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HISTORIA SECRETA DE LAS PURGAS POLICIALES BONAERENSES

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    El comisario mayor Hugo Matzkin se ha convertido en la mano y la oreja derecha del Ministro de Seguridad bonaerense León Arslanián y en operador único del sistema de espionaje electrónico que da lugar a las purgas policiales que mantiene en vilo a toda la política de seguridad de la Provincia de Buenos Aires.
    Montado en su bunker de operaciones enfrente del zoo de La Plata, atrás de la parcela que ocupa Investigaciones Complejas y Narcocriminalidad, Matzkin parece convertido en amo y señor del futuro de miles de policías bonaerenses que se encuentran a disposición de un sospechoso sistema de espionaje electrónico, entrecruzamiento de llamadas e intromisión y apertura ilegal de e-mails más propio de una dictadura fascistoide que de un sistema democrático.
    El gobierno nacional tiene un particular interés en saber al dedillo lo que sucede en el ámbito de seguridad bonaerense, pues en definitiva el respaldo fuerte de León Arslanián  no parte del gobernador Felipe Solá sino del Presidente Néstor Kirchner. De allí que el primer mandatario instruyó a la SIDE para que monitoreara en tiempo completo los acontecimientos de seguridad que suceden tras la General Paz.
    Tal es el apoyo de Kirchner a Arslanian, que en épocas recientes, cuando Aníbal Fernández salía algo desbocado -día tras día- a realizar declaraciones pendencieras a diestra y siniestra, el Presidente de la Nación tenía “in pectore” al Ministro de Seguridad de Buenos Aires como posible reemplazante de Fernández si llegaba a tener que cortarle las alas de un día para otro. Ya estaba operando Miguel Bonasso en el Parlamento advirtiendo la salida destemplada del quilmeño del gobierno nacional, cuando éste decidió guardar su lengua para cosas más importantes que la sarta de barbaridades que acostumbraba vociferar permanentemente. Allí se calmó Kirchner y Aníbal conservó su puesto, pero el sillón del Ministerio del Interior alguna vez –mas tarde o temprano-, pertenecerá al ahora Ministro de Felipe Solá.
    Tal es así, que en la Casa Rosada el resultado del espionaje a los aconteceres de la bonaerense alcanzó dimensiones de sorpresa mayúscula.
    A una parte del informe confidencial que circula restringidamente en las áreas más sensibles del poder, tuvo acceso este periodista.
    Y resulta algo estremecedor conocer quiénes y cómo realizan el montaje de inteligencia en la provincia de Buenos Aires.


Gran Hermanito

   
El citado comisario Hugo Matzkin se transformó en el “gran hermanito”  de los policías bonaerenses…, espiándolos a ellos y a sus contactos –y a los contactos de sus contactos- con una actitud de paranoia desenfrenada que terminó dando por tierra con muchas carreras de policías sin pruebas demostrables de corrupción.
    El “salto cuántico” en el manejo de tecnología de espionaje la dio este comisario a partir del “caso Cabezas”. Organismos de seguridad norteamericanos aportaron a la investigación un software de entrecruzamiento de llamadas telefónicas desconocido en la Argentina y ya vetusto, en aquel tiempo, en el arsenal tecnológico del FBI. Matzkin lo recibió en sus manos y guardó en la cajita de un juego de “Family game” llamado Excalibur. Lo bautizó con ese nombre y desde entonces quienes se jactan de ser entendidos en tecnologías de espionaje electrónico hablan del Excalibur como si esa fuese su verdadera denominación.
    Matzkin fue ascendiendo peldaños después del “caso Cabezas” hasta llegar a trabajar codo a codo con el ex Procurador General de la Suprema Corte bonaerense, Eduardo Matías de la Cruz. La APDH-La Plata puso en duda con una denuncia muy puntual la imparcialidad del Procurador: el Banco de Datos sobre torturas policiales a detenidos que funcionaba en la órbita del defensor de Casación, Mario Coriolano, cayó bajo un intento de desestimación por parte de la dupla De la Cruz-Matzkin. Es decir: las grandes facultades de espionaje policial para limpiar la institución de agentes corruptos se encuentra en manos de un hombre sospechado de haber amparado a sus pares torturadores de presos cuando trabajaba junto al Procurador De la Cruz.
    Otro dato relevante y exclusivo que surge de la lectura del informe, es que Hugo Matzkin fue quien hizo difundir la confusa información acerca de las llamadas telefónicas salidas desde la Casa de Gobierno y el Edificio Libertador (sede del Ejército y el Ministerio de Defensa), a las que se le adjudicaba presunta complicidad con las bandas que secuestraron al hermano de Román Riquelme y al padre del técnico millonario Rubén Astrada. En otras palabras,  su intervención mediática en este caso hizo pensar que gente del Gobierno Nacional, del Ejèrcito y/o del Ministerio de Defensa eran cómplices de los secuestradores extorsivos.
  
“Esa jugadita de Matzkin es una factura pendiente que tiene el gobierno nacional con la gente de Felipe Solá”, sostuvieron fuentes de inteligencia a este periodista.
    A Matzkin lo secunda el Comisario Inspector Pablo Breéis,  quien ofició como negociador entre los policías y los delincuentes que tomaron por asalto el banco de Ramallo, con el sangriento desenlace del cuál aún quedan puntos oscuros. La base de Bressi está situada en la ex sede de Sustracción de Automotores, en la avenida Maipú de Vicente López. Desde sus proximidades se hizo la llamada anónima denunciando el sonado y poco creíble complot contra León Arslanián y otros. Es una simple casualidad, aunque las casualidades suman porotos a la parafernalia de informaciones confusas que rondan el asunto de la seguridad en la provincia de Buenos Aires.
    El “modus operandi” impuesto por Matzkin para descubrir supuestos policías corruptos tiene atisbos de una persecución stalinista, y se dice en los mentideros oficiales que Arslanián desconoce el sistema que se utiliza para presentarle la lista de probos y réprobos que ganan espacio en las diferentes purgas policiales.
    Además, desde la unidad de investigación que maneja Matzkin a discreción y sin ningún tipo de control, se operan softwares (GoldenEye, Spy Agent y similares) para decodificar passwords (contraseñas de ingreso a los e-mails) e interceptar correos electrónicos sin la correspondiente orden judicial.
    Un experto de inteligencia con años de calle dijo a este portal: “Qué picnic mediático se haría Juan Carlos Blumberg si supiera cómo se junta la información que da lugar a las purgas de la bonaerense..”.
    También resulta incomprensible –a la luz del informe al que tuvimos acceso-, porqué el cuerpo de auditores de la policía de la provincia montó su base operativa en la sede de la Pastoral Social de San Isidro, sito en Ituzaingó 90. Esos lugares se utilizan solo en casos de emergencias y catástrofes naturales, no como cuevas para instalación de bases policiales que semejan funcionar clandestinamente.


Matzkin en el país de las Maravillas…

  
Hay una historia a la que tuvimos acceso y que parece más propia de un film policial y de suspenso que de la realidad. Sin embargo, consultada con personajes dotados de memoria reconstructiva de los episodios, juran que es verídica.
    En 1973 o 1974, cuando el país era presidido por Juan domingo Perón, operaba en el ámbito de la provincia de Buenos Aires una banda de piratas del asfalto comandada por dos hermanos, Angel y Anibal Riverol.
  
“Eran mafiosos con códigos, jamás le tiraban a la policía ni mataban a nadie… no como la banda del Gordo Valor ni las que vinieron después”, es el comentario lacónico del informante.
    En aquel tiempo, Anibal Riverol se hizo de unas joyas robadas que habrían pertenecido a Eva Perón. Intentó venderlas en Chile hasta que –siempre la versión del espionaje de Estado-, un comando de la SIDE lo asesinó en Santiago y volvió al país con las joyas incautadas. Todo por izquierda, como corresponde a este tipo de episodios turbios.
    En los años ochenta, Angel Riverol –hermano sobreviviente de Aníbal- había hecho una fortuna considerable y decidió dejar su antigua profesión y dedicarse al comercio legal.
    En ese asunto de los negocios, ocurrió que una firma que le adeudaba una fuerte suma le informó que se encontraban en estado de incobrabilidad, y lo que único le ofrecían para saldar la deuda era mercadería de procedencia ilegal que, en conjunto, alcanzaba aproximadamente para cerrar los números.
    La transacción se hizo pero una comisión policial perteneciente al partido de Laferrere,  en el conurbano bonaerense, interceptó el automóvil de Angel Riverol. La comisaría de esa localidad estaba bajo el mando de un comisario llamado Lugos, pero el operativo lo encabezó Hugo Matzkin.
    Nunca se dio a conocer ni oficial ni extraoficialmente las características del episodio. Sin embargo –cuentan los memoriosos-, Angel Riverol recuperó su libertad después de “transferir” una imponente casa de su propiedad en la zona Oeste del Gran Buenos Aires; concretamente en las calles Monseñor de Andrea y Los Andes.
    El ex Director de Cuatrerismo Juan Aibar es quien hoy habita esa propiedad. Casualmente, Aibar es suegro de Hugo Matzkin…, y Matzkin fue cabeza del procedimiento…, y Riverol nunca fue imputado por aquella causa…., y hoy Matzkin es el brazo y la oreja derecha de Arslanián decidiendo purgas policiales…, y el gobierno de Felipe Solá se rasga las vestiduras en cuánto a pureza y honor de los hombres que manejan los hilos de la seguridad bonaerense.
    Es cierto: Blumberg se haría un festín mediático si tuviera en sus manos este dossier que circula en ciertas cuevas oficiales..


¿“Laiza” con uniforme?

   
De los últimos 37 policías exonerados en la departamental San Isidro, 33 son inocentes y solo 4 tienen mugre acumulada”,  sostiene el informante anónimo a este periodista.
  
¿Entonces por qué y cómo los expulsan..?, fue nuestra inquietud.
    La respuesta también nos dejó atónitos: “En el entrecruzamiento de llamadas que rastrea electrónicamente Hugo Matzkin, puede ser que surja alguien con antecedentes delictivos… es normal que los `polis` hablen también con informantes sucios…, es parte del trabajo de ellos, pero cada teléfono sucio que cae en la volteada significa el pase a retiro del policía que habló con ese número telefónico… Es una caza de brujas insólita para un organismo de seguridad”, señala nuestro vocero anónimo. En ese macrouniverso de sospechas por carácter transitivo, cualquiera puede ser victimizado y caerle la hoja de guillotina merced a la ingenuidad (esto es por pensar bien) del Ministro de Seguridad bonaerense.
   
Lo que también sorprende del informe referido es conocer que uno de los polémicos comisarios a quien denuncia Arslanian por el presunto complot para asesinarlo, es Rubén Cabrera, un ex protegido de Juampi Cafiero, a quien no se le puede asignar connotaciones de encubrimiento criminal aunque su gestión haya sido de una ineficiencia atroz.
  
“Cabrera era un pollo al spiedo antes que lo echara Arslanian..”.
  
La pregunta ingenua del periodista: “¿A qué le dicen pollo al spiedo en su jerga?”
  
La respuesta sonriente: “Estaba muerto y seguía dando vueltas..”
  
Efectivamente, Cabrera estaba a punto de retirarse de la bonaerense y tenía sobre sí algunas suposiciones de manejos “non sanctos” de dinero en lo que se llaman “horas cores” (extras) en la bonaerense, durante su estadía en la seguridad del Delta. Pero del complot dicen hasta en la SIDE que es un invento de la gente de Matzkin. El asunto de recaudar sumando horas cores y adicionales que no se practican ya fue denunciado en los casos de partidos de fútbol y se extiende a los ámbitos de seguridades privadas.
  
“El pibe (le dicen así al hombre de Arslanian, no se sabe si cariñosa o despectivamente) quiere despejarse el camino para llegar él a Jefe de la bonaerense… y si el Ministro le da bola el camino se le va despejando con las purgas..”.
    Aún con toda la buena fama y prensa que ganó Juampi Cafiero como inútil pero no corrupto (en los polis como en los políticos no haberse quedado con vueltos ya los hace merecedores a medallones de oro) queda una duda flotando en los alrededores de La Plata que es la comidilla de cuanto “pata negra” se precie de estar informado. Es que el Comisario Jorge Alfredo Fiallo (a quien le dicen “el monje negro de Sobrado”, de quien es secretario) fue descubierto con una cuenta en bancos de las Bahamas donde había depositados 75.000 dólares. Por mucho menos que eso, varios oficiales de la bonaerense sin padrinazgos políticos fueron enviados a sus domicilios y otros –como el citado Fiallo-, a la vera de su vínculo con el Cafiero “progre”, siguen en actividad como si nada. “Varios políticos que pasaron por La Plata –se nos señalan desde fuentes fidedignas- son rehenes de polis que los tienen radiografiados en negociados que no podrían explicar ante la opinión pública.., y eso hace que ciertos  uniformados salgan inmunes de las purgas del armenio”. Al parecer, el Juampi hizo la vista gorda en varios espectáculos explícitos y sus protegidos de entonces siguen caminando la provincia sin problemas.
    Nuestros voceros agregan algunas puntas para entender un poco más el complejo engranaje en que hoy se convirtió la estructura de mandos de la policía bonaerense.
    Dicen que resulta insólito que la red caminera mas grande de la Argentina esté comandada por el Comisario Mayor Gastón Pérez (“Laiza”, como le llaman en la fuerza sus compañeros homofóbicos por algunos parecidos con el personaje televisivo interpretado por Florencia de la V.). Es que Pérez era director de la Escuela de Policía Vucetich en aquel sonado episodio en el que 1000 agentes recién egresados participaron de una fiesta que terminó en desmanes y robos incontrolables. “Si no supo manejar a los pendejos, es una locura ponerlo como jefe de las carreteras de la provincia”,  nos dicen con cierto razonamiento lógico.
    En el medio del análisis, nuestro observador que sabe qué pasa en la bonaerense, afirma que el Director de Seguridad, el Comisario Mayor Iglesias, es un buen policía, mejor persona pero desconocedor total de las prácticas criminales del conurbano. “Iglesias tuvo que soportar la desgracia de que a su hijo lo mataran en Bahía Blanca. Los problemas de seguridad de Bahía Blanca son diferentes a los del Conurbano.... el hombre se halla desorientado”, escuchamos decir surcados por el humo de un cigarro de origen cubano.
    Diferentes hombres que conocen el paño bonaerense sostienen que es el Comisario Inspector Sergio Vargas, jefe de la DDI-Matanza (ex brigada de San Justo), el policía con mayor capacidad para desbaratar la intrincada red de bandas secuestradoras que pululan en el conurbano, algunas independientes y otras contando complicidades policiales. Vargas muestra un perfil bajo pues teme –como el resto- caer víctima de las redes conspirativas del citado Matzkin. “Es lo mejorcito en antisecuestros, la tiene clara... es el ‘ruso’ Sablich de la bonaerense”, nos dicen comparándolo con uno de los mejores investigadores de la Federal de los últimos tiempos.
    Por último, nuestras palomas mensajeras reconocen la integridad profesional de dos hombres que también deben escabullirse de las redes conspirativas para hacer bien su trabajo. Uno es Osvaldo Seisdedos (el “pollo” de Felipe Solá), el otro Daniel Salcedo, a quien se sindica como uno de los mejores técnicos de la policía científica del Cono Sur. Hay quienes dicen que Seisdedos es el “Fino” Palacios de la bonaerense, comparándolo con ese casi emblemático investigador de la Federal que tuvo que pasar a retiro por los caprichos de la Primera Dama y otras cosillas a las que nos referiremos en otra ocasión.
    Como posdata de este informe, cabe señalar que el jefe de la DDI Bahía Blanca, Comisario Abel Ioppolo, es señalado como el hombre más respetado por la base de la DEA en la Argentina y por los expertos del SE.DRO.NAR para luchar contra el narcotráfico bonaerense desde la Dirección de Investigaciones Complejas y Narcocriminalidad. Esta repartición hoy día recibe muchas críticas de otros organismos antidrogas. Dicen que está dirigida por gente que no distingue entre un ladrillo de marihuana y un paquete de yerba Flor de Lis. La droga en la Provincia de Buenos Aires (como en gran parte del país, es cierto) corre como agua de manantial y nadie hace nada por detenerla.
    Ioppolo tuvo un comportamiento más que destacado en dos operaciones de incautación de cocaína trascendentes: “Tormenta Verde” y “Café Blanco”. Los agentes de la DEA que monitoreaban la conducta de los agentes que intervinieron en la operación, reflejaron en dos informes que se mantienen guardados bajo siete llaves la conducta de este comisario a quienes algunos le asignan haber sido el cerebro de ambas operaciones exitosas.
    Habrá mas historias secretas de esta increíble bonaerense..., y de sus políticos que la gobiernan.

 

Jorge D. Boimvaser
info@boimvaser.com.ar

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