El título oficial, pomposo y burocrático, es: “Aplicación efectiva de la delegación de la instrucción del juez al fiscal que regula el art. 196 del Código Procesal Penal de la Nación”. Más conocida como la flamante RES PGN 99/11, del 1° de este mes.
En español: el procurador general de la Nación, Esteban “Bebe” Righi [foto], le pidió a todos los fiscales que chiflen cuando un juez les tire por la cabeza una investigación a mitad de camino. O, por el contrario, que se las quite en plena pesquisa.
¿Qué significa? Que Righi quiere saber cuántas veces ocurre eso para informarle a la Corte Suprema. Porque se trata de una práctica con una característica singular: es directamente proporcional a la sensibilidad de la causa para el poder, sea este político o económico. ¿Cómo funciona?
Si la causa la tiene un juez y no le interesa, se la emboca al fiscal.
Si la causa la tiene el juez y le interesa, no se la da al fiscal.
Si la causa no la tiene el juez y empieza a interesarle, se la quita al fiscal.
Y si la causa la cerró el juez, el fiscal apeló, la Cámara la reabrió, se la regala al fiscal (siempre y cuando el expediente no le interese al juez, si no, se cumple la regla Nº 2).
¿Dónde ocurre? Righi detalló antecedentes en varios fueros, pero con epicentro en los tribunales de Comodoro Py y algo en el fuero Criminal y Correccional de la Capital Federal. De hecho, todo surgió a partir del reclamo de un fiscal federal de Py, Federico Delgado, y su superior jerárquico, Germán Moldes. Más claro…
Hugo Alconada Mon
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