad opuesta a la realidad. Paga para erigir encuestas truchas, establece criterios publicitarios para que la corporación mediática lo secunde en la conformación de una realidad de cartón pintado o sino aprieta, amedrenta o persigue. Pero para el gran público, posa como democrático y heraldo de los derechos humanos fundamentales. Así, la farsa camina de la mano de la tragedia, y ambos se juntan en un aquelarre sempiterno.


¿Hijos de qué?

    En vísperas del 24 de marzo de este año, Néstor Kirchner y señora se autoproclamaron “hijos de las Madres y nietos de las Abuelas de Plaza de Mayo”. Luego de semejante audacia, los delirantes que los aplaudieron en su ocurrencia omitieron que ambos nunca movieron un dedo, para recordar ni siquiera un minuto a aquellos que hoy alegan honrar. Y lo que es peor, actos como el mencionado arriba los pone automáticamente en un solo equipo: en el de los hipócritas.

    Por más que inunden las redacciones, portadas de los matutinos, ondas de radio y pantallas de televisión con buenos anuncios y mejores noticias, actos deplorables como el relato al principio, demuestran que todo eso no alcanza a tapar su naturaleza plena de desidia.

    A brillar, mi amor, que está todo bien. Pues Argentina es un país en serio donde está todo bien, y nunca pasa nada porque la culpa siempre la tienen los que piensan y hablan feo. 

Fernando Paolella