La nota editorial del Aliverti ofendido por los agravios caceroleantes, es desde hace días la espada de manual con la que se intenta deslegitimar la protesta del jueves pasado.
¿Cómo es la historia? ¿No se puede insultar a la presidente pero si se puede sentir asco públicamente por la mitad de Buenos Aires o se puede ir a las plazas a escupir públicamente afiches con fotos de periodistas, o se puede usar la cadena nacional para insultar a un jubilado o ridiculizar a un cineasta de trayectoria tratandolo injustamente de lustrabotas?
Si un par de docentes ridiculizan en un video a Macri no hay nada de malo, pero si una revista ridiculiza a Cristina en su tapa, salen histéricos a pedir que se retire la revista de la comercialización.
Aliverti, si fuese consecuente con lo que expresa, hace rato debería haber plasmado en hechos lo que intenta profesar con su labia (eso de que a esa parte del pais, a esa gente, la quiere cada vez más lejos).
Si Aliverti representara algo, aunque más no sea, de lo que manifiesta con su discurso radicalizado, jamás tendría en su escuelita de periodismo, acuerdos de pasantías con los zares menemistas de los medios explotadores y mafiosos de la categoría de Magnetto, Monetta, Vila & Manzano o Pierri.
Si como dice Aliverti, lo que pretende es mantener una profunda división con los medios de comunicación que pertenecen a la clase de punta, lo básico, lo indispensable, lo más urgente, lo primero que debería hacer es romper todo lazo que lo una a eso que tanto le desagrada.
Pasa que Aliverti con su moral dice una cosa, y con el bolsillo hace otra.
Más allá de esa estafa moral, hay dos párrafos que rescato de sus editoriales.
Este es uno: "Al margen de discusiones bizantinas sobre el número aproximado de manifestantes, fue mucha gente. Mucha. No provino con exclusividad de los barrios acaudalados. No fue sólo en Buenos Aires. Vamos: con ese mismo volumen de muchedumbre, si es del palo decimos que fue imponente."
Y este es otro: "Esperar a que termine el fútbol y largar cadena nacional a las diez y media de la noche, sin ningún anuncio de trascendencia institucional, un lunes, parece pautado por el enemigo."
Viene bien recordar que no fueron los manifestantes del jueves los que promulgaron la Ley Antiterrorista, ni el veto a la Ley de Glaciares, ni los que entregaron la Cordillera a las empresas extranjeras saqueadoras y contaminantes, ni los que sacaron cagando a la comunidad Qom del piquete en Buenos Aires, ni los que firman acuerdos con Monsanto, ni los que vieron multiplicar sus ganancia desorbitadamente en la función pública, ni los que tuvieron la posibilidad de comprar terrenos a $ 7 el m2 o colocar hasta a sus mascotas en la función pública.
No soy yo el que manda a sus hijos a estudiar a New York o les manda avioncitos oficiales para hacerle sana sana en la rodilla (o en la nariz), o les regala un Mini Cooper para su cumpleaños.
Lo que más duele es que siempre en este tipo de divisiones sociales, la comunidad política critica a la clase media como si ellos fuesen pobres sacrificados. Escuchar al Jefe de Gabinete hablar de Miami, cuando su padre es la mano derecha del empresario más rico del mundo, es tristemente patético.
A ver si lo entienden. ESO es lo que indigna y moviliza la protesta. La impunidad política.
De lo que más está cansada la gente que salió a la calle, es de ver como la clase política chorea diariamente sin ningun tipo de pudor y cuando uno pretende de forma legal crecer económicamente, aunque más no sea un 1% de lo que crecen ellos, te tildan de golpista.
Yo, personalmente, tengo bien definido por qué protesto. Protesto por tanta corrupción y tanto choreo ya desparramado por todo el gobierno. Donde pinchás, sale pus. Todos los días.
Y no me sirve comparar este gobierno con los peores gobiernos de la historia argentina. Yo quiero ir para adelante, no para atrás.
A mí no me conforma el "choreo, pero hago". Hay un montón de cosas con las que estoy de acuerdo con este modelo, y muchas otras no. Una de esas últimas es la corrupción encarnizada que es ninguneada y negada sistemáticamente por la servidumbre judicial de turno.
¿Estoy habilitado para protestar o debo presentarle algún formulario al indigente Echegaray?
Andrés Ballesteros
andresvb1@hotmail.com