El luctuoso y gravísimo derrumbe ocurrido hace ya diez días en la calle Bartolomé Mitre 1232 de la Capital Federal, y que tuvo en vilo a todos los porteños, comenzó desde el mismo día a tener las repercusiones políticas que eran esperadas por todos los observadores que siguen el día a día de nuestra Ciudad de Buenos Aires.
En Tribuna de Periodistas fue publicado un detallado informe de las causas, consecuencias y responsabilidades actuales y futuras que, sin duda, todos los funcionarios intervinientes tienen por el hecho de construir indiscriminadamente y que, esperemos, respondan ante las instituciones que correspondan.
Pero, en lo estrictamente político, ya a la tarde del mismo día de ocurrido el derrumbe, y cuando no se tenían mayores certezas sobre el mismo, comenzaron a pulular por el lugar algunos políticos y figurones que ya habían aparecido por las inmediaciones de otro hecho, el ocurrido en Villa Urquiza hace algunos meses.
Vivimos una era, un paradigma, en donde cuesta mucho tratar de acercarse, aún mínimamente, a la realidad de los acontecimientos. Cuantificamos como “muchísimo” en principio, por la imposibilidad de relevar los hechos de manera, aunque sea mínimamente, desde la óptica propia, y en contadísimos casos, desde una óptica fiable.
Allí es donde nace la “mediaticidad”, un neologismo que ha crecido al amparo de los denominados medios insaciables modernos, que no solo nos muestran la realidad, sino que la inventan.
Rápidos, los políticos, navegan sobre esta nueva realidad construida e inventan el “relato” y lo construyen como nueva manera de hacer política.
El blog Relatos Del Presente destaca en su encabezado una frase de la misma presidenta Cristina Fernández: “Hay otro país, hay otro relato diferente del que nos quieren convencer". Todo un síntoma de cómo se pretende gobernar desde la construcción de la historia novelada que, la “intelligenzia” kirhcnerista pretende construir, a fin que se deglute dicha historia novelada, y que, de ser posible, se masque ese asesino vidrio y se trague.
La realidad —y no la “mediaticidad”—, es que los hechos del derrumbe de Mitre 1232 fueron conducidos por el Juez, los Bomberos (Federales)
Así, ayer, el Ministro de Trabajo de la Nación, Carlos Tomada, al parecer aún se siente en campaña electoral, ya que salió a presentar "El Mapa del Derrumbe" un verdadero acto político disfrazado de acción política y/o denuncia de obras en peligro que existirían en
Habría que avisarle al Ministro que para el caso de ser cierto lo él mismo expone, hace tiempo que su Ministerio tiene conocimiento de estos hechos, y de la existencia de obreros y/u otras personas en peligro, por lo que prácticamente se estaría denunciado a sí mismo por el delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público, dado que su Cartera guarda el poder de policía emanado tanto de la ley de asociaciones sindicales, como de la ley de contrato (individual) de trabajo, y que
No parece reparar Tomada que no guarda en su relato la condición de periodista o aspirante a algún cargo, sino, que guarda uno de los Ministerios con más posibilidades de evitar estragos a los trabajadores o a personas relacionadas directa o indirectamente con las actividades regladas desde su cargo, máxime cuando él mismo se jacta de las afiladas relaciones políticas y diálogo con los dirigentes gremiales de muchos de los grandes sindicatos a los que por muchos años representó como abogado.
Tan es así que el mismo Tomada afirmó que sabía desde mediados de año por “denuncias” —las cuales no especificó— de
Al mismo tiempo, el ministro no repara que en la localidad de Pergamino —Provincia de Buenos Aires, a cargo del gobernador Daniel Scioli del Frente para la Victoria, fuerza política oficialista en la que, a la postre, también se encuentra Tomada— han fallecido seis ancianos y otros ocho están en muy grave estado. Habría que avisarle a Tomada que el geriátrico de Pergamino que dejó a esas personas en tal estado, no estaba habilitado ni para los pacientes, ni para los trabajadores.
Tal vez haya que preguntarle a Tomada si le está por “relatar” un “Mapa de los nosocomios con incendio” al gobernador Scioli, en los mismos términos del que expuso por el derrumbe, o solo hará “mapas de…” (agregue el lector el desastre argentino que corresponda, o, como trabajador, donde se sienta en peligro) solo en casos en donde le convenga políticamente.
Dado sus ocho años como Ministro, es necesario recomendarle que se pegue una vueltita por el Melchor Romero u otros de los tantos geriátricos o psiquiátricos bonaerenses al borde del caos edilicio, de personal, y otros por corrupción. Son verdaderas historias de terror tanto para los internos, como para los trabajadores que los padecen cada día.
El Melchor Romero es una real bomba de tiempo para internos y trabajadores, un hospital insano denunciado por la APDH de La Plata, una ONG que se preocupó por los derechos humanos de los allí internados.
Tampoco es probable que Tomada escriba un “Mapa de desastre de la salud argentina” a su colega, el ministro Juan Manzur, o al ministro bonarense Alejandro Collia, dado que todos son, por casualidad, oficialistas.
Y sí, al parecer “hay otro país, hay otro relato diferente del que nos quieren convencer.”
Así estamos.
José Terenzio