El premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz advirtió sobre los inconvenientes que genera una inflación alta y sostuvo que "todos los gobiernos necesitan tener una agencia de estadísticas independiente", al encabezar una nueva conferencia en esta Capital.
Stiglitz volvió a elogiar el proceso de desendeudamiento que llevó adelante la Argentina, aunque después del discurso de tono protocolar que brindó en el lunes acompañado por la presidenta Cristina Kirchner, opinó este martes sobre asuntos más espinosos, relacionados con la problemática económica nacional.
En el marco de la Conferencia Internacional sobre la Crisis de la Deuda Mundial, que se realizó en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, el estadounidense sostuvo que "todos los gobiernos necesitan tener una agencia de estadísticas independiente", sin mencionar —de todos modos— al cuestionado INDEC. Acompañado por el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, Stiglitz —ganador del premio Nobel en 2001—, analizó también la suba de precios y afirmó que la inflación, al igual el acceso a los mercados internacionales, representan "dos variables intermedias, importantes, pero no de preocupación directa".
"Cuando nos dicen que la inflación es el impuesto más cruel, sospechemos, ya que sólo cuando es muy alta puede afectar el crecimiento de un país", remarcó, al tiempo que manifestó que "la preocupación principal de los mercados financieros nunca han sido los pobres y cuando hacen alguna mención explícita es porque tienen algún objetivo en mente". El economista elogió el proceso de desendeudamiento al que se sometió la Argentina en 2005, en un intento por reducir la dependencia de los acreedores externos, y también destacó las retenciones a las exportaciones que impulsa el Gobierno.
"Argentina supo redistribuir beneficios de exportadores y utilizarlos para el bienestar de los más perjudicados por la crisis de 2001", aseguró. Indicó que, en la actualidad, países que "se han sobreendeudado, como España y Grecia, estudian lo sucedido con la última gran reestructuración de deuda soberana y ahí aparece el caso argentino". "Recuerdo que en la década del '90, como economista jefe del Banco Mundial, seguí con atención la evolución de las variables argentinas y la conclusión no era otra que generar un cambio para evitar seguir profundizando el desempleo", sostuvo Stiglitz junto a Lorenzino.
Para el estadounidense, "Argentina enfrentó dos problemas difíciles: la reestructuración de la deuda y el ajuste del tipo de cambio, y creo que es un logro que lo hayan manejado de la forma en que lo hicieron, fue un éxito total". "El manejo de una reestructuración de deuda no es algo fácil, no tenemos un marco al cual sujetarnos y en Europa los problemas son aún más complejos, pero vale la pena pensar en la experiencia argentina para tomar conciencia", advirtió. Remarcó que los problemas económicos en "España e Irlanda —por ejemplo— son mucho más profundos que un tema de deuda" y añadió: "De hecho, estamos hablando de dos países que hasta hace poco tenían superávit, entonces no fue un gasto excesivo lo que provocó la actual situación".
"Un pacto fiscal no va a curar la crisis, es un mal diagnóstico, y reducir el gasto podría exacerbar el problema subyacente", advirtió el estadounidense. Stiglitz dijo que el escenario económico actual en el mundo "es complejo, por China, Europa e India", y planteó que se requieren "muy buenas políticas para evitar una desaceleración" de la economía en un contexto así. Por su parte, Lorenzino resaltó que "el desendeudamiento es un pilar central del nuevo modelo de desarrollo", ya que posibilita "cambiar el círculo vicioso" que generan las deudas, y volvió a cuestionar al Fondo Monetario Internacional (FMI).
"La política de desendeudamiento aplicada desde 2003 no fue espasmódica, sino sistemática. Es algo que toma dimensión viendo la crisis europea", sostuvo el funcionario y valoró la decisión de la Casa Rosada de "desembarazarse de las recetas del FMI", lo cual, a su criterio, permitió "recuperar la política cambiaria y fiscal y hacer política anticíclica". El titular del Palacio de Hacienda también consideró que, sin el desendeudamiento, "no hubiera sido posible ni la estatización de los fondos de pensión, ni la asignación universal por hijo, ni la recuperación de YPF" de parte del Estado nacional.