Entre la multitud de contradicciones que exhibe el modelo económico profundizado por la Sra. Cristina Fernández, quien se autocalifica como “absolutamente responsable y previsible”, la falta de eliminación del impuesto a las ganancias a los salarios, es una de las más destacables.
Como el Gobierno no actualiza los topes del mínimo no imponible, los incrementos que se están negociando por estos días en paritarias, dejan atrapados a 350 mil trabajadores más.
Éstos últimos se agregan al casi millón doscientos mil asalariados ya obligados a tributarlo, los que a partir de los nuevos aumentos, pasarán a pagar más en ese concepto.
Lo mismo ocurre con el salario familiar de cerca de 200 mil empleados, que como consecuencia de las subas, dejarán de percibir las asignaciones familiares para casi medio millón de menores.
Si ya de por sí, el hecho de que a los sueldos se les aplique el impuesto a las ganancias es demencial, peor aún resulta el efecto que la no eliminación de éste produce en los haberes del sector pasivo.
Desde este año, a cerca de medio centenar de jubilados se les comenzó a descontar ganancias, mientras que a alrededor de un cuarto de millón que ya lo pagaban, se les obligará a pagar una porción mayor.
De este modo, se verifica una vez más la falacia del modelo, en tanto las mejoras en los ingresos para promover el consumo y recaudar más en concepto de IVA, sostén básico del sistema tributario, van a parar a la AFIP en concepto de Ganancias.
A todo esto hay que agregarle el hecho de que ninguno de esos aumentos equipara la inflación real, y que las escalas vigentes a las que se aplican hoy las alícuotas, son las mismas desde hace 12 años.
La distorsión es muy grande, y la irresponsabilidad e previsibilidad de quienes manejan los destinos del país, siguen demostrando su característica directamente proporcional.
Nidia Osimani
Twitter: @nidiaosimani