“La imagen positiva de la presidenta Cristina Kirchner cayó 20 puntos luego de su triunfo electoral a causa de la tragedia de Once, la quita de subsidios y el caso que involucra al vicepresidente Amado Boudou”. Las duras palabras no fueron pronunciadas por ningún referente de la oposición ni por los “medios hegemónicos”, sino por el analista político y director de la consultora Poliarquía, Fabián Perechodnik.
"Hay que esperar a ver cómo decantan los sucesos", agregó el especialista, quien fue entrevistado este sábado por el programa "Sintonía Fina" que se emite por FM Milenium y disparó la preocupación de los principales funcionarios del kirchnerismo. Según reservadas fuentes del oficialismo, la respuesta a los números de la reputada consultora, será publicada en formato de artículo periodístico en dos de los principales diarios alineados al oficialismo.
Independientemente de las justificaciones que ensaye el Gobierno, lo cierto es que la sociedad se muestra fuertemente decepcionada por lo errático de la gestión oficial en los temas mencionados por Perechodnik. En realidad no es nada nuevo ni novedoso, pero ocurre que, en plena desaceleración de la economía, la ciudadanía tiene ahora más tiempo para analizar las cuestiones políticas que antes parecían no interesarle.
Como dice el saber popular, “cuando a la gente le tocan el bolsillo, empiezan a aparecer en la superficie las grietas del sistema”. El ejemplo más extremo de ello, es lo ocurrido en el año 2001, cuando la catástrofe económica disparó los enojos más furiosos de la sociedad. Ergo, la ciudadanía tolera cualquier tipo de atropello, salvo cuando su propia economía personal muestra fisuras.
La postal de lo antedicho es la que publicó este sábado diario Perfil, donde se hace hincapié en que, por primera vez en tres años hay menos reservas turísticas para Semana Santa. “La desaceleración de la economía producirá un quiebre en los sucesivos booms de personas que se lanzan al turismo los fines de semana largo. Esta Semana Santa muestra que cayeron las reservas en los destinos y medios de transporte típicos de la clase media plena, que el año pasado pudo sumarse al millón de familias ABC1 y de clase media alta que colman las principales rutas”, según el referido matutino.
No es el único dato para preocuparse: el índice de la construcción, uno de los rubros que parecía no dejar de crecer, bajó 4,5% y quebró un ciclo de 27 meses de alzas. ¿Son datos para preocuparse o no? En realidad, depende de lo que haga el Gobierno al respecto.
Si las acciones oficiales solo se enfocan en el sentido de la restricción de importaciones y las bravuconadas del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, la situación empeorará irremediablemente. Especialistas que incluso ostentan simpatías con el “modelo”, advierten que la única salida se dará a través de un combo que prevea el achicamiento del gasto público, una fuerte inyección de capitales, la facilitación al mercado de créditos a medianas empresas y el reimpulso de la industria nacional.
Lamentablemente, nada de ello ocurrirá en los hechos ya que el kirchnerismo insiste en creer que el rumbo que se ha tomado es el adecuado y que nada debe corregirse a nivel económico-financiero. El mejor diagnóstico no lo dio un político, sino un médico clínico hace ya varios años: “Cuando alguien no acepta que tiene una patología, es imposible que haga algo para curarla. La negación nunca ayuda”.
El resultado de esa obstinación ha llevado a que esta semana la Unión Europea, Estados Unidos y otros 12 países denunciaran a la Argentina ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) debido a las trabas a la importación y la presión oficial a empresarios vernáculos, ambas medidas impulsadas por el violento Moreno. Debe mencionarse que sendas situaciones fueron negadas hasta el cansancio por el Gobierno. ¿Cómo hará ahora Cristina Kirchner para exponer sus grandilocuentes cuestionamientos ante el mismo G-20 que ha decidido ahora denunciar a su propio gobierno?
Hay que decir que el señalamiento de marras no es un tema menor, no solo porque se trata de una medida que no tiene antecedentes en la historia, sino porque aísla aún más al país de un escenario mundial que ya era esquivo. “Ahora, peleados con buena parte del mundo, corremos el riesgo de ser sancionados mediante el freno de las exportaciones de la Argentina a los países denunciantes. Si esta sanción se concreta, las exportaciones caerán aún más y Moreno tendrá que contraer más las importaciones para generar el saldo de balance comercial que necesita el Gobierno”, advirtió con gran acierto el economista Roberto Cachanosky.
A la referida denuncia ante la OMC se suma la decisión que días antes tomó Barack Obama, cuando decidió eliminar a la Argentina del Sistema Generalizado de Preferencias. Lo hizo por no cumplir el kirchnerismo con un fallo del CIADI que obligaba al país a indemnizar a dos empresas que habían iniciado juicio por incumplimiento de contratos.
También hay que incluir las observaciones que el Fondo Monetario Internacional (FMI) viene efectuando de manera insistente por el rechazo del oficialismo a mostrar sus estadísticas y otros datos económicos. Mal que le pese a Cristina, ello será motivo de evaluación en pocos meses.
Lo que pocos saben es que Obama se ha mostrado fuertemente preocupado —e interesado— por estas cuestiones. Por ello ha pedido a su secretaria de Estado, Hillary Clinton, que sea enfática en torno a "la defensa del comercio libre y de las reglas claras".
En rigor de verdad, el interés del mandatario estadounidense se disparó en febrero pasado, en el preciso momento en el que recibió un “paper” elaborado por empresarios norteamericanos con intereses en la Argentina, publicado oportunamente por diario La Nación. Allí se habla del llamativo estado de "temor" de puntuales hombres de negocios a levantar la voz sobre lo que sucede, por miedo a que eso generara "restricciones aun peores" por parte de las autoridades.
Nadie previó entonces que el documento aterrizaría en el escritorio de Michael Froman, consejero económico de Obama y quien maneja, justamente, los asuntos de Estados Unidos con el G-20.
Se acabó el temor a Moreno
El poder de Guillermo Moreno comenzó a declinar, no tanto por la elocuente observación de los países que denunciaron a la Argentina, sino más bien por el repentino envalentonamiento de empresarios argentinos, que otrora ostentaban reverencial temor hacia su figura. Furiosos por no haber recibido nada a cambio de su total alineamiento al “modelo”, los capitanes de la economía vernácula han empezado a levantar su voz.
Uno de los que se ha animado a exteriorizar la bronca ha sido el presidente de Fiat en la Argentina, Cristiano Rattazzi, quien advirtió sorpresivamente que "Moreno no es ningún patriota".
En una entrevista que le realizó Marcelo Bonelli por Radio Mitre, el empresario embistió duramente contra la política económica oficial: "Hace años que digo que la inflación es un problema. No se puede hacer lo que querés cuando querés siempre y no importarte nada de la otra gente. No podés no pagar una deuda y reírte en la cara de los acreedores que no cobraron".
Las palabras de Rattazzi no hacen más que reflejar lo que otros empresarios piensan en privado sobre las erráticas políticas oficiales de los últimos tiempos. Ya no se trata solo del apriete y la presión, sino también de las incongruencias más insólitas: baste recordar lo ocurrido respecto a la restricción a la importación de libros sobre la base de que el plomo de la tinta que contienen era cancerígeno. Semejante desvarío obligó a rever la medida por parte del Gobierno.
Sin embargo, no es la única contradicción oficial: según refiere Carlos Pagni este sábado, “Moreno presiona a las petroleras para que aumenten su producción. Tres de ellas, obedientes, importaron más equipos, pero Moreno no les permite sacarlos del puerto”.
Por todo ello, en estas horas gran parte del arco opositor —no se los ve, pero existen— está pidiendo a Cristina la cabeza del titular de la cartera de Comercio Interior. Nada de ello ocurrirá; la mandataria no está dispuesta a entregar a uno de sus alfiles más fieles y eficientes.
Sí evalúa la Presidenta otro tipo de cambios, los cuales, de acuerdo a lo anticipado por Tribuna de Periodistas, involucran a Florencio Randazzo, Nilda Garré y —probablemente— Amado Boudou. Esas movidas serán refrendadas luego de Semana Santa.
La batalla del relato
Un síntoma de la preocupación oficial lo configura el hecho de que el kirchnerismo insista en trabajar sobre el “relato” a través de los medios oficialistas, escapando a la realidad de los hechos fácticos —muchos de los cuales comprometen a la gestión oficial—.
No es casual en ese sentido, el hecho de que hayan recrudecido los rumores de que el supuesto testaferro K Cristóbal López habría adquirido algunos de los medios pertenecientes a Daniel Hadad. El dato fue publicado este viernes por Tribuna: “Hadad finalmente habría vendido gran parte de los medios que tenía y sólo se quedaría con el portal Infobae.com (…) En el Grupo Infobae ya se está preparando la mudanza del portal de noticias a un edifico cercano, en el barrio de Palermo, donde actualmente funciona la oficina de Recursos Humanos, mientras que Radio 10 y C5N quedarían en el mismo lugar de la calle Fitz Roy 1940, pero ya con otro dueño”.
Independientemente de la confirmación de esto último, se ha tornado evidente que el kirchenrismo ha profundizado la pelea por el relato. La irrupción de un miembro de La Cámpora como responsable de la web de agencia Télam da cuenta de ello. “Se vienen días complicados y necesitan reforzar lo que se diga a través de los medios, sobre todo por lo que va a pasar con YPF”, advirtió crípticamente un secretario de segunda línea de la jefatura de Gabinete a este medio.
Es que el espinoso tema de la otrora petrolera estatal se ha vuelto una cuestión que quita el sueño de Cristina Kirchner: el ascendente Axel Kicilloff le sugiere que la estatice, mientras que el devaluado Julio De Vido —junto a la mayoría de otros funcionarios de primera y segunda línea— le aconsejan que se compre un tercio de las acciones. Al igual que el recambio de su gabinete, la Presidenta tomará la decisión final después de las Pascuas. Mientras tanto, las provincias petroleras seguirán cumpliendo la orden oficial de quitar áreas petroleras a YPF, con Chubut a la cabeza.
Otro de los temas que regresarán después de Semana Santa es el de la reforma constitucional. Los diputados ultrakirchneristas Carlos Kunkel y Diana Conti serán los que instalarán el tema en la agenda de los medios. El caso testigo será el de Mendoza, donde el errático gobernador Francisco “Paco” Pérez impulsa una medida similar. El capricho de Cristina quedará pues atado al eventual éxito —o fracaso— de este último mandatario.
Y hablando de gobernadores, ha recrudecido en los últimos días el operativo de esmerilamiento a Daniel Scioli. La orden de la Presidenta ha sido clara: debe golpeárselo donde más le duele.
A ese respecto, dos cuestiones complican la gestión del mandatario: por un lado, su política de seguridad, con Ricardo Casal a la cabeza —hombre al que hay que reconocerle que sabe acumular desaciertos—, la cual será atacada insistentemente por el escriba Horacio Verbistky a través del pasquín oficial Página/12.
Por el otro, el escándalo de la ex Ciccone Calcográfica será el “caballo de Troya” para poner contra las cuerdas la gestión de Scioli e introducir, de paso, al mencionado Cristóbal López en la provincia de Buenos Aires. Sabido es que el sueño de Néstor Kirchner siempre fue que este último desembarcara con sus empresas de juegos de azar en ese fértil territorio.
Mientras esto ocurre, poderosos intendentes del conurbano —especialmente de la zona oeste— han comenzado a reunirse, no solo entre ellos sino también con otros referentes de la oposición —Francisco De Narváez es uno de ellos— a efectos de blindar la gestión de Scioli. Aunque demuestren lo contrario, todos desconfían por igual de las intenciones del vice Gabriel Mariotto. “Nos ofrece dinero y recursos de todo tipo, pero sabemos que le quiere mover el piso a Scioli, y cuando esto ocurra, no nos van a dar ni la guita ni nada”, admitió uno de los jefes comunales más poderosos a Tribuna.
No hay que perder de vista esta última batalla. La provincia de Buenos Aires representa el bastión electoral más importante del país a la hora de imponer a cualquier candidato político. No por nada, desde hace varias semanas, el oficialismo insiste en medir la imagen de Máximo y Alicia Kirchner como eventuales diputados de ese imponente distrito.