En horas del jueves
El crimen de Once, mal conocido como “Tragedia de Once”, ya había dado por tierra la continuidad de una concesión que resultaba imposible de sostener luego de unos años de experiencia, desde sus inicios, los años 90 malditos para muchos, fenomenales para Carlos Menem y Néstor Carlos Kirchner.
Así, el modelo de desinversión ferroviaria —o consumo de lo existente a cargo y costo del Estado, verdadero propietario— consistía en hacer las reparaciones mínimas, exiguas, insustanciales, cosméticas, con el fin de cobrar los cuantiosos subsidios, siempre pagados, nunca controlados, quizá “retornados” en parte al funcionario de turno.
Con la salida de Metropolitano —ex gerenciador del ex FFAA Roca, en su momento también con intervención de los Cirigliano, Tasselli y Montoto— y la creación de UGOFE (Unidad de Gestión Operativa ferroviaria) desentonaban por lo alto —y por así decir—, los subsidios que percibían los Cirigliano (cabezas visibles del Holding) lo cual resultaba muy sospechoso en cuanto a la posibilidad de que dichos subsidios, no resulten otra cosa que “cajas negras” de donde sostener el sistema de prebendas y corrupción al cual estamos demasiado acostumbrados los argentinos.
Los subsidios percibidos tanto por UGOFE como por Metrovías como Ferrovías son sustancialmente inferiores a los que percibía, hasta la intervención, TBA, máxime por el plan de obras de Ferrovías, y la gestión independiente de Roggio en Metrovías, con lo cual resulta harto sospechoso que exista tanta disparidad en la “cantidad de subsidio” en relación a los costos operativos y las obras encaradas.
Cabe recordar que, por otra causa de mala gestión, Sergio Tasselli está cerca del juicio oral y público.
Los K, la gestión y los sindicatos adictos
En concreto, respecto de los subsidios y los potenciales retornos, todos sospechan que, de manos de los Cirigliano, se financiaron corrupciones y quizá campaña políticas o personales, y no por otra cosa se encuentran imputados Ricardo Jaime y su gente, algunos de ellos, encima, funcionarios de
Hablamos de Unión Ferroviaria que participaba, a través de funcionarios, en
Dicha “matriz” de gestión gerenciadora, funcionariado y sindicato en la gestión, fue en su oportunidad denunciada por la diputada Nacional Elisa Carrió, indicando en la misma que de Vido era la cabeza del “sistema de recaudación” y el canal de retornos o dádivas que, en su oportunidad y mucho antes que ahora, se denunciara.
Los Cirigliano se querían retirar hace 2 años y medio
Según fue publicado en dos ocasiones en medios virtuales (1 y 2), TBA ya resultaba absolutamente “ingerenciable” a comienzos de 2009, lo que habría generado insistentes versiones, a nivel dirigencial del grupo, del retiro de la gestión.
Al parecer, los gruesos subsidios resultaban demasiado tentadores para todos los intervinientes en el modelo, y a pesar del deterioro evidente no ya de mantenimiento, sino, de la imposibilidad de operar el servicio (constantes cancelaciones, mugre, malos sueldos, in cierto destino de algunos fondos, señales deficientes, barreras rotas, retiro de banderilleros en pasos a nivel claves y de recurrentes accidentes, etc.)
En aquel momento, según fuentes recolectadas, la “segunda línea” del gerenciamiento no veía manera de sostener una operatoria razonable del servicio, y resultaba lapidario —como una espada de Damocles sobre sus cabezas— el hecho de que TBA —la empresa que estos mismos funcionarios gestionaban— fuera observada en un duro informe de
La causa Once, un final anunciado
En definitiva, algunos avances en la causa de la masacra de Once, que dejó como saldo 52 muertos y casi 800 heridos, ha volcado la voluntad de una gestión que ya no puede mirar con tanto cariño esa parte del subsidio, y ha optado por recargar todas las tintas sobre la coautora criminal: la empresa TBA, a la postre un incumplidora serial y cómplice del desguace ferroviario.
No es poco. Son culpables, igual que todos los funcionarios que sabían que las tragedias se sucederían, y así todo, no les importó que ocurriera
Así estamos de mal, con o sin bombas de estruendo distractivas.
José Terenzio