El Consejo Nacional Electoral de Venezuela acaba de derribar el último jirón de legitimidad que le quedaba al decadente régimen chavista.
La rectora principal, una impresentable llamada Tibisay Lucena, anunció que, de cumplirse todos los requisitos se podría votar la revocatoria del presidente Nicolás Maduro (que tiene índices de desaprobación de más del ochenta por ciento) recién en febrero o marzo de 2017.
¿Dónde está la trampa? Cuando un Jefe de Estado cumple la mitad del mandato (algo que ocurrió para NM en enero de este año) se puede convocar a una consulta popular para sacarlo del poder. Hugo Chávez afrontó dos veces con éxito esa alternativa propia de la democracia directa y consagrada en la Carta Magna nacional.
Sin embargo, si el primer mandatario hubiera cumplido los dos tercios (ocurre a principios del año próximo) será su vice quién complete los seis años de mandato en el Palacio de Miraflores.
Resumiendo: el CNE ha demorado y va a seguir estirando la agonía bolivariana para que los "rojos-rojitos" no dejen el poder hasta 2019. El referéndum castigaría a Maduro pero permitiría al PSUV seguir gobernando.
En un alarde de impunidad, el segundo hombre fuerte del país, el General Diosdado Cabello, aseguró por cadena nacional que podrían revocar a Maduro pero que el vicepresidente Aristóbulo Isturiz designaría luego al propio Nicolás como vice para los años 2017, 2018 y enero de 2019.
Luego, con total desparpajo, vaticinó que se produciría una renuncia en la cima y que volvería de manera campante el actual mandamás/incapaz a conducir los destinos de la atribulada Nación.
Todas estas alquimias ocurren bajo el silencio absoluto del Mecosur, Unasur, OEA, Parlasur y la Celac.
Nuestros diplomáticos se cagan de risa de los venezolanos y de los pueblos de todo el continente.
El Parlamento del país caribeño, ocupado en sus dos terceras partes por la oposición desde diciembre del año pasado, sufrió un golpe similar al que le dió Alberto Fujimori en Perú al poder legislativo local hace más de un cuarto de siglo.
El Tribunal superior de justicia, manejado completamente por el Partido Socialista Unido, declara inconstitucional todas y cada una de las iniciativas sancionadas por la Asamblea.
Un régimen en mano de una verdadera mafia de militares narcotraficantes y asesinos ha terminado con la democracia y por estos lares nadie siquiera se anima a invocar la Carta Democrática para intentar frenarlos.
Peor aún, el macrismo y Cambiemos utilizaron la bandera venezolana durante la campaña presidencial argentina prometiendo que iban a intervenir en contra de la dictadura.
Luego, la realpolitik los hizo cambiar de opinión y hoy auspician desde la Casa Rosada un cínico "diálogo" entre oficialismo y oposición.
Algún día, más temprano que tarde, Mauricio Macri y Susana Malcorra van a tener que rendirle cuentas cara a cara a Leopoldo López, María Corina Machado, Ramos Allup y Henrique Capriles, entre otros.
Los usaron de forros y, una vez enchastrados, los arrojaron al inodoro.