Quizá para no tropezar dos veces con la misma piedra después de la cuestionada gestión estatal en Aerolíneas Argentinas, la presidenta Cristina Kirchner recurriría ahora a los servicios de un experto en yacimientos petrolíferos para comandar los destinos de la nueva YPF.
El elegido sería Miguel Galuccio, un ingeniero paranaense de 43 años que se desempeñó en la década de 1990 en la principal firma petrolera de Argentina, cuando YPF era conducida por José Estenssoro, pero luego emigró del país y hasta hace pocos días trabajó para la empresa Schlumberger.
Se trata de la compañía prestadora de servicios para campos petrolíferos más grande del planeta, con sede de Houston, Estados Unidos, pero operaciones en alrededor de 80 países y más de 110 empleados de 140 nacionalidades distintas. El ingeniero Galuccio, graduado aquí en el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), encabezaba la firma IPM (Integrated Project Management), subsidiaria de Schlumberger, pero el mes pasado anunció en Londres su renuncia a la dirección ejecutiva de esa compañía.
Tras su salida de YPF, después de que los españoles de Repsol tomaran el control de la empresa, en 1999, Galuccio se desempeñó durante años en México, donde logró asociar a Schlumberger con la petrolera local Pemex. En ese país de América del Norte, el candidato a transformarse en el nuevo director ejecutivo (CEO) de YPF aplicó un modelo de negocios similar al que buscaría desarrollar aquí el Gobierno con la ex filial argentina de Repsol.
La Casa Rosada pretende aumentar la producción de petroleo y gas para recuperar el autoabastecimiento de combustibles en la Argentina, una capacidad que el país perdió recientemente, y al mismo tiempo maximizar las tareas de refinación y combatir la distorsión de precios. La administración kirchnerista busca también garantizar la oferta y el precio de las garrafas, con el invierno a la vuelta de la esquina ya, y establecer alianzas estratégicas con firmas de la industria, para explotar —por ejemplo— el mega-yacimiento no convencional de Vaca Muerta.
Pues bien, justamente Galuccio es considerado por sus colegas como un expertos en la localización y perforación de pozos y un especialista en la aplicación de nuevas tecnologías para extraer petroleo y gas de manera rentable en zonas adversas y aprovechar de ese modo recursos no convencionales. Según publicó este jueves el diario Ámbito Financiero, en el caso de que Galuccio se convierta finalmente en el CEO de la nueva estructura estatal de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), buscaría formar un grupo de colaboradores estrechos con especialistas de su misma generación.
El ingeniero, hermano de Carlos Galuccio, ex presidente de la Unión Industrial de Entre Ríos (UIER), se encuentra en estos días en el país, tras renunciar IPM y habría mantenido ya reuniones con funcionarios de la Casa Rosada. En la actualidad, YPF está intervenida por el Gobierno, que ubicó al mando de la compañía al ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, secundado por el viceministro de Economía, Axel Kicillof.
Ambos lideran un grupo de trabajo que está integrado, entre otros, por el subsecretario de Coordinación y Control de Gestión del Ministerio de Planificación, Roberto Baratta; el titular de ENARGAS, Antonio Pronsato; y el presidente de ENARSA, Exequiel Espinosa, quien lidera en estros momentos el área clave de Exploración y Producción. De todos modos, mientras suena cada vez con más fuerza la posibilidad de que Galuccio sea designado como director ejecutivo de la nueva YPF, versiones periodísticas sugieren que Cristina —esta vez— además de nombrar a un especialista al frente de la petrolera, le permitiría al ingeniero entrerriano elegir a sus colaboradores más cercanos.
Es que, como anunció la Presidenta el mes pasado, la gestión de YPF sería "absolutamente profesionalizada", para recuperar el prestigio —y la capacidad productiva— de la petrolera y evitar, al mismo tiempo, repetir la experiencia de Aerolíneas Argentinas, cuya gestión, "politizada", le provocó recientemente varios dolores de cabeza a la mandataria.