En medio de un pronóstico para nada alentador de varios y reconocidos economistas locales, como muy bien lo expresara el periodista James Burns del periódico británico Financial Times, “la Presidenta (argentina) tiene tiempo para ver a Sean Penn y no al presidente de Repsol YPF".
Lo concreto es que toda la parametría indicativa de un incremento en la desaceleración económica local, empiezan a delinear una recesión.
Pese a los aparatosos anuncios que mensualmente se esmera en dar el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray acerca de la recaudación fiscal récord, hace tiempo que los ingresos fiscales resultan deficitarios. Tema que expusimos por última vez el 28 de enero pasado en la siguiente nota: “El déficit fiscal de 2011 fue el más alto de los últimos ocho años”.
Paralelamente, hace unos meses que el consumo no modifica su curva descendente en términos generales (excepto algunas actividades puntuales) y lo mismo ocurre con la demanda de los bienes y servicios nacionales.
Aún considerando las particularidades de esta época del año, ya este 2012 arrancó con índices inherentes a la inversión, actividad comercial, producción y crédito, que dejan en evidencia la reversión del hipotético crecimiento a tasas chinas. Aunque la realidad es que esto nunca fue así, tal como lo anticipáramos el 21 de noviembre del 2011 en “El dato que no tuvo en cuenta Cristina: se incrementará el déficit en 2012”.
En la nota mencionada, dábamos cuenta de que el 17 del mismo mes la presidente Cristina Fernández sostuvo en uno de sus discursos “crecimos más que a tasas chinas”, y seguidamente lanzó un rotundo 9 % acumulado durante los primeros nueve meses de 2011, comparativo con 2010. Aunque el Indec calculó para el mismo período referenciado por la primera mandataria, que en realidad la Argentina creció solo el 7,7 %.
La Sra. Fernández de Kirchner afirmó asimismo categóricamente que “vamos a seguir en ese rumbo”, mientras que lo manifestado esperable en términos oficiales para el 2012 son unos 8 puntos porcentuales y las consultoras privadas proyectan un crecimiento económico cuyo techo no supera el 4,2 %.
El pasado 2 de noviembre, el Gobierno Nacional, a través de sus ministros de planificación y economía, Julio De Vido y Amado Boudou respectivamente, anunció medidas de reducción de subsidios a los servicios de luz, agua y gas.
Asimismo, hace unos días, procedió a implementar la 2da fase del mismo proceso, sumando entre ambas partes, una reducción total en concepto de subsidios cercana a los 5 mil millones de pesos.
Asimismo, ya mucho antes, el 20 de diciembre de 2010, nos preguntábamos desde este medio: ¿Crecemos a tasas chinas o deliran los consultores?, a partir de lo cual, como siempre, esgrimíamos los argumentos por los cuales no era cierto que en Argentina estábamos creciendo a tasas chinas.
Lo concreto es que hoy, el viento de cola parece estar empezando a debilitarse y estarse comportando como una leve brisa que no obstante, posibilita aún al gobierno, seguir aplicando al contabilidad creativa sin que se note demasiado.
Esto de la “sintonía fina” por la que se restringió de manera abrupta la sangría de dólares y se quitaron subsidios, en realidad, no está resolviendo los verdaderos problemas. Y también este tema lo explicamos en detalle en varios y variados informes en las últimas semanas.
Pero lo peor del caso no es todo lo dicho, sino el llamativo consenso —no exteriorizado públicamente, claro— entre economistas con diferente formación ideológica, quienes opinan que existe un alto riesgo de caer en recesión por la pérdida del impulso que va reflejando la economía y las medidas poco felices que están tomando las autoridades.
El tiempo que estiman para tal desenlace oscila entre 90 y 180 días. ¿Podrá esta vez Guillermo Moreno impedir que la sangre llegue al río?
Nidia G. Osimani