Hoy todas las fichas del gobierno nacional —o casi todas— están apostadas al 7D. De hecho, millones de pesos de los fondos públicos estás destinados a mostrar distintos spots publicitarios en lo que podríamos denominar el mayor aparato de propaganda K, que es “Fútbol para Todos” para hacerle entender a la gente que lo único que quiere el kirchnerismo es que se cumpla la ley. Claro, lo que no aclaran es que, como siempre, lo que quieren es que se cumpla una norma que no es, precisamente, justa para todos.
No vamos a analizar el “mamarrachezco” intento de colocar a través del Consejo de la Magistratura un juez “amigo” o qué ocurrirá —o no— después del 7D, sino tratar de aclarar algunos puntos de esta controversial ley de medios.
En primer lugar, el oficialismo dice que, fundamentalmente, la nueva ley sirve para que haya más “pluralidad”. Para ello, se repartirá el espectro radiofónico y televisivo de la siguiente manera: Un 33% para los privados, un 33% para las "supuestas ONG`s" y el otro 33% para el Estado.
Mis preguntas, o dudas, mejor dicho, son las siguientes:
1- ¿Para qué quiere el Estado un 33% del espectro audiovisual? ¿Para perder más plata que la que se pierde con Canal 7, Radio Nacional y Télam, además de los millones destinados al fútbol y automovilismo para todos y la pauta oficial? ¿No será mucho?
2- ¿Cual será el criterio que se va a utilizar para otorgar licencias a tal o cual ONG? Por pura casualidad, ¿alguien puede pensar que este gobierno le pueda dar una licencia, por ejemplo, Héctor Polino, de Consumidores Libres, por citar un caso?
3- Si el Estado va a tener entre las licencias propias y las otorgadas a las ONG`s el 66,666% del espectro, y el 33,333 restante va a estar dividido entre emisoras privadas, que a su vez van a estar conformadas —como ocurre actualmente— por una gran cantidad de medios adictos al gobierno cooptados a través de la pauta oficial, ¿quién construye el monopolio?
4- ¿De qué manera se supone que las emisoras otorgadas a las ONG`s se van a financiar? ¿De dónde van a salir esos recursos?
Por último, vale la pena aclarar dos cosas:
A) El último acto de gobierno de Néstor Kirchner como presidente fue, ni más ni menos, que renovar todas las licencias de radio y televisión a quienes las tenían en ese momento, así sin más, especialmente las del grupo Clarín. Entre ellas canal 13 y Radio Mitre. Eso por un lado, y por otro, lo más grosero, autorizar al Grupo Clarín la fusión de Multicanal y Cablevisión, hoy principal argumento anti Clarín de los K.
B) En realidad, lo que se modificó con esta nueva ley de medios no fue ley de la dictadura, algo que la mayoría desconoce y que, fiel a su costumbre, el gobierno se encargó de tergiversar. La norma de los 70 la modificó Carlos Menem, y veamos los puntos más interesantes.
La “ley de la dictadura”, precisamente era la ley que no permitía que los propietarios de un medio radial o televisivo pudieran ser dueños de diarios. Esta ley fue hecha, aunque parezca mentira, para dos empresarios, Ricardo Héctor García, dueño del diario Crónica y anterior dueño de Canal 11 y Alejandro Romay, dueño de Canal 9 y Radio Libertad.
Fue entonces, durante el gobierno de Menem, que esto —entre otras cosas de menor relevancia— se modificó, permitiendo entonces la conformación de multimedios, como el Grupo Clarín, Atlántida, que además de la editorial del mismo nombre fue beneficiada con las licencias de Canal 11, Radio Continental y FM Hit, o el Grupo América, de Eduardo Eurnekian conformado por Canal 2, Cablevisión, y Radio América entre otros. O sea que lo que realmente se modificó es la ley de medios que había hecho Menem, y no la de la dictadura.
Entonces, para que quede bien claro, podemos decir que Menem hizo lo mismo que pretende hacer este gobierno, pero al revés; y lo más triste es que los que hoy hablan de de “la ley de la dictadura”, monopolios y pluralidad de voces son los mismos que estaban en la década de los 90 durante el gobierno de Menem y, como ahora, repetían sin chistar lo que les decían que tenían que decir.
Igual que ahora, pero con una curiosa diferencia. En la época de Menem, Cristina recibía las órdenes y las acataba a rajatabla, en cambio hoy es ella la que las imparte y, casualmente, Carlos Menem es uno de los que las acata.
Pablo Dócimo
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