El sábado, en la Sociedad Rural Argentina, pudimos ver cómo funciona el Reino del Revés de nuestro país.

El titular de la entidad no habló de su sector o de la Economía nacional solamente. Se refirió a la imperiosa necesidad de castigar la corrupción asqueante de los doce años y medio de kirchnerismo.

Por su parte, el presidente de la Nación, en lugar de recoger el guante y decir que su administración va a ayudar en ese sentido, denunciando la mugre que van encontrando cada hora bajo la alfombra, optó por evitar olímpicamente el tema como si fuera una persona ajena a un proceso de transparencia que la sociedad exige de manera unánime.

Casi todos los argentinos se preguntan lo mismo, a esta hora: ¿Van a condenar a alguien por el robo sistemático a las arcas del erario público?

La clase política y la justicia están haciendo todo lo posible para que no pase absolutamente nada, a pesar de los bolsos obscenos, de los millones de dólares de la Rosadita, de las cajas con varios palos verdes de Florencia Kirchner y de la propia confesión de algunos de los que participaron en el saqueo organizado y orquestado.

Prestemos atención a estos dos grandes temas:

1-Un Congreso Nacional que fue rápido para aprobar el acuerdo con los holdouts y la ley de blanqueo ahora se niega a aprobar la Ley del Arrepentido que tiene media sanción de diputados.

Con esa norma, dos ex secretarios de Estado impresentables como Ricardo Jaime y José López podrían beneficiarse.

Se asegura que los dos buscarían salir de la cárcel y asegurarse un régimen especial si les dan oportunidad con una nueva norma (que excluiría a los ministros y a los presidentes).

¿Por qué el macrismo y sus empresarios amigos le tienen tanto miedo a lo que estos dos chorros podrían llegar a declarar?

Muchos imaginaban que luego del escándalo del convento esta vital norma vería la luz en no más de una semana. Se equivocaron.

El Senado de la Nación va a modificar la sanción de la Cámara Baja y le va a devolver la iniciativa para empantanarla. Para frenarla con la excusa de retoques purificadores.

Tienen pánico a que una serie de normas parecidas a las que promulgaron en Italia, España o Brasil.

En todos esos países, el sistema de partidos políticos tradicionales colapsó o quedó al borde del knock out.

Las leyes anticorrupción serán demoradas ex profeso para ayudar a estrategias como la de Cristina Kirchner, quién quiere “nadar en la mierda” hasta el 2017 cuando se presente como candidata a senadora nacional por la provincia de Santa Cruz.

Aunque pierda (como ocurría con Menem en su propia Rioja natal) entrará por la minoría, tendrá fueros y se volverá un potus en la Cámara Alta como el ex presidente peronista.

2) Los candidatos de Cambiemos se desgañitaron durante la última campaña presidencial prometiendo normas como las que acabamos de nombrar pero ahora sostienen que los desastres que hemos padecido “son temas propios de la justicia” y que ellos son “respetuosos de la división de poderes”.

Sin embargo, hay un tema al que nunca se refieren: la Justicia no es un poder homogéneo, se trata de una mera bolsa de gatos donde aún no ha aparecido ni un solo magistrado capaz de enfrentarse de manera real con el poder político.

¿Qué tipo de especímenes conviven en el interior de este saco pestilente?

a-La Corte Suprema, a cargo de las garantías constitucionales, emite fallos que luego nadie respeta (censo de la ley de glaciares, limpieza del Riachuelo, reposición del fiscal santacruceño Eduardo Sosa, freno al desmonte en Salta, radarización de las fronteras del país, no discriminación de los medios periodísticos a través de la pauta publicitaria, etc).

b-El sistema de apelaciones creado por los legisladores (primera instancia, cámara de apelaciones y luego casación) le ofrecen a los políticos corruptos casi todas las garantías para que sus condenas se vuelvan de cumplimiento casi imposible. Las chicanas jurídicas motivan que el promedio de estos procesos esté en el orden de los tres lustros.

c-El Consejo de la Magistratura está parado hace años. No saca jueces corruptos. El caso más increíble es el de Norberto Oyarbide, a quién nunca pudieron apartar y terminó jubilándose sin ningún tipo de problema.

d-El kirchnerismo dejó a los miembros de Justicia Legítima como garantes de la impunidad. Se trata de fiscales, jueces, camaristas y miembros de casación que impiden cualquier avance serio sobre el Frente para la Victoria.

En plena feria se llegó al ridículo que un juez mande a demorar a su secretaria porque ella se negaba a analizar posibles dádivas del ex ministro Julio De Vido hacia los funcionarios judiciales. El monstruo ideado por Horacio Verbitsky y Carlos Zannini funciona a la perfección.

e-Los doce jueces de Comodoro Py (una troupe maquiavélica creada por la Reforma Constitucional del 94 para garantizar la impunidad de la casta política) es otro verdadero “relojito”.

Simula investigar llamando a declaración e inclusive procesando al poder pero luego todo queda en la nada y los máximos responsables de la hecatombe que estamos soportando se nos siguen cagando de risa.

¿Puede un país resistir la diaria tarea demoledora del derecho que hacen Canicoba Corral (llegó de la mano del menemismo y estuvo en la servilleta de Carlos Corach), Servini de Cubría (25 años en el puesto y más de 200 causas de corrupción esperando su definición), Sebastián Casanello (nombrado por Cristina hace cuatro años y célebre por una lentitud que solo beneficia a los delincuentes), Daniel Rafecas, nombrado por Néstor Kirchner en 2004 (un verdadero torero que esquiva las causas y se saca de encima cuanta atrocidad se le acerque), Julián Ercolini, también nombrado en 2004 por el ex mandatario fallecido (lleva más de una década simulando que investiga a los K por asociación ilícita), Sergio Torres, designado por la Alianza en 2001 (la ONG Acij lo denunció por esconder información pública sobre los negociados en la compra de aviones Embraer al Brasil y las tarjetas Sube), Luis Rodríguez, nombrado en 2012 (cerró la causa contra el segundo de Carlos Zannini), Martínez de Giorgi, nombrado también hace cuatro años (sigue sin resolver el llamado a indagatoria de Hebe de Bonafini, como si la titular de Madre de Plaza de Mayo estuviera más allá de las leyes argentinas) y, por último, Claudio Bonadío, otro magistrado inventado por el menemismo que lleva adelante el sketch contra Cristina pero luego le pronostica tranquilidad en el frente judicial hasta el año próximo (es una suerte de Nostradamus de Retiro, ya que sabe de antemano todo lo que puede pasar en sus causas).

f- Los sindicalistas tienen su cuota histórica de poder ya que manejan de manera indisimulable buena parte de los juzgados laborales.

g-Algo similar ocurre desde el comienzo de los tiempos con la Iglesia Católica, de notable sintonía con los juzgados de familia

h-Los gobernadores manejan “a piacere” a los juzgados federales de sus propios feudos. Estos les responden de manera vertical en el ochenta o noventa por ciento de los casos.

i-Hasta la ex Side, hoy AFI, tiene sus propios juzgados. Basta mencionar los estrechos vínculos que mantenía el ex mandamás de “la Casa”, Antonio Jaime Stiusso, con algunos de zona Norte del conurbano.

j-Los propios narcos tienen a sus propios hombres de leyes, como el ex juez federal de Orán, Raúl Reinoso expulsado de su función por ayudar en Salta a los carteles.

Resumiendo: ni los políticos tienen ganas de que este circo decadente cambie, ni los jueces van a hacer nada para que en Argentina la joda se termine.

El sistema de justicia norteamericano tiene fiscales que son elegidos por el pueblo y deben responder con su accionar en las urnas (basta recordar a un viejo acusador de Arkansas, Bill Clinton, quién luego llegaría a la Casa Blanca y cuya mujer está muy cerca de convertirse en la primer presidenta de la mayor superpotencia del mundo).

El sistema de justicia alemán está fuertemente vinculado al Poder Ejecutivo a la hora de investigar los delitos y crímenes más relevantes. No hay acefalía en la cúpula si saco de felinos como en nuestras pampas.

La mayoría de las democracias del primer mundo, como la española, dotan a sus magistrados de una super profesional Policía Judicial, para tener técnicos que manejen la ciencia del siglo XXI y no efectivos de quinto nivel que les compliquen el trabajo en el terreno.

Argentina asiste a otra gran simulación (una más y van…).

Nadie se dispara un tiro en el pie; nadie tira del mantel para que su propio plato termine en el piso.

A casi todos gobernantes provinciales y de Balcarce 50 les caben las “generales de la ley”.

En otras palabras, como siempre, aquí no va a pasar absolutamente nada.