En estos días se vive en la Argentina una situación similar a la europea, donde los países del viejo continente que hoy están en crisis dirimen entre aplicar una reducción explícita y nominal de salarios y gasto público, o apelar a la inflación para realizar el mismo ajuste, pero a través de licuar las remuneraciones y el gasto del Estado.
No es algo nuevo: es lo que hizo la Argentina en los años 2002 y 2003 cuando aplicó una fuerte licuación de salarios vía inflación.
Según un informe que este domingo ha dado a conocer el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA), las dificultades fiscales de las provincias y la pérdida de competitividad de las empresas sugieren que, sin un cambio de rumbo, la Argentina va camino hacia un nuevo ajuste.
“Europa se encuentra en una encrucijada similar a la de Argentina al final de la convertibilidad. Salvo Alemania, que sostiene sus altos salarios con muy elevados niveles de productividad y cuentas públicas equilibradas, el resto, tiene niveles de remuneraciones que —con matices— no se condicen con sus niveles de productividad y una dimensión de gasto público incongruente con sus ingresos fiscales”, según IDESA.
La experiencia argentina es por demás ilustrativa sobre cómo opera un ajuste mediante el uso de la inflación. Según datos oficiales del INDEC y el Ministerio de Economía correspondientes a los años 2002 y 2003 se puede observar que:
-Entre los años 2002 y 2003, la inflación fue del 43% acumulada en los dos años.
-En el mismo período, los aumentos de salarios nominales otorgados fueron de apenas 16% acumulados en los dos años.
-Esto significa que el salario real tuvo una caída de 19% acumulado en los dos años.
Como se dijo, la Argentina enfrenta problemas no muy diferentes a los de los países europeos en crisis. Aun con el precio de la soja en un nivel récord, la revaluación brasileña manteniéndose alta y las tasas de interés internacionales inéditamente bajas, los problemas fiscales y de competitividad de la Argentina son indisimulables.
“La crisis en la Provincia de Buenos Aires es apenas un ejemplo de una situación generalizada en los tres niveles de gobierno y es evidente el fracaso de intentar compensar la pérdida de competitividad de la producción interna por medio de controles sobre las importaciones”, insiste el informe.
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Equipo de Economía de Tribuna de Periodistas