Luego de su discurso de esta tarde, Cristina dejó una catarata de afirmaciones que navegan en el mar de las falacias y la hipocresía. Indignado por haber tenido que escuchar tantas incongruencias me tomé el trabajo de refutarlas una a una. Dijo Cristina:
"Me encanta tener un país en el que cualquiera puede decir lo que quiera".
¿Es así? Cualquiera puede decir lo que quiere? Hoy mismo, Tribuna de Periodistas publicó que el marido de Paula de Conto, la mujer que denunció a Guillermo Moreno, comenzó a sufrir un duro hostigamiento a través de amenazas. Lo mismo le ha ocurrido a otros que se animaron a criticar al "modelo", como el inmobiliario Tosselli.
"Si alguien tiene que ofenderse por las cosas que dicen, yo estoy primera en la fila".
¿Qué tendríamos que decir quienes trabajamos en este portal, injuriados a través de mentirosas notas de Tiempo Argentino, revista Veintitrés, y los programas 678 y Duro de Domar? No somos los únicos, los colegas que trabajan en medios no oficialistas como Clarín, La Nación, Perfil y otros, sufren el mismo acoso.
"Es un día especial, nos levantamos y hay argentinos que tienen más derechos que en el día de ayer".
En realidad, los argentinos tienen cada vez menos derechos. El Estado argentino se ha transformado en una especie de "Gran Hermano" en el que todos vivimos vigilados todo el tiempo. No solo no se pueden comprar dólares ya, tampoco se puede criticar abiertamente a la Presidenta de la Nación, so pena de ser "visitado" por la AFIP y otras oficinas estatales.
"Hay una campaña antiargentina".
Es cierto, el problema es que esa campaña la encabezan Cristina y sus funcionarios. La corrupción y las mentiras oficiales permanentes son parte de la "campaña" que tanto daño le hace al país.
"Cada vez que la Argentina quebró, sabemos quiénes se llenaron de oro y de plata y fue con la miseria de los argentinos".
No debería decir eso Cristina teniendo en cuenta que aún no pudo explicar cómo hizo para que su fortuna creciera un 3.540%. Parte de la especulación que denuncia es la que la llevó, junto a su marido, a sacar del país los fondos de Santa Cruz que nunca regresaron.
"Vamos a pagar en dólares porque tenemos las reservas para hacerlo".
Si realmente hubiera dólares en el Banco Central como dice Cristina, ya se hubiera pagado todo hace tiempo. No se hizo porque el BCRA abunda en papales inservibles y en realidad tiene pocos billetes verdes.
"El megacanje y el blindaje eran todos asientos financieros para poder llevarse todo lo que se llevaron. La plata nunca apareció".
Se trata de una crítica por elevación a Domingo Cavallo, sin nombrarlo. Hizo bien Cristina en omitir su nombre ya que su fallecido marido, Néstor Kirchner, era asiduo amigo de él.
"Cuando una ve tanto dolor y tanto egoísmo y tanta mezquindad te sentís dolorida: ¿Cuántos bifes se pueden comer por día? ¿Con cuántos autos van a andar? ¿Cuántas casas quieren? Después dicen que nosotros queremos poder".
Es una pregunta que debería contestar la Presidenta, cuya ambición parece que nunca terminar de saciarse. Ella fue la que apeló incluso al criticable hecho de cobrar una pensión no contributiva que no necesita.
"La Cámara Federal de Apelaciones de la ciudad de Nueva York desconoce la legislación".
Debería saber Cristina que fue el Gobierno argentino el que aceptó en su momento la intervención de esos tribunales.
Carlos Forte
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